El arte, sin duda, se compra y se vende, pero no el que se encuentra ya en algunos de los locales comerciales del Bulevar Cetina de Murcia que permanecían vacíos y a los que ahora la gente se asoma con curiosidad. "La gente mira pero muchos no se atreven a entrar porque perciben que no es una tienda, sino un espacio más íntimo... se sienten un poco espías". La artista molinense Tatiana Abellán ha sido una de las primeras en abrir su peculiar "tienda" en Cetina, un lugar que, al igual que el bulevar Adarve Platería, poco a poco se irá transformando gracias a los primeros diez creadores seleccionados para participar en Distrito Artístico y que terminarán de abrir sus "talleres" en los próximos días. En el caso de Abellán, según ella misma explica, su proyecto seguramente será de fotografía o videoarte, y es posible que vuelva a contar con su cuerpo como herramienta -un fragmento de su piel visto al microscopio conforma una de las obras que cuelgan en el local-.

De momento, Abellán está inmersa en la primera fase que todo creador debe atravesar: la de buscar ideas y documentarse. Un trabajo que alternará con otro quizá más difícil, el de "acercar a la gente de la calle la realidad del artista y del arte contemporáneo, que está muy lejos de la concepción decimonónica". Para ello, esta creadora cuenta con un indiscutible entusiasmo por lo que hace y con el bagaje que le aporta trabajar como profesora. Pase sin llamar es el nombre de su proyecto, e invita a quien quiera compartir con ella su pasión a visitarla, a entrar en su página de Facebook e incluso a llamarla por teléfono. Ella promete contar si ya ha encontrado a las musas.

La "vecina" de Tatiana es otra joven artista, en este caso diseñadora. Raquel Samper ha mezclado en su proyecto Construcción, deconstrucción la sostenibilidad con la crisis económica y propone a los murcianos rescatar del armario las prendas que ya no usen y llevárselas a su "taller" del Bulevar Cetina para "destruirlas, volver a reconstruirlas" y hacer una original colección que espera poder mostrar en alguna sala al acabar los tres meses del proyecto Distrito Artístico. En su escaparate, Samper muestra ya su primera creación, una camiseta de publicidad que ahora luce renovada con encaje en el pecho y un lazo, aunque de momento la mayoría del tiempo lo pasa la joven creadora "explicando el proyecto e intentado que la gente entienda que la ropa no se compra" y, sobre todo -cuenta divertida- "que aquí no se hacen arreglos".

Y mientras Raquel Samper se esconde detrás de su biombo -"necesito algo de privacidad cuando coso con la máquina", explica-, el fotógrafo Frédéric Volkringer se pasea por el bulevar buscando un nuevo "cliente". Este artista francés, que lleva en España desde 1992, ha decidido volver a la sencillez y recuperar "la figura del fotógrafo de calle, ese que estaba con su cámara de fuelle haciendo retratos a las familias". Él pasará los próximos tres meses venciendo su timidez y fotografiando a la gente que pase por su "estudio" -de forma gratuita- para crear "un retrato de Murcia"; trabajando en un género que siempre le ha gustado e intentando "abrir una puerta a la imaginación, contar una historia a través de gente que no tiene que ser guapa, agradable o estar sonriente, porque el retrato es transmitir algo... dejar una sensación de secreto y de deseo en quien lo mira".

De momento dice que la gente "se sorprende". "Unos aceptan y otro no, pero con amabilidad" y con la ilusión de formar parte de un proyecto -quien se anime puede pedir "cita previa" a fvolkringer@terra.es- que aún el propio artista no sabe cómo acabará, pero que seguro que se podrá ver, en una galería o, si no es posible, en su página web.