El director David Ilundain, que firma B, la película que narra por primera vez en el cine el caso de los papeles de Bárcenas, explicó el lunes a los lectores de la edición digital de LA OPINIÓN que no fue un proceso fácil. «Tuvimos un amago en el rodaje de revocarnos el permiso de grabación, pero teníamos una buena baza para negociar: faltaban 2 días para las elecciones autonómicas. Debieron pensar que era peor el remedio que la enfermedad y pudimos seguir rodando». Asegura además que, tras ver la película, «el público sale con cierta cara de shock, con la pregunta en el aire que hemos usado en la publicidad de la película: ´¿La verdad no cambia nada?´» y adelanta que algunos espectadores «se tronchan de la risa» en algunas escenas - «mejor reír que llorar», matiza-. Y anima a verla por muchos motivos, entre otros, porque «los actores están de Goya».