'La manada' llega tres años después de 'La huesuda', un disco atípico en el que rompía con los clichés stonianos y tequileros. Ahora, Ariel Rot vuelve a darle protagonismo a la guitarra y a las raíces del rock clásico con unas letras cargadas de personajes, nostalgia, ausencias y paso del tiempo, pero sin dramas. Una lección magistral de rock and roll que presenta este jueves en el Teatro Circo de Murcia.

¿Te aburre que te digan que eres un clásico del rock en español?

¿Un clásico? Está bien. Yo pienso que lo importante es que la gente conozca las canciones y venga a los conciertos.

Eso siempre es importante. ¿Cuál es el mensaje del disco, qué cuentas?

Soy bastante autorreferente. Las canciones giran sobre mí, mi vida, mis obsesiones, emociones, recuerdos, pensamientos, mis rabias, mis furias también€ Ahí sale un poco todo, pero, hasta cuando cuento una historia aparentemente de ficción, luego, prestándole un poco más de atención, llego a la conclusión de que en cierto modo también estoy hablando de mí. Está 'Vagabundo', que habla de un vagabundo feliz, y pienso que tal vez es el vagabundo que me gustaría ser, o que algo de ese vagabundo llevo dentro también.

En otra canción, 'Se me hizo tarde muy pronto', se te escucha decir unos versos después. ¿Va el tiempo metiendo prisa?

Bueno, tampoco es eso; la sensación más que nada es de que ha pasado todo muy rápido, de que han ocurrido tantas cosas gracias a que haya sido así, y que la vida haya sido intensa y lo seguirá siendo. Tanto en la parte musical como en la personal, no ha sido una vida estándar en cierto modo€ Ha pasado todo muy deprisa, miro para atrás y son muchos años, pero no me puedo creer que hayan pasado 40 años desde que por primera vez me metí en un estudio de grabación. Me parece que fue hace poco, es increíble.

La última vez, además, de nuevo con José Nortes.

Y la primera vez en los estudios Audiofilm de Madrid, con los Tequila y con Moris.

Por cierto, Ariel, ¿tus canciones salen más del pasado que del presente?

No, hay de todo. Hay canciones donde hablo de la sensación que tengo, la mirada sobre este mundo que ha perdido la razón directamente, y hablo de la necesidad de huir de alguna manera, por lo menos de una manera conceptual, de poder encerrarse e intentar que todo lo que está ocurriendo no te agreda, aislarte. Me parece que hace falta rodearse de cosas bonitas, de cosas bellas, de amigos, intentar impermeabilizarse de todo ese bombardeo de vulgaridad, de agresividad que tenemos alrededor.

¿Con la madurez uno describe mejor los sentimientos?

Probablemente uno consigue... Maneja más vocabulario, las emociones son más complejas, más profundas. Yo creo que las canciones que compusimos con Alejo cuando éramos unos críos estaban muy bien resueltas, pero hablaban de temas juveniles, y mis canciones ahora hablan de temas un poco más complejos, son más delicados de tratar en una canción.

¿El rock and roll crees que debe ser adolescente, o atañe a otras generaciones?

Es un lenguaje hoy en día al alcance de cualquier edad. Es una manera de decir las cosas. Luego ya entramos en qué es lo que tú quieres decir, lo que tenga que ver con tu vida. Si eres un chaval de 25 años vas a hablar de determinadas cosas, y si eres un tío de 55 como yo, son otros los temas que vas a tocar, pero básicamente es eso, un lenguaje. Es tu escuela, la manera en que aprendiste a hablar, y entonces eso se va a ir acomodando a cada momento de tu vida. Es cierto que el rock and roll siempre se relacionó con música juvenil. Afortunadamente, ese cliché se ha ido rompiendo según los músicos han ido creciendo.

Ya con Los Rodríguez patentasteis una fórmula que mezclaba elementos stonianos, que siempre han estado ahí, con aires de ranchera, rumba€ ¿Fue costoso abrirse paso con esa fórmula?

Hombre, a Los Rodríguez nos costó tres discos hasta que finalmente conseguimos llegar al gran público. Teníamos nuestros seguidores, pero nos costaba, era muy cuesta arriba todo, pero yo creo que el momento nos ayudaba en cierto modo, porque había cierto hartazgo de estar tan pendientes del mundo anglo, y yo creo que los 90 fueron una época en que en todos lados ocurrió cierto orgullo por las raíces, cosa que en el mundo latino nunca había pasado. Y no solo en el mundo latino. En África€ Empezaron como a surgir nuevas corrientes en las que el rock empezó a funcionar con la música que se escuchaba en tu casa cuando eras crío, sin complejos, y eso hizo que tu universo musical se amplíe mucho más y encontrara ahí un campo de experimentación muy interesante. Hay quien lo resolvió de una manera, quien lo resolvió de otra€, pero finalmente, si lo piensas, en esa época no fuimos los únicos que estábamos haciendo eso. En Argentina, México, España, había muchos grupos también jugueteando un poco con esas raíces.

Ahora vuelves a tocar con equipo, aunque no sé si tienes una banda determinada, pero ¿te habías acostumbrado a la libertad y al riesgo del solitario?

Me acostumbré, me costó mi trabajo salir solo a un escenario, fue todo un aprendizaje muy importante. Yo creo que hubo un antes y un después en mi manera de encarar una audiencia después de haber conseguido estar solo arriba de un escenario y poder rodar mucho. Fueron muchos conciertos, pero también extrañaba poder salir con banda, esa efervescencia que tiene la gira con banda, esa energía que desprende la banda, y luego, la libertad musical que te da la banda, en el sentido de que con la guitarra tienes mucha más posibilidad de divertirte, de jugar más, improvisar, llegar más al límite.

¿Tú te sigues definiendo como guitarrista más que como vocalista?

No es una cosa que tenga que superar. Yo he sido guitarrista de cuna, la guitarra estuvo ahí siempre, era mi refugio. Yo llegaba a casa y tenía urgencia por coger la guitarra; sin embargo, compositor y cantante fue algo que fui aprendiendo, al principio me costó, pero ya son muchos años, y siento que puedo estar tranquilo, que no soy Freddie Mercury ni Carlos Tarque, pero que puedo salir a un escenario tranquilamente y transmitir por lo menos bien mis canciones. Esas inseguridades se me quitaron, salvo cuando uno está tocado de la voz, porque es un instrumento tremendamente sensible a todo tipo de situaciones, climatológicas, emocionales€, cosa que no pasa con ninguno de los instrumentos, y he tenido también que aprender a vivir con esa situación de "me tengo que cuidar, mañana tengo que volver a cantar, no puedo tomar cerveza fría, no puedo quedarme charlando con mis amigos hasta las 5 de la mañana, mañana toca otro show", pero ¡también son edades en las que no me viene mal! Jaja.

"Hoy todos juegan a ser rock star, desde los políticos a los cocineros", declaraba recientemente Loquillo. ¿El rock fue vital para tu generación? ¿Cuál sería ahora su papel?

Yo creo que ningún buen músico soñó con ser un rock star, y si tu objetivo es ser un rock star, en cualquier ámbito, deja muy poco que desear que tu objetivo en la vida sea ese. Puede ser divertido sentir eso, pero no puede ser tu objetivo en la vida, ni sostener tu vida, creo yo. Es una cosa que va y viene, por otro lado. No puedes ser un rock star toda la vida, a no ser que seas un rolling stone. En muy pocos casos ocurre. Yo sé que, pase lo que pase, siempre tendré mi guitarra, y podré cogerla y seguir tocando. Lo otro depende de un montón de factores externos, y eso nadie te lo promete. Así que no creo que ningún buen cocinero quiera ser un rock star, y los políticos ya ni se sabe qué quieren ser, pero provocan cada vez más rechazo y más indignación.

Por cierto, no hace mucho teloneaste a los Rolling Stones. ¿Qué tal fue la experiencia?

Fue muy emocionante estar ahí esa tarde. Evidentemente, el contacto con ellos no existió. Ellos funcionan, casi te diría, como un cuerpo diplomático. Ni siquiera pudimos ver la prueba de sonido, porque ensayaron, pero pudimos oírla; estábamos en nuestro camerino con las ventanas abiertas y escuchábamos a los Stones ensayar, y ensayar y ensayar€

Os mantuvieron aparte.

Sí, nos mandaron a todo el mundo a salir del campo, que no era pequeño, era el Bernabeu, y había unos tíos ahí mirando todo el tiempo, y si alguien asomaba la cabeza iban corriendo y te echaban, no querían que se filtrara ningún tipo de documento sobre eso, porque hoy en día con el tema de los móviles y todo eso no les haría gracia que los filmen ensayando, ni por lo que pueda pasar€ No sé, en todo caso, son protocolos, no son cosas que se tengan que poner a pensar ellos: "hacemos esto o hacemos lo otro". Es una cosa que establecen y punto, y nadie nos ve ensayar, y nadie nos ve probar sonido, y no saludamos a nadie y estamos totalmente aislados de todo el mundo, y ya está, es así toda la gira y punto, jeje.

Estoy convencido de que Keith Richard y Mick Jagger no saben nada de que os confinaron ni cosas de estas.

Sin embargo, ahora hay un documental muy interesante que se llama 'Rolling Stones , un viaje a través de Latinoamérica', y sí que mantienen contacto, no sé si para el documental o qué, pero de repente en Argentina hacen pasar a una banda que son fans de ellos y hacen versiones de los Rolling Stones€ Lo recomiendo a los amantes de los Rolling Stones y a los que no sean amantes; es un documento muy interesante y muy emocionante.

Es cierto, yo también he tenido oportunidad de comprobarlo. También recordaba, te iba a decir, aquel concierto del Vicente Calderón en el que todo el mundo estuvo, de este y de otro planeta, y donde el propio manager de los Stones con una fregona recogía el agua antes de que saliera el grupo.

Eso fue en el concierto del 82, dices, ¿no? Aaah. Yo no sabía ese detalle, pero viendo el documental y otros documentales, ahí no se puede estar sin compromiso. Ahí hay que comprometerse para lo que haga falta, para que eso salga adelante. Cuando intentan armar el concierto en Cuba€ Todos los problemas que tienen€ Tienen que reaccionar hasta el último momento€ Es muy divertido. Cuando tienen que cambiar el día porque el papa dice que es viernes santo y ese día no pueden tocar los Rolling Stones, y Keith Richards dice: "¡pero el papa no es mi manager!" Jaja

Los Rolling Stones son entre otras cosas un ejemplo de longevidad. Las bandas que tú tuviste, ¿duraron lo que tenían que durar?

Yo qué sé, en las condiciones en que estábamos, por supuesto, y tal vez si las cosas hubiesen sido distintas, habríamos durado más, pero yo creo que las bandas están destinadas a separarse. Si un grupo nunca se separa, uno tiene que buscar una explicación. Si un grupo se separa, no; es lo normal.

"Te dedico esta canción para quitar esta espina porque nunca hubo un adiós ni una triste despedida". Son versos dedicados a Julián Infante en 'Brother'. ¿Contribuye el paso del tiempo a remarcar el dolor de las pérdidas?

Sí, es curioso, pero sí. Cada vez es una ausencia que está más presente, aunque parezca contradictorio. No sé, son distintos momentos de la vida, y de repente ese tipo de amigo de la infancia, de la juventud, tan cercano, tan fraternal, se echa en falta en este momento de la vida. No es único, son muchos lamentablemente, y me hubiese gustado tener esa panda de colegas y juntarnos ahora con esta vida más relajada, sin tanta locura, y poder tener charlas, y poder estar con mis hijos€, ¿sabes? Todas esas cosas que deseo que hubiesen pasado y las echo en falta, claro.

"Ser frágil está mal visto", dices en 'La manada'. ¿Mostrar flaqueza está cada vez peor considerado?

Estamos en un mundo muy despiadado, y tenemos una presión todos, salvo los que consiguen convertirse en 'outsiders', que es una de las opciones a pensar también, jaja, ¿no?, pero todo el tiempo tenemos que estar dando la talla, y eso llega un momento en que no es sano. Por algún lado extraño tiene que salir toda esa presión que estamos recibiendo, ya sea de alguna manera física, o emocional, o del sistema nervioso, pero no puedes, cuando estás de cara a la gente, de cara al público, no bajar la guardia, tienes que sacar energía extra para estar dando la talla. Hay unas especies de estereotipos, a los que lamentablemente la gente aspira, de triunfo, de éxito, cosas que nos han vendido como la felicidad, y deberíamos, para que este chiringuito dure un poco más de tiempo, hacer un cambio realmente las personas, no los políticos, porque si no, esto tiene mala pinta.

¿Qué es lo que tendría que ocurrir para que Ariel Rot y Andrés Calamaro pudieran volver a reunirse y grabar un disco?

Bueno, mucho o nada. Podría ser, fíjate, en una comida, un encuentro, no sé, creo que la mejor manera sería que fuese casual y natural, no planeado desde otro lugar. Cada vez es más difícil que ocurra de una manera mercantil y fría o desde afuera. Tiene que ser un encuentro personal.

"Mi reino es el desencanto, mi patria es la decepción". ¿Qué tal estás de ánimo, Ariel?

Jeje, ¡pues hoy me encuentro muy bien! Estoy de muy buen humor. Son mensajes sobre lo que te decía, esta gran decepción que es el rumbo que está tomando el mundo.

"Adiós, mundo cruel", recuerdo que cantabas, no sé si parafraseando a Elvis Costello y los Atractions. ¿Algo a lo que tengas que decir adiós?

Hmm, no, me van diciendo adiós a mí las cosas, jaja. Pensando lo que decías, nos queda la risa por suerte, el humor, esas medicinas maravillosas que son la risa y el humor. ¿Decir adiós? Creo que ya me he ido moderando y he aprendido a decir que no en todos los sentidos, con lo cual hago lo que me gusta, no sé si lo podré seguir haciendo toda mi vida, ojalá, y no sea la profesión la que me diga adiós a mí en algún momento. Siempre está la música, por suerte.