­«Con esta edad, 71 años, lo que estoy es loco por seguir pintando», confiesa Manolo Belzunce, que ha tenido que salir por unos días del estudio para inaugurar en Murcia, en el Palacio Almudí, Cabaret Sauvage, «una pequeña retrospectiva con obras inéditas», realizadas en los últimos veinte años, entre 1997 y 2015.

Poco más de treinta piezas componen este cabaret que recorre parte de la trayectoria artística de Belzunce (Lorca, 1944), creador incansable desde los años sesenta, que ha contado como comisario de esta exposición con el artista Ángel Haro. Juntos seleccionaron, de algunas de las series más conocidas del autor, las obras que sin embargo quedaron en el estudio, escondidas para el espectador.

Los collages realizados con materiales de la basura -maderas, hierros, puertas o cerraduras...-, algunos cuadros de la serie Variaciones sobre un tema de Manet -«una serie a la que tengo especial cariño», reconoce Belzunce-, bodegones y desnudos femeninos son algunas de las obras expuestas en la sala del Almudí, «que ha quedado muy limpia y despejada», por lo que Belzunce también ha instalado un armario de 1997 que refleja el trabajo de aquella época y tres piezas de gran formato, junto a cuadros únicos realizados tras sus viajes a África u obras inéditas de la serie Le marchand dans l´atelier.

De su pasión por los viajes expone el autor algunas marinas, barcos sobre madera «carcomida por el paso del tiempo», reconoce el artista lorquino, orgulloso de una exposición para la que se ha editado un bello catálogo con textos del propio Haro y del profesor Carlos Salas. En él se refleja al inquieto Manolo Belzunce, al viajero y a un artista feliz de que el paso del tiempo no haya quitado ni una gota de vida a estas obras, brillantes, intensas y refrescantes, como las define Haro.

«Son obras hechas desde el silencio; son cuadros a los que dediqué todo el tiempo necesario, sin las prisas que marca una galería ni con la intención de venderlas, están creadas desde la tranquilidad», afirma el pintor y escultor, que aún tiene por delante este año cuatro exposiciones en nuestro país. «Los proyectos me dan mucha fuerza, estoy loco por seguir pintando...», confiesa Belzunce. Volverá así al estudio de Extremadura, donde reside en estos momentos el autor, mientras los espectadores del Palacio Almudí podrán seguir disfrutando, hasta el 13 de marzo, de los paseantes, de los hombres conversadores, de los desnudos femeninos, las mujeres en madera o las convertidas en vasijas a través de las manos de Belzunce. Descubrirán su pasión por el arte, sus influencias por Matisse y Manet, pero también de muchos otros y diversos referentes que desvela Ángel Haro en el catálogo de Cabaret Sauvage, donde invita a adentrarse en el milagroso universo de Belzunce: «En una orgía estética, en un canto a la vida».