Ana Curra se ganó el sobrenombre de 'reina del punk' en tiempos de la Movida. A los 20 años fue teclista de Alaska y Los Pegamoides, y después lideró Parálisis Permanente junto a su entonces novio, el malogrado Eduardo Benavente. Creó Seres Vacíos y colaboró con Digital 21, un proyecto esencialmente electrónico. Estuvo semidesaparecida de la luz pública durante un tiempo para resurgir en 2010 con nuevos proyectos, la reivindicación de su pasado y una carrera solitaria apuntalada por el mito del álbum El acto. Ahora estrena nuevo EP, Huaca (cinco canciones y un juego de fotografías firmadas por Alberto García-Alix) en digital, vinilo y cassette. Recién llegada de Berlín, donde ha participado en los actos de conmemoración de la caída del Muro, mañana actúa en Murcia, en Garaje Beat Club. Un regreso por todo lo alto de la incombustible majestad del punk español.

Acabas de llegar de Berlín, de un acto organizado por la embajada de España con motivo del aniversario de la Caída del Muro.

Berlín es una ciudad muy inspiradora, y no habíamos tocado nunca allí, así que era doblemente estimulante. Venimos muy contentos.

¿Cómo has visto el país a tu vuelta?

Qué rollo... Qué mal lo hacen, qué hartura de gente..., son unos ineptos. Es que me aburren ya; son igual, pero mucho peor que antes. Yo creo que todo esto ha sido una pérdida de tiempo y de dinero. Están llenos de ego y no les entra en la cabeza que están ahí para trabajar para nosotros, que para eso les pagamos.

Huaca es tu nuevo trabajo. Lo presentas ahora en Murcia, donde ya has actuado con El acto .

Y muy contentos de ir, porque siempre nos lo pasamos genial en Murcia. Siempre digo que en la zona levantina están muy locos; me encanta el público que hay allí. Hemos sido muy bienvenidos desde hace décadas. Vamos ahora con la novedad de presentar Huaca, que para mí es un lugar de poder donde se atesoran los ancestros, las divinidades, los muertos, aquellos a los que hay que invocar para saber quiénes somos, de dónde venimos y dónde estamos, las grandes preguntas, y ese es el significado que le doy yo al disco. Estoy muy satisfecha con el resultado, y tocaré una representación de esas nuevas canciones, más luego un repertorio de mi carrera. Estarán los grandes clásicos de Parálisis Permanente, Seres Vacíos y Ana Curra en solitario.

¿Cómo se lleva la convivencia con las sombras de Alaska y Eduardo Benavente persiguiéndote?

Es algo que siempre está ahí... Cuando un artista tiene un recorrido largo y ha estado en otras formaciones con personajes tan potentes como ellos es invitable que te vayan comparando. Pero no me siento mal por ello, sino privilegiada, y no solamente de haber compartido el camino con Alaska y Eduardo, sino también con otras personas como El Ángel, con el que hice un disco que se llamaba El ángel y los volcánicos. O con Alberto García Alix, que se ha encargado de la fotografía de este disco. Además, nos lo pasamos muy bien planteando estas cosas... Yo soy de trabajar las cosas mucho, de darles vueltas, y si tengo algo que decir, algo nuevo que aportar, lo hago. No me interesa la repetición en absoluto, me interesa siempre el cambio: eso es lo estimulante.

¿Cuál es el contenido musical de este nuevo EP, Huaca ?

No me gusta mucho definirlo, pero musicalmente te puedo dar algunas pautas: no tiene nada que ver con lo anterior teniendo mucho que ver; hay una esencia con la que se me reconoce inmediatamente, pero la forma de construir las canciones está hecha de otro modo. Digamos que he roto la estructura de las canciones. No son temas que tengan estrofa y estribillo al uso, sino que están 'rotas': se han creado a partir de una letra muy larga donde no se repite absolutamente nada, y a partir de ahí, con una base secuenciada hecha con sintetizadores modulares de los años setenta, con un sonido peculiar muy gordo, pero muy cálido, a la vez muy orgánico, se ha creado todo el fraseo musical, y luego le he integrado todos los instrumentos (batería, bajo, guitarras...). No sé a qué se parece, pero yo estoy muy contenta con el resultado.

Sea como sea, Ana Curra sigue siendo, por supuesto, la reina de lo oscuro y de lo siniestro.

Y me hallo muy cómoda en ese terreno, la verdad. Para mí la oscuridad es buscar tus sombras, afrontar tus miedos para poder brillar.

¿Cuál fue tu motivación a la hora de tocar punk? Venías de la música clásica...

Sí. De niña mi madre me apuntó a clases de piano y luego fui al Conservatorio. Siempre me fascinó la música clásica, pero yo notaba 'rigideces', veía que me faltaba algo. Y si fue mi madre quien me abrió esa puerta, mis dos hermanos se encargaron de enseñarme el punk. Con ellos me tocó vivir el momento glorioso de este género: me llevaron a los primeros conciertos en Madrid, a Burning, a Kaka de Luxe, y vi que era la parte que a mi me faltaba para complementar mi aprendizaje; yo también quería esa visceralidad. Pero en mis conciertos sigo haciendo guiños a la música clásica, porque creo que tanto Bach, como Mozart, como Beethoven -en general, los grandes músicos de la clásica- fueron punk en su día: transgredieron todas las normas. Lo que pasa es que las élites se lo han querido apropiar.

Te sumaste a Parálisis cuando el grupo ya existía, pero tú ya vivías con Eduardo Benavente.

Es que yo tenía contrato discográfico con Hispavox y no podía figurar. De hecho, los dos primeros singles ( Autosuficiencia y Quiero ser santa) los firmaron ellos , aunque, por ejemplo, la letra de la segunda la hice yo. Y en El acto salgo de espaldas precisamente por eso, pero participo en todas las canciones.

¿Cómo era ser punk en los ochenta? ¿Cuál era tu filosofía?

Haz tú mismo las cosas porque nadie las va hacer por ti. Haz un sello independiente porque esto no lo va a sacar nadie si no lo haces tú, por ejemplo. El punk era eso: no te van a ayudar, pero que no te quite nadie la ilusión porque es posible, y nosotros fuimos la muestra de que eso era cierto. Además, el país vivía un momento particularmente adecuado para algo así: veníamos de la censura y la gente estaba con mucha hambre y ganas de hacer cosas. Nos faltaba cultura, herramientas, referencias..., de todo. Se habla poco de ello ahora, pero fuimos los que hicimos que la industria, las salas de conciertos y los equipos de sonido empezaran a existir en España.

¿ Cómo ves la situación en el presente?

Yo creo que siempre ha habido gente moviéndose, pero ahora mismo estamos en un momento de máxima agitación. Hay muchos artistas interesantes haciendo cosas; lo que ocurre es que están en los subterráneos, y hay que saber dónde buscar.

El punk y su rebeldía casan bien con la juventud. ¿Cómo se lleva en una vida más adulta? ¿Se hace duro salir a la carretera?

Se hace duro sobre todo cuando no tienes un nivel económico que te permita cierta holgura, pero más duro es quedarse en casa lamiéndote las heridas o protestando porque esto es una puta mierda. Es mejor salir y seguir haciendo lo que te interesa y exponiendo tu actitud. Es una cuestión de postura vital, y en mi caso ya es tarde para cambiarla, así que mientras esté con fuerzas para hacer conciertos ahí seguiré. También es importante mantener la chispa, porque cuando desaparece ya se hace duro para el que está en el escenario y para el que lo escucha.