Hablar de Mary Quant es hablar de minifalda, prenda que escandalizó a los puritanos y que, por el contrario, conquistó a la mujer, tanto que la convirtió en bandera de su liberación. Ahora, cuando su creadora cumple 85 años, la minifalda vive una eterna juventud.

Corría la década de los sesenta, años de optimismo, libertad y agitación social. La calle demandaba cambios y modernidad y la mujer sentía la necesidad de liberarse de ataduras, motivos por los que la diseñadora Mary Quant metió la tijera y acortó quince centímetros la falda.

«La minifalda no surgió de una manera concienzuda: fue una explosión, una necesidad, la juventud lo pedía a gritos», ha declarado públicamente Mary Quant, quien utilizó una margarita como símbolo de la revolución juvenil.

Este corte atrevido y también trasgresor revolucionó la moda y convirtió a la minifalda en una herramienta de empoderamiento para la mujer en una época en la que era impensable que mostrara sus rodillas.

A pesar de ser una prenda reivindicativa, por una u otra razón, la minifalda siempre va acompañada de apellidos en ocasiones machistas e, incluso, sexistas, ya lo cantaba Manolo Escobar: «Cuando vayas a los toros no te pongas la minifalda».

«La diseñé pensando en mí y en mis amigas; nunca creí que llegaría a tener tanto éxito, aunque mi mayor éxito fue ser útil a la época y a la generación a la que pertenece», destacó en varias ocasiones la diseñadora.

A partir de ese momento, Mary Quant, que este lunes soplará 85 velas, pasó a ser mundialmente conocida como la madre de la minifalda, un diseño, que a priori, nadie le auguraba larga vida por considerarla una extravagancia.

Mary Quant, que vive alejada de la moda desde el año 2000 cuando vendió su empresa a inversores japoneses, aprendió a coser por necesidad, se arreglaba los vestidos que heredaba de sus primas. Montó su primera boutique, la mítica Bazaar, en King's Road, con el dinero que recibió de una herencia.

La creadora hacía todo. Compraba los tejidos, dibujaba los patrones, cortaba las telas y cosía las prendas. Impulsó las mallas de colores, los cinturones caídos, los chalecos de ganchillo o las chaquetas de polivinilo, un estilo conocido como Chelsea look.

Mary Quant trasladó la moda a la calle. Inventó los pantalones cortos, ideó un nuevo maquillaje y consiguió que las mujeres dejaran de seguir las reglas y de vestir como sus madres; era, sin duda, el rechazo a los convencionalismos burgueses.

Pero la historia de la minifalda comenzó con un desfile el 10 de julio de 1964; en él, esa joven londinense presentaba su propuesta de verano a base de faldas minis, que dejaban al descubierto los muslos.

Así, con firmeza sobre una pasarela, la minifalda dio sus primeros pasos ante miradas atónitas, otras deseosas de juzgar y otras que vieron la prenda como una oportunidad. El resultado fue un rotundo éxito.

Desde entonces, han pasado 55 años, esta prenda ha sufrido distintos grados de popularidad, pero jamás ha llegado a desaparecer del armario de la mujer. La influencia de Mary Quant continúa en las pasarelas. Larga vida a la minifalda.