El Teatro Romea de Murcia volverá a vestirse hoy de gala para una noche de ópera. Lo hará con la colaboración de Concerlirica y la compañía de la Ópera Nacional de Moldavia, que ya ha presentado en la Región los principales clásicos de Verdi. Esta vez, en cambio, la música será obra del francés Georges Bizet; en concreto, la de su ópera mundialmente conocida Carmen. Con motivo de su representación -con un elenco internacional-, LA OPINIÓN ha charlado con el tenor madrileño Israel Lozano (1981), que interpreta en esta producción de lujo a uno de sus personajes principales.

Buenos, Israel, llega a Murcia con un equipo y una producción de lujo, así como con una obra que es historia dentro del mundo de la ópera. ¿Qué nos puede contar de Carmen , qué se van a encontrar los aficionados que acudan al Romea?

Bueno, en primer lugar, es un placer poder volver a cantar en tierra murciana, donde anteriormente ya he cantado en Abarán y Cartagena y ahora tengo la oportunidad de hacerlo en Murcia capital de la mano de Concerlirica y Leonor Gago. Dicho esto, Carmen es una de las óperas más representadas y más exitosas a nivel mundial, una pieza en la que se entremezclan el amor, el honor, el orgullo, la pasión y, sobre todo, los celos. Además, es una música preciosa que contagia solo con oírla la primera vez, así que no tengo dudas de que los espectadores que vayan a ver esta producción van a salir enamorados de esta ópera.

Y con usted, además, ocupando un papel principal: el de don José, pretendiente de la propia Carmen. ¿Cómo es meterse en su piel?

Don José es un militar navarro, personaje que aparentemente es campechano y fiel a las tradiciones familiares, especialmente por la influencia de su querida madre, quien además quiere casarle con Micaela, que es un personaje dulce y bondadoso, la chica buena de la ópera. Todo esto dura hasta que conoce a Carmen, que despierta en don José una pasión desenfrenada, envuelta principalmente por los celos y que termina de manera trágica.

Pese a que todavía es muy joven, carga a sus espaldas con una dilatada carrera en el mundo de la ópera, y ha tenido la oportunidad de presentar en escena a personajes emblemáticos. ¿Alguno que recuerde con particular cariño?

He tenido la fortuna de haber cantado en 26 países como tenor solista entre conciertos y producciones de ópera, así que... Pero bueno, entre las los papeles que más me gusta interpretar se encuentran Rodolfo, de La Bohème; Edgardo, de Lucía de Lammermoor, y Pinkerton, de Madama Butterfly, o Alfredo, en La Traviata.

Volviendo a don José y Carmen , esta visita la hace de la mano de la Ópera Nacional de Moldavia, a la que ya hemos visto antes por aquí con obras, especialmente, de Verdi. No obstante, en esta ocasión juega en 'casa': la obra de Bizet está inspirada en España, y aunque tiene alguna compatriota en el reparto, éste es eminentemente internacional. ¿Le ofrece ciertas ventajas 'conocer' el entorno?

La música es un lenguaje universal, y si bien es cierto que Carmen basa todo su argumento en España, es una de las óperas francesas más importantes, con lo cual es muy interesante trabajar esa dualidad simultáneamente. Pero en la partitura están escritas muchas observaciones que ayudan a cada personaje independientemente de su nacionalidad a entender ciertos aspectos, aunque desde luego te da un poco de ventaja conocer en profundidad alguno de ellos.

Ya que hablamos de sus compañeros, ¿qué tal el reparto? ¿Cómo es trabajar con ellos?

El reparto de esta producción está compuesto por grandes artistas y profesionales. Con alguno de ellos he tenido la oportunidad de cantar anteriormente, por ejemplo, con el maestro Nicolae Dohotaru, con Verónica Tello, Andrea Vittorio de Campo, y, en esta ocasión, también con Tatiana Spasskaya, Maria Cara y Iurie Maimescu. Para mí es un placer trabajar con gente tan entregada, que se deja la piel en el escenario y que además hace una gran labor por mantener viva la ópera.

Por cierto, ¿cómo ve el panorama operístico en nuestro país? Da la sensación de que en los últimos años ha remontado, o, por lo menos, se ha 'democratizado', en el sentido de que ya no es un espectáculo que parezca exclusivo de las clases altas.

Es verdad. En los últimos años creo que se están representando más producciones, lo cual es una buena noticia. En España tenemos grandes cantantes de ópera y muy buenas orquestas que merecen que la música clásica y la ópera se representen cada vez más. Creo que todavía hay mucho por hacer para lograr este cometido, como por ejemplo crear leyes que incentiven el patrocinio, con desgravaciones fiscales para todas aquellas empresas que apoyen a la cultura y en especial a la ópera, como ocurre en otros países. Nosotros, mientras tanto, como embajadores musicales, seguimos manteniendo vivo este maravilloso género lírico y de música clásica que debe llegar cada vez más a todo tipo de público.

Se lo pregunto porque durante años sí ha sido así: la ópera era algo reservado para un determinado tipo de público. Así que... ¿cómo llega un chico de Carabanchel a interesarse por la ópera?

De pura casualidad, aunque el concierto de los tres tenores -con los grandes maestros Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras- marcó sin duda mi carrera y mi vida. Siendo el mayor de seis hermano, fui quien puso en casa una ópera por primera vez, y escuchando y cantando las canciones de Nino Bravo conocí a mi maestra Emelina López, quien me enseñó a volar y siguió cultivando en mí este arte que posteriormente siguió madurando en mis años de estudio con el maestro Alfredo Kraus y, posteriormente, el doctor Stanley Cornett en Estados Unidos. Aunque nunca se para de aprender en esta profesión: requiere de una motivación muy especial que te permita reinventarte.

He leído que, además, se le considera como un «discípulo de Plácido Domingo». No sé si ha tenido la oportunidad de coincidir con él, pero imagino que para usted -y para cualquiera que se dedique o quiera dedicarse a esto- el madrileño es un referente.

Sí. He tenido la fortuna y el honor de estudiar y trabajar con el maestro Plácido Domingo en el Domingo Cafritz Young Artist Program de la Washington National Opera. Ganar tres premios de su concurso Internacional Operalia me abrió las puertas a nivel internacional. Después de eso, he cantado con el maestro Domingo en algunos conciertos y producciones de ópera en Washington DC, Viena, Madrid y Santiago de Chile. Cantar y trabajar con uno de los grandes como es Plácido Domingo siempre es algo muy enriquecedor y motivador que cambia tu vida.

Ha cantando con los maestros, ha actuado en algunas de las mejores 'plazas' de Europa, ha interpretado a los personajes más emblemáticos..., pero supongo que el artista siempre es ambicioso. ¿Algún reto todavía por superar? ¿Algún papel que te gustaría interpretar?

¡Muchísimos! Muchos todavía por recorrer, muchos sueños todavía por realizar y cumplir. Me gustaría cantar en teatros tan importantes como el Scala de Milán, el Covent Garden o el Metropolitan de Nueva York. Estoy trabajando en ello, y en especial en un nuevo proyecto, la Ópera Magallanes, con motivo del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo Magallanes-Elcano, cuyos compositores son Marco Reghezza y Giovanni Schapecci y el antropólogo y libretista Jose Manuel Núñez de la Fuente. Ya os contare...

Con respecto a la parte de formación artística y qué papel me gustaría interpretar, con el tiempo la voz va madurando como el vino, y hay papeles que igual antes no podía asumir y ahora ya puedo afrontar. Me gustaría de hecho poder hacer de Riccardo en Un ballo in maschera, o de Rodolfo en Luisa Miller o Des Grieux de Manon Lescaut, y seguir puliendo otros: Edgardo, Cavaradossi, Radames... En fin, ¡la vida artística y romántica de un tenor! [Risas].