Rodrigo Cortés, que ha conseguido con su película "Buried" ("Enterrado") diez nominaciones a los premios Goya de este año ha asegurado en una entrevista con Efe que estaba seguro de que el guión encerraba "algo único y literalmente inédito", que le produjo vértigo y, a la vez, le dio una "gran fe".

Rodrigo Cortés, nacido en Ourense en 1973 por decisión de su madre, gallega, pero de corazón salmantino, donde vivió hasta 2008, cuando se trasladó a EEUU para trabajar, asegura que su prioridad es "el control creativo y rodar donde mejor pueda hacerlo: lo haría -asegura- en cualquier rincón del planeta".

"Tenía una gran fe en que ese guión -escrito por el americano Chris Sparling- encerraba algo único, poderoso y literalmente inédito, eso también me produjo vértigo, pero sufro una especie de falta de sentido común y de inconsciencia, mezclado con ignorancia, que me hace sentir interés por el vacío". Un atrevimiento que le ha llevado a lo más alto del "star-sistem".

El film ha sido premiado como mejor película de habla no catalana en los III Premios Gaudí y ha sido considerada la mejor de 2010 en los Premios Cinematográficos José María Forqué, que conceden los productores.

Su protagonista único, Ryan Reyolds, también candidato a los Goya, está "encantado de que los académicos españoles se hayan acordado de él", ha dicho Cortés, que no ha podido confirmar su asistencia al Teatro Real de Madrid, donde se celebra la gala especial del 25 cumpleaños de los premios, porque está rodando en Sudáfrica.

Cortés ha revelado que, para hacer esta película, se ató una venda en los ojos y se puso unas orejeras "muy aragonesas para no escuchar nada", y se lanzó.

Reconoce que podría haber sido un batacazo para su carrera: "El mayor de la historia pero supongo que, de haber sido así, me lo habrían perdonado, porque los presupuestos eran modestos", ha comentado.

Después de ver los resultados de su primer largometraje "Concursante" (2007), Cortés se ha convencido de que "no se puede dar nada por hecho", ya que "hay un montón de variables que escapan a tu control".

"Nunca sabes -opina el director- cuándo se alinean los planetas ni las razones por las que lo hacen, así que solo te puedes concentrar en hacer con toda tu pasión y energía tu trabajo y confiar en que hay gente suficientemente enferma o con la suficiente falta de criterio como para vibrar en una secuencia afín".

También ha comentado que nunca pensó en hacer hablar castellano a su protagonista -"no hubiera tenido sentido porque el guión narra la historia de un contratista civil que está en la guerra de Irak, y traducido hubiera perdido fortaleza", ha comentado Cortés-, pero de haber sido así, apunta varios nombres: "Hay grandísimos actores, Javier Bardem, es un actor estratosférico; Luis Tosar, es un actor cuyo talento no parece agotarse nunca, Leo Sbaraglia sería alguien con quien trabajaría feliz y a ser posible de rodillas", bromea el director que no solo admira al argentino sino que ha contado con él en su nuevo proyecto, "Red lights".

Se trata de un thriller paranormal sobre el mecanismo de percepción del cerebro humano, que tiene además como protagonistas a Robert de Niro y Sigourney Weaver.

Explica Cortés que el agotamiento por el rodaje no le deja "valorar" lo que significa trabajar con estos artistas, aunque reconoce que cuando está con De Niro "se gira buscando al director, convencido de que está en el rodaje de otra persona".

Ha desvelado que el papel que le reserva al gran actor estadounidense es "una presencia muy poderosa, bipolar, muy magnética y creo que va a hacer que se nos caigan a todos los pantalones".

Ambientada en el presente y con un carácter científico "muy riguroso", según Cortés, la película se empezará a rodar a principios de febrero en Barcelona.