El escritor José Daniel Espejo ha recibido el Premio Internacional de poesía Juan Rejano con su último libro de poesías (el séptimo de su carrera), Los lagos de Norteamérica, un trabajo "sobre la posición que se nos asigna a los cuidadores y cómo el capitalismo afectivo deforma e inutiliza el relato que nos describe".

¿Qué supone este premio para usted?

Una alegría grande, claro, y también un mensaje de apoyo a una poesía poco transitada en nuestro contexto cultural, una que cuestiona y despieza y saca a la vista la propia identidad para ponerla en común, lo que los griegos llamaban catábasis: una senda bastante solitaria y dolorosa para llegar a un libro que ahora, gracias al premio y la editorial que lo va a publicar, encontrará a su público.

Y lo recibirá el próximo 26 de octubre en Puente Genil durante el VII encuentro de poesía, música y plástica 'Versos en el mapa'.

Sí. Tengo muchas ganas de abrazar, ante todo, a Antonio Roa, que ha hecho lo posible y lo imposible por convertir a su pueblo en una especie de capital de la poesía del sur, con una programación desbordante y unas visitas muy enriquecedoras.

De este premio ha dicho que es "tan meticulosamente transparente e imparcial desde su mismo diseño que la comunidad literaria no ha podido dejar de ver en sus bases toda una declaración de intenciones contra ciertas prácticas poco éticas", ¿a qué se refiere?

El mundo de los premios literarios está desde hace ya algunas décadas en permanente crisis de fiabilidad y legitimidad, en este caso lo que ha hecho el coordinador del Juan Rejano, Alejandro Céspedes, ha sido diseñar las bases para imposibilitar cualquier mala praxis. El número de originales recibidos, más de 900 (un éxito sin paliativos para una primera convocatoria), le da la razón: la comunidad literaria ha entendido la declaración de intenciones que implica este premio y lo ha arropado como se debe.

Destacó también que hay gente de la organización de este premio, y del propio jurado, a la que admira mucho.

Por supuesto, y lo mejor es que a cada uno lo admiro por motivos muy diferentes. Al formar el jurado buscaron, en aras de la imparcialidad, en primer lugar paridad de género y, en segundo, la mayor diversidad estética posible.

Incluso nombró al propio Juan Rejano, a quien se homenajea con este premio internacional€

Junto a Max Aub, Rosa Chacel o Luis Cernuda, Rejano es una de las grandes voces de la literatura española del exilio, ese grupo de autores que se vieron obligados a salir del país debido a sus ideas republicanas tras el golpe de Estado del 36. Casi toda su carrera la desarrolló en México, donde tuteló a varias generaciones de escritores desde las páginas de Literatura de El Nacional. Sin duda es un ejemplo, alguien a quien aspirar a parecerse, un buen escudo de armas para un premio así.

¿De qué trata Los lagos de Norteamérica

Es sobre todo un libro sobre los cuidados, sobre el peso de este trabajo invisibilizado que nos permite sobrevivir como especie. Es, más aún que eso, un libro sobre la posición -en la sociedad, en el imaginario público, en el lenguaje- que se nos asigna a los cuidadores y cómo el capitalismo afectivo deforma e inutiliza el relato que nos describe. Al romper ese relato, aparecen los monstruos. Y hasta ahí puedo leer.

¿Es cierto que estuvo a punto de guardar este libro en un cajón para no publicarlo?

Sí, a principios de año, tras un primer rechazo editorial y un par de relecturas. No siempre he sabido responderme a preguntas como '¿pero de verdad estás seguro de querer exponerte así?' o '¿no crees que esto que cuentas aquí puede hacerle mucho daño a alguien?'. O, sobre todo: '¿Quién te va a entender?'.

Por suerte, al final, desechó esa idea. Por último quiero preguntarle, ¿cómo ve el panorama de la poesía actualmente?

Veo mucha riqueza, mucho compromiso, mucha experimentación, mucho talento por todas partes. Muchas editoriales defendiendo propuestas heterodoxas, muchos poetas valientes adentrándose en terrenos inexplorados, mucho coraje, mucho juego, mucha ambición. Mucho, muchísimo lector, también, o incluso, espectadores. Es maravilloso, incluso contando con aquellas propuestas que no me interesan, en conjunto muy bien. O seré yo, que estoy enamorado.