Quisieron ser estrellas del rock y sobrevivir a la crueldad del 'club de los 27'. Y lo consiguieron. Incluso sobrevivieron a bandas rivales y se hicieron un hueco en la historia del rock, merecido. Pero algo hacía prever que la forma de poner fin iba a ser la misma. Años más tarde, pero mismo final.

Si hace unos meses los amantes del rock y de la música alternativa de los años noventa y principios del 2000 lloraban la muerte de uno de los grandes símbolos de aquella época, Chris Cornell (52), ahora el lamento ha vuelto a convulsionar el panorama musical tras el suicidio de Chester Bennington (41), vocalista de Linkin Park, una de las bandas más potentes y emblemáticas del rock alternativo, pese a que sus últimos trabajos hayan causado más decepción que alegrías.

Y es que Linkin Park fue una de esas bandas que configuran la banda sonora de toda una generación. Supo mezclar varios estilos como el rock alternativo/grunge que predicaban bandas como Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam?, con el rap. Era lo que se vendría a conocer como nu metal, y los californianos serían y son uno de los grandes representantes del género.

Así, a principios de siglo debutaron con Hybrid theory, un disco con un sonido súper potente -incluso actual si se escucha hoy en día- y que tiene himnos como Papercut, Crawling, Points of authority, One step closer o su mágico In the end. Palabras mayores. Un disco con el que reventaron el mercado y dieron un golpe sobre la mesa (en diez años se han vendido diez millones de copias de este disco). A partir de ahí, casi todo fueron éxitos.

La banda triunfó donde tenía que hacerlo, donde lo hacen los grandes grupos: sobre el escenario. Si sus discos de estudio gozaban de un sonido muy cuidado y trabajado, en el que siempre se ha respetado la sonoridad de todos los instrumentos y las voces partícipes, sus conciertos simplemente certificaron su consagración. Vatios por doquier, calidad musical y una marea creciente de fans que no podían dar crédito de estar presenciando a una de las grandes bandas del rock. Y para dar fe, siempre quedará atestiguándolo el Live in Texas, un disco obligado si realmente amas el nu metal.

Pero el éxito de Chester Bennington estuvo acompañado por los excesos. Drogas y alcohol estuvieron presentes en una vida tormentosa. Sus adicciones y sus constantes episodios de depresión le hicieron llegar a pesar unos 46 kilos, como él mismo llegó a reconocer. Quizás todo ello fue lo que empezó a dinamitar sus propios discos, ya que las críticas empezaron a surgir con el lanzamiento en 2010 de A thousand suns, un trabajo más conceptual que otra cosa. Desde ese momento, Linkin Park no ha conseguido convencer con su nuevo material; aunque sí en sus directos. El último en nuestro país, hace escasamente un mes, en el festival Download Madrid, donde sus fans pudieron disfrutar de la banda sin saber que sería la última vez que verían sobre el escenario a Bennington.

Chris Cornell, su gran amigo

Pero parece que la muerte del vocalista el pasado 20 de julio no ha sido casual. Precisamente es el día en que su amigo Chris Cornell hubiera cumplido 53 años. De hecho, el líder de Linkin Park dedicó sus pensamientos a Cornell con una emotiva carta de despedida en el funeral de su amigo.

Cornell fue otro de esos cantantes que marcaron época, gracias a su banda Soundgarden y a su celebérrimo Black hole sun. Compartieron momento con grupos de la talla de Nirvana o Pearl Jam, que competían por ser los auténticos emblemas de un género como el grunge; género marcado, cómo no, por los excesos y escándalos, y que tuvo a la cabeza a Kurk Cobain. De hecho, el dramático final del vocalista de Nirvana le valió para entrar a formar parte de ese club de los 27, gracias a unas cuantas dosis de drogas y una escopeta.

Pero estos dos emblemas de una generación musical -Bennington y Cornell- no son los únicos que han abandonado el rock en los últimos tiempos. Todavía están presentes los fallecimientos de David Bowie o Lemmy Kilmister, en 2016 y 2015 respectivamente. Así, poco a poco se apagan las voces forjadas en locales y bares y curtidas sobre los escenarios que marcaron con su música a toda una generación, en una época en la que la minería de datos y los ritmos fáciles componen los éxitos de ventas y son los grupos que suenan en la radio.