La catalana vuelve este verano al lugar en el que se dio a conocer, el Festival del Cante de las Minas de La Unión -ganó la Lámpara Minera en 1987-, y celebrará las bodas de oro del certamen con su nuevo disco, Al cantar a Manuel, creado a partir de los versos de Manuel Alcántara, a quien define como un poeta alejado del barroquismo. Se enamoró de los versos de Manuel Alcántara y de ese flechazo nació el disco Al cantar a Manuel. La artista, que se acerca también en sus trabajos al bolero y al jazz y que actuará en La Unión el 7 de agosto, asegura que cierta estética musical del flamenco es uno de los grandes males del género.

¿Cómo llega Mayte Martín a la poesía de Manuel Alcántara?

Gracias a José Luis Ortiz Nuevo, que era el director de la bienal Málaga en Flamenco. Él pensó que era muy buena idea homenajear al poeta transformando sus versos en palos flamencos: soleas, bulerías... Y decidió que la persona idónea para ello era yo.

Pero no habría aceptado el proyecto si no hubiese conectado con los versos de Alcántara...

Sin duda. Si cae en mis manos la poesía de Alcántara y no me fascina, no lo habría hecho. Le dije a Ortiz Nuevo que la poesía de Manuel me tenía que enamorar para llevar a cabo este proyecto.

¿Y qué universos comunes encontró entonces en su poesía?

Lo que tenemos en común es la ausencia de barroquismo. Manuel tiene una forma muy clara y bonita de transmitir sensaciones. Es una poesía que todo el mundo puede entender, que tiene la belleza de ser sencilla. Es muy difícil expresar las cosas con belleza y al mismo tiempo con sencillez. Eso fue lo que me enamoró. También que habla de sentimientos y sensaciones universales, como la muerte y el amor, con lo que todo el mundo se puede identificar.

El origen de este disco está en una bienal flamenca que ya no existe. ¿Cree que la crisis afecta más al flamenco que a otras músicas?

No creo que el flamenco se esté viendo más afectado; es la música en general. Estamos viviendo una crisis brutal que afecta a todos.

¿Por qué cree que la música y la cultura son los primeros en recibir recortes?

En este país hemos potenciado la borreguez. Y eso está pasando factura. Estamos pagando las consecuencias de no dedicar el más mínimo esfuerzo a cultivar a la gente y a enseñarles lo importante y lo esencial. Por eso hay dinero, atención y energía para el fútbol y no para la cultura. Si no educas a la gente no puedes esperar que después se sostengan las cosas.

¿Cree que la visión ortodoxa del flamenco daña el acercamiento de nuevo público?

No creo que sea tan importante la etiqueta que se le ponga a las cosas. Una seguiriya pura se puede cantar tan mal como un tema de fusión sin coherencia ni sentido artístico. Lo que falta es criterio. En el flamenco hay muchas cosas muy ortodoxas pero nada interesantes. Y lo mismo pasa con las fusiones. Muchas veces, esa fusión nace porque la persona ha bebido de muchas fuentes y dentro de su cuerpo se crea un cóctel. En otras, el flamenco fusión se crea porque el que lo hace no tiene ni idea ni de flamenco, ni de jazz ni de nada. Entonces hace un pastiche con el que disfraza lo que no sabe hacer. Hay cosas malas y buenas en las dos tendencias: en la ortodoxa y en la fusión. Lo importante es que la gente que está al frente de las programaciones, los festivales y los teatros, y que hace de puente entre los artistas y el público, posea un criterio. Ellos son los más importantes, porque muestran u ocultan las cosas al público. Y falta gente preparada y coherente que maneje todo esto.

¿Y cómo explica que a los jóvenes les cueste tanto entrar al flamenco más formal?

No entran al flamenco más ortodoxo porque las formas de algunos artistas se lo impiden. No es que no les interese el flamenco como música. Hay una barrera no pueden traspasar porque las formas en las que se les presenta el flamenco no les interesan. Ahí está el fallo. Se puede seguir haciendo una seguiriya, y dudo mucho que a un joven sensible y educado en la música no le interese por el mero hecho de que sea una seguiriya. No le interesará por cómo se la cantan, por cómo está hecha y cómo está presentada. Creo que el flamenco está en muchas ocasiones descuidado: la estética musical flamenca, la forma -y no hablo de cómo se viste el cantaor o la cantaora- está muy descuidada. Y lo ha estado muchísimo tiempo. Y ésta es la razón por la que muchos jóvenes aún no han entrado ahí. Depende de la finura y la elegancia con la que se lo den. Las cosas no siempre tienen que ser rancias para ser buenas.