Los madrileños Hamlet han entendido perfectamente el concepto de evolución, y aún habiendo pasado más de 20 años desde la publicación de Sanatorio de muñecos, todavía tienen intactas las ganas de seguir experimentando con nuevas texturas sonoras. Su carrera, una vez superados ya los embates del metal alternativo -tal y como demostraron con su ópera prima, Revolución 12.111, y discos como Amnesia o El Inferno-, viró hacia un sonido mucho más consistente y pesado.

Capaces de dar rienda suelta a todo un entramado emocional de furia y agresividad, y lejos de querer repetir una temática antisistema como en sus tres primeros trabajos, Hamlet reflexionan sobre los males modernos -el individualismo, la falta de empatía, la pérdida de confianza...- con Berlín, su último trabajo y, según ellos, un apuntalamiento de la brecha que abrieron con su anteriores trabajos, en el período comprendido entre Syberia y La Ira.

El álbum, que presentan mañana en Garaje Beat, cuenta con once trallazos que explotan con crudeza y rabia, con potente distorsión y voces aberradas. Un disco con el que se han vuelto a superar para reclamar el trono que les pertenece como una de las bandas más potentes del metal estatal.