El mundo entero celebró ayer el Día Mundial del Teatro, pero lo hizo sin actores sobre la tarima y con el telón bajado desde hace ya dos semanas.Una situación insólita, incluso desagradable para quienes viven de los mundos que se desatan sobre el escenario, para quienes aman este arte con la pasión de un marino surcando los mares.

Habitualmente, cada 27 de marzo el Salón de los Espejos del Romea de Murcia recibe a un buen número personalidades de nuestra poblada comunidad teatral, todos ellos llamados a presenciar o incluso colaborar en la lectura del manifiesto que el Instituto Internacional del Teatro encarga anualmente y desde 1961 a una figura relevante de la escena de cualquier lugar del mundo; en esta ocasión, el director y dramaturgo paquistaní Shahid Mahmood Nadeem. Sin embargo, ayer no había nadie en la primera planta del Romea.

Pero la voluntad de nuestros actores, actrices y directores, dramaturgos, directores, escenógrafos, iluminadores, compositores..., y un largo etcétera, es más fuerte que el dichoso coronavirus. Por ello, y una vez más de la mano de la Asociación de Empresas Productoras de Artes Escénicas de la Región, MurciaaEscena, este año el manifiesto del Día Mundial del Teatro también ha sonado por estas tierras; y no de voz de un único elegido -como es tradición-, sino de Esperanza Clares, de Alquibla; de Alfredo Zamora e Inma Rufete, de Doble K; de Aniceto roca, de Los Claveles... De todos (o, al menos, de muchos). De Trama Teatro, de la compañía del Guerra de Lorca, de Tabatha, de Arena Teatro, de Monis Teatro, de Del Molino Producciones, de Periferia Teatro, de Teatro Cero, de Teatro de la entrega, de Teatro Silfo y hasta de la compañía de Carmen y Matilde Rubio (Ballet Español de Murcia). También de El Árbol Rojo, de Diego Jiménez, de Nacho Vilar Producciones, La Murga Teatro y de la Compañía Lírica Española. Y, por último, de Jo! Producciones, representados por el blanqueño Óscar Molina, actual director de MurciaaEscena, que pone el punto final a una lectura colectiva y desde los respectivos confinamientos de sus protagonistas que fue difundida ayer en vídeo por la asociación.

«Queremos celebrar este día y leer el mensaje como cada año -explican desde MurciaaEscena-. En estos tiempos difíciles de aislamiento y encierro no podíamos dejar pasar la existencia de nuestro día como un día más», añaden. Y es que, aunque desde la Asociación de Empresas Productoras de Artes Escénicas de la Región reconocen que «son tiempos difíciles, tristes y complejos» y que el de ayer fue un 27 de marzo «raro, sin teatro», se muestran confiados de cara al futuro: «Sabemos que nos va a costar remontar de nuevo, salir de esta crisis, pero juntos de la mano podremos salir de esta, podremos volver a llenar las salas, las plazas y las calles. ¡Pronto volveremos a levantar el telón!».

En la misma línea se pronunció la Unión de Actores y Actrices de la Región, que felicitó a todos sus asociados con un vídeo con fotografías de algunos de los intérpretes más destacados de la comunidad y que acompañó con la canción Cómicos, de Víctor Manuel. «Gracias por elegirnos para entretenerte, nutrirte y crear un espacio de confort en tu vida, incluso en estos momentos tan complicados. Cuando todo esto pase, porque estamos seguros de que pasará, seguiremos estando ahí, como siempre, para compartir contigo la importancia de la cultura», apuntó la organización en un post en redes sociales.

«Esto es solo un entreacto»

Más allá de nuestras fronteras regionales, son muchas las estrellas del medio que se han pronunciado sobre este día. A José Sacristán, por ejemplo, «celebrar el Día Mundial del Teatro sin teatro» le resultó «particularmente doloroso», aunque apuntó que esto es «solo un entreacto». Por su parte, Amaya de Miguel, directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y Musicales (INAEM), resaltó lo surrealista de la situación: «Este 27 de marzo de 2020 no es uno más en el calendario; será aquel en el que todos nuestros escenarios permanecieron a oscuras», y en el que actores y técnicos no pudieron hacer su trabajo «y el público tuvo que permanecer en sus casas».

Ante esta situación, Andrés Lima animó a esos aficionados huérfanos y actores parados a «hacer el amor con nosotros mismos» para «embarazarnos de mucho teatro, del necesario, del encuentro, libre y fraternal», mientras que el yeclano Paco Azorín, director y escenógrafo de gran prestigio internacional, pidió al público que, cuando todo esto pase, contribuya a «reabrir» esa «ventana abierta a un mundo desconocido y lleno de misterios».

Sin embargo, el testimonio más escuchado ayer fue el de Mahmood Nadeem, que para eso fue el responsable de firmar el manifiesto de este año. En él, el autor paquistaní aseguró que el hombre necesita «reponer su fuerza espiritual» y el teatro es «un santuario» en el que luchar «contra la apatía, el letargo el pesimismo y el desprecio por el planeta en el que vivimos». «El teatro debe dinamizar y hacer avanzar a la humanidad, ayudarla a levantarse antes de que caiga en un abismo. Es hora de recuperar esa relación simbiótica entre el artista y el público, el pasado y el futuro», alentó.