Breis (Manolo Breis), el cantautor murciano afincado en Barcelona, parece tener energía suficiente para continuar dando lo mejor de sí en una larga carrera con vino y rosas en el equipaje. Volvía a la carga con otra gran colección de formidables canciones, entre el pop más clásico de los 60, el folkrock y el 'americana', en castellano, demostrando que los grandes discos no necesitan de grandes alardes. M ( Sweet Song Records, 18) es su noveno disco, muy recomendable. Se trata de un disco muy personal en el que ha tocado más de una docena de instrumentos de todo tipo (con la colaboración de Joaquín Talismán y Fernando Rubio, y los coros de Angela, Jani y Fanny), todos ellos con gran sensibilidad. Lanzamiento a lanzamiento y paso a paso, se ha ido forjando la propuesta de Breis, con quien hablamos antes de presentar M en casa contando con la presencia de Lynne Martin, que presentará su disco Texturas.

M el título de tu nuevo disco, ¿es una referencia a la inicial de tu nombre (Manolo,) a la música..? ¿Son estas tus canciones más personales?

M en un principio era una referencia a la música. Después me he ido dando cuenta de que también se asocia con mi nombre, con Murcia, con muchas cosas ligadas a mí.

¿Qué tienen en común estas nuevas canciones?

Son canciones que había dejado de hacer en los directos. Había algo en ellas con lo que ya no me encontraba cómodo. Pero a la vez me gustan mucho, y cuando las tocaba en casa las disfrutaba de nuevo. Decidí rescatarlas y grabarlas tal y como las siento a día de hoy. El tiempo no hace rehenes; no soy el mismo que hace 10 años, y las canciones me sugerían otros caminos.

Me voy de aquí es una de las expresiones que se escuchan. ¿Has tenido alguna vez la tentación de tirar la toalla? ¿Te fuiste de Murcia porque no había otra?

Creo que en mi caso no hay ninguna toalla que tirar a estas alturas. No persigo nada, no tengo metas. Me dedico a hacer lo que me gusta cuando las circunstancias lo permiten, y me considero muy afortunado por ello. El cambio de Murcia no obedece a motivos musicales, sino personales. Hoy día, hacer música se puede hacer en cualquier lugar.

M presenta influencias muy variadas, pero, ¿todo surge del sonido americano? ¿Te atreves a definir la música que podemos encontrar en este disco?

Las influencias son lo que escucho, que es lo que al final te va moldeando a la hora de componer y grabar. Escucho fundamentalmente música norteamericana: Wilco, Jayhawks, Eels, Jonathan Wilson, Josh Rouse, Low€ A los clásicos creo que no hace falta ni mención. Es un disco de rock americano cantado en castellano y con distintas texturas. No se basa en una época concreta, sino más bien en un recorrido por distintos pasajes.

Ahora resulta que a la gente joven le gusta lo que hacen bandas como Mumford & Sons. Los ves con álbumes de Neil Young bajo el brazo. ¿Cuál crees que es el motivo de este repentino interés por el sonido americano?

Cuando los vuelvas a ver por la calle hazles una foto, a ver si conseguimos desmontar la historia ésa de que a los jóvenes ya no les interesa el rock de guitarra. El que aprecia la música como algo importante en su vida seguro que bucea y descubre todos esos discos magníficos de los 60 y 70; lo veo como algo normal. El peligro es el discurso generalista que intenta convencernos a todos de qué es lo bueno y lo malo en función de los intereses del momento.

La nota de prensa cuenta que en el disco encontramos canciones descartadas en su momento o apartadas. ¿Qué ha ocurrido para que procedas a su rescate? ¿Has vuelto a grabarlas para adaptarlas a tus actuales circunstancias vitales y artísticas?

Las he vuelto a grabar porque se merecían una segunda oportunidad y volver a sonar en directo. En algunas hay incluso cambios de composición, de armonías, etc. Es lo que me pedían a día de hoy.

A veces parece que ya está todo escrito. ¿Es difícil encontrar historias que no sean una reformulación de otras que ya han sido escritas?

Ni idea. No intento innovar ni descubrir otros mundos. Yo intento transmitir mis ideas, mis sentimientos y mi forma de ver la vida. Mi universo particular, mi música, es como una mirilla en la puerta a través de la cual se puede ver lo que hay dentro.

Decía Lennon que en sus canciones, de un modo u otro, al final siempre hablaba de sí mismo o para sí mismo. ¿Cuánto hablan las tuyas sobre Manolo Breis?

La distancia es el olvido, por eso siempre intento estar cerca. Mis canciones soy yo, a pecho descubierto. No sé componer desde la frontera de una coraza. No tendría sentido en mi forma de concebir la música.

Relacionas tus discos con etapas de tu vida. ¿La música puede ser una de forma terapia?

Hacer canciones es un privilegio para mói. Tengo un elemento en mi vida que me permite llegar a mundos internos que de otra manera me sería imposible.

¿Cuáles son las fuentes que nutren el universo estético de tu obra? ¿Puedes comentarnos algunas referencias?

Soy un costumbrista sin remedio. Lo que más me llama la atención es el día a día y las cosas que me pasan y veo a mi alrededor. No es un mundo de glamour, pero es muy real; soy quizá mas folk que rock en ese sentido.

¿Crees que, a diferencia de otros países, es más difícil ser reconocido y respetado como músico profesional en España? ¿Por qué crees que ocurre esto?

En España nunca se ha considerado muy en serio la profesión de artista en general. No cuenta con reconocimiento ni profesional, laboral, moral, social. En otros países es totalmente distinto, pero aquí no es el caso. El motivo o el origen de esta percepción lo desconozco. Es muy común aquello de «¿eres músico, verdad?, pero de qué trabajas?». Te lo dicen sin maldad, pero en la pregunta va implícito que el arte no es un trabajo.

En este mundo de redes sociales, ¿crees que te has situado fuera de juego?

No creo mucho en las redes sociales, ni en su fuerza para mejorar las cosas. En diez años hemos pasado de La Primavera Árabe a Donald Trump. No veo que aporten gran cosa positiva. Pero es una de las pocas vías que tengo para dar a conocer mi trabajo, y me permite un contacto directo con la gente, y eso es algo que sí me gusta.