Toda una vida -casi que desde que nació- cerca de las tablas han convertido a Emilio Gutiérrez Caba en, al menos, una voz más que autorizada en cuanto a cuestiones teatrales en nuestro país. También han hecho su parte sus alabadas dotes interpretativas, claro, reconocidas a lo largo de los años con infinidad de premios, entre ellos, dos Goyas. Por eso, tenerle sobre los escenarios de la Región es siempre un acontecimiento para los amantes de las artes escénicas. Además, este fin de semana le tendrán por aquí por partida doble: mañana, en el Teatro Guerra de Lorca, y el sábado, en el Romea de Murcia. Será con motivo de la representación de Copenhague, un texto de Michael Frayn que adapta y dirige el argentino Claudio Tolcachir y en el que comparte protagonismo con Carlos Hipólito y Malena Gutiérrez. La historia se centra en el encuentro que se produjo en 1941 en la capital de Dinamarca, durante la ocupación por las tropas nazis, entre dos genios de la física cuántica, el gran científico danés Niels Bohr y su exalumno Werner Heisenberg, que era representante de los estamentos nazis.

P ¿Cómo se prepara a Niels Bohr?

R Memorizando lo escrito por Frayn y atendiendo a los antecedentes históricos que puedo, porque esto no es una biografía. No se trata de saber si fumaba pitillos o no los fumaba. Michael Frayn aprovecha su obra para hablar de la amistad, de los problemas éticos de la ciencia.

P Claudio Tolcachir dice de Copenhague que es una obra de género «policial cuántico».

R Es un thriller. No se conocerá nunca la conversación entre Bohr y Heisenberg. Se produjo en una calle oscura, dando un paseo muy corto. Heisenberg le preguntó por la ética de los científicos, Bohr se dio cuenta de que el alemán quería saber más de lo que debía y cortó la conversación.

P ¿Qué le sedujo de esto?

R Copenhague es un texto muy hermoso. Bohr, mi personaje, es muy arriesgado, muy interesante. Es el científico ante la humanidad, ante su mujer, ante su amigo. Todo esto me sedujo de esta obra.

P¿Qué debe tener una obra para que sea la suya?

R Hay una serie de variantes... Pero, sobre todo, la obra que eliges te tiene que gustar; piensa que la vas a representar todos o casi todos los días. No es como una película que la haces y ya está, que a los pocos días la dejas. Aquí tienes que defender el espectáculo día a día ante distintos públicos, y para eso tienes que creer mucho en tu texto.

P Nació durante una gira teatral, y lleva 57 años como profesional de las tablas. ¿Qué ha cambiado?

R Ha cambiado todo. Igual que en la sociedad española en general. El teatro de entonces no tiene nada que ver con el que se hace hoy en día: ni técnicamente, ni siquiera artísticamente. Era otra forma de hacer teatro. Lo hacíamos dos veces al día y catorce veces por semana. Ahora lo hacemos una vez por jornada y dos veces por semana.

P Trabajaban más.

R Se trabajaba más. Se tenía la idea de que el teatro era como tu segunda casa y no había desconexión. Ahora coges a un compañero, hacemos un montaje, se presenta un domingo y hasta el siguiente fin de semana siguiente no nos volvemos a ver. Hacemos una gira de bolos.

P ¿El teatro ya no interesa?

R Se ha reducido mucho el número de espectadores, pero es que todo ha cambiado. Antes sólo había dos espectáculos en realidad: el cine y el teatro; la televisión era una cosa muy marginal... Pero hoy en día la cantidad de espectáculos es enorme: no sólo en la tele, también en Internet...

P ¿Es bueno que todos los teatros sean públicos?

R Las obras de una cierta calidad que se representan en Madrid están producidas por teatros públicos. Los privados tampoco es que tengan muchas posibilidades de producir: no hay un tejido suficiente. En 1968 teníamos en Madrid catorce teatros dramáticos, y ahora están los teatros musicales, que es lo que sabíamos que iba a ocurrir... Los americanos dijeron que tenían que rentabilizar los musicales y para eso lo que hacen es llevarlos a todas partes. Desde mi punto de vista, cualquier obra musical si se hace igual que en el formato de Broadway señala carencias creativas. Cambian los repartos, pero no los mismos pasos.