Foo Fighters están de vuelta con 'Concrete and Gold', su noveno disco de estudio en los 22 años transcurridos desde aquel debut homónimo que casi podría considerarse como un proyecto en solitario de Dave Grohl, que canalizaba así sus inquietudes artísticas tras el abrupto y trágico fin de su anterior banda, Nirvana.

Durante este tiempo, Foo Fighters han crecido y se han consolidado como uno de los grupos esenciales para comprender el rock del siglo XXI. Y Dave Grohl se ha redefinido a sí mismo hasta el punto de casi conseguir que nos olvidemos de su 'otra vida' anterior como batería de Nirvana a la sombra del icono generacional Kurt Cobain.

De hecho, no nos engañemos, para muchos chavales que o nacieron o cobraron conciencia tras el suicidio de Cobain, aquellos años del grunge no son más que una vieja película en blanco y negro. Para ellos, ese pasado es como si no hubiera existido. Para esa siguiente generación, el tipo molón es Dave Grohl y punto final.

El camino hasta el momento actual de popularidad de Foo Fighters no ha sido en absoluto fácil. Muchos recibieron a la banda con recelo tras su nacimiento en 1994, el mismo año del adiós de Cobain. Pero con trabajo, tesón y, sobre todo, canciones, Grohl reescribió su propia historia y llegó a la más alta de las cimas.

Todo ello en un periplo que desde el pasado 15 de septiembre cuenta con nueve discos de estudio. Algunos más pletóricos que otros, pero todos ellos indudablemente consistentes. Para celebrar el regreso del grupo, nos lanzamos a un juego dominical: ordenar esos discos clasificándolos de peor a mejor.

Sonic Higghways (2015)

Un proyecto titánico para grabar cada canción en una ciudad estadounidense y, de paso, filmar una serie documental sobre el proceso. Cada capítulo correspondiente a una canción y una ciudad, contando su historia musical y con ilustres invitados. Quizás por la magnitud del esfuerzo, la música es lo que se resiente relativamente.

No hay disco malo de Foo Fighters, eso vaya por delante, y aquí hay canciones esplendorosas como Something from nothing, Outside o The feast and the famine. Pero hay cierta sensación de que, como álbum, podría haber llegado a más si se hubiera creado de una manera menos ambiciosa. Eso sí, merece mucho la pena ver la serie, desde luego.

In your honor (2005)

Otro proyecto que se pasa de frenada, aunque hay que reconocer la originalidad y la dedicación. Pero eso de un disco doble con canciones eléctricas y otras acústicas al final deriva en dispersión y demasiadas canciones de relleno. Los portentosos singles 'Best of you' y 'DOA', convenientemente arropados, lucirían mejor en un mar de aguas cristalinas que en un océano interminable de profundidad infinita.

Concrete and gold (2017)

La última entrega de la banda apenas lleva una semana entre nosotros, por lo que tiene un amplio margen de crecimiento. El primer anticipo, 'Run', contiene el riff más duro que jamás encontrarás en un disco de Foo Fighters y eso contentó a los parroquianos. Pero el resto no luce el mismo músculo, con el grupo recordando demasiado al rock de los setenta y ochenta. Un trabajo variado y notable, que no es poco.One bny one (2002)

Un disco que comienza un trallazo como 'All my life' merece una ovación cerrada. El complejo intríngulis es cómo mantener la energía después de esos cuatro minutos. Grohl y compañía lo resuelven con bastante buena nota gracias a una sucesión de salvajes riffs y canciones con la pegada de 'Low', 'Have it all' y 'Overdrive'. Además, meten en la fórmula un himno épico tan solvente como 'Times like these', pero de nuevo su excesivo minutaje le colocan por detrás de otros trabajos.

Echoes, silence, patience & grace(2007)

Hilando con la anterior frase, el grupo supo concretar su propuesta en su sexta entrega con una buena colección de guitarrazos, melodías certeras, tramos acústicos, canciones expansivas como 'Cheer up boys' y puñetazos como 'Erase/Replace'. Y bueno, los singles de este disco son clásicos absolutos del rock de nuestro tiempo: 'The pretender' y 'Long road to ruin'. Por eso es mejor que los otros de los que hemos hablado.

There is nothing left to lose (1999)

Eso de los singles portentosos se les da muy bien a Foo Fighters. Y un buen sencillo, acompañados de uno de esos videoclips tan chulos que saben hacer, puede aumentar la trascendencia de un buen álbum. Eso ocurre con su tercera obra, que aún estando por detrás de sus predecesoras en el tiempo, cuenta con 'Learn to fly', otro clásico contemporáneo indiscutible. 'Breakout' y el resto de los once temas son todo un tratado de rock alternativo noventero para estudiar en las escuelas.

Foo Figthters (1995)

Como decíamos, casi un proyecto solista de Dave Grohl, quien compuso algunas de estas canciones aún con Nirvana en marcha, pero sin pretensión alguna de publicarlas inicialmente. Los acontecimientos se sucedieron tras el suicidio en 1994 de Kurt Cobain y casi sin darse cuenta Grohl tenía una nueva banda con él como único miembro fundador. Tras el brutal éxito de Nirvana como fenómeno cultural global, su batería tenía nuevo grupo y... ¿y qué?

El grunge estaba herido mortalmente, pero este debut homónimo aún es una última llamarada, un puente entre el género que lideró el universo mainstream durante el primer lustro de los noventa y el rock alternativo que triunfaría en la segunda parte de la década. Con truenos como 'This is a call', 'I'll stick around', 'Good grief' y la punkarra 'Whatershed', así como con la deliciosamente pop 'Big me'. El batería de Nirvana tenía nuevo grupo y... ¡y molaba!The colour and the shape (1997)

El mundo seguía asombrado por el inesperado talento de Dave Grohl, quien tras sus años como escudero de Kurt Cobain, se reveló como un notable compositor y un frontman tan agresivo como solvente, con una capacidad de comunicación con la audiencia que no haría otra cosa que crecer y agigantarse durante los siguientes años.

La continuación de su insospechado éxito llegó con un segundo disco que sonó hasta la saciedad y sigue siendo el más vendido de su catálogo, sobrepasando los dos millones de copias despachadas solo en Estados Unidos. El conjunto es consistente, resumió los postulados del rock alternativo del cambio de siglo y contenía pelotazos como 'Everlong', 'My hero' y 'Monkey Wrench'. Sobresaliente y mención especial a la delicadeza de 'Walking after you'.

Wasting light (2011)

Hemos hablado en algún momento de la capacidad de Foo Fighters para facturar impecables singles de rock con mayúsculas. Pues bien, eso es su séptimo álbum, una sucesión de canciones que podrían estar constantemente sonando en las radios y estaría bien. Con fuerza, con arrojo, con buenos estribillos, tras cuatro años sin álbum, volvieron por donde solían, subiendo un poquito el listón y convirtiéndose definitivamente en el gran grupo de rock americano.

Porque aparte de convencer a los fans, 'Wasting light' consiguió eso también, aupar al grupo, ya de por sí grande, a un escalón superior que les permitiría tocar en estadios de todo el mundo a pleno rendimiento. La sucesión de temas es arrolladora, desde 'Bridge burning' hasta 'Walk'.

Entre medias, 'Rope', 'Dear Rosemary', 'White limo' (con otro loco vídeo con Lemmy de Motörhead), 'Arlandria', 'These days', 'Back & Forth'... Nada de medias tintas, ideas claras y directos al grano, como corresponde a un trabajo grabado en el garaje de Dave Grohl. Porque por lo general, complicarse la vida de más no compensa.