El cantautor Kevin Johansen se encuentra de gira por España acompañado del dibujante Ricardo Liniers, y mañana llegan a la Región con el espectáculo 'OOPS!' ¿Con qué sorprenderán a los murcianos? ¿Qué es 'OOPS!'?

'OOPS!' es el título de un libro en el que se plasmó una amistad de ocho años. En él se recogen las letras de mis cuatro discos y los dibujos que acompañan la vida de las canciones. También dibujos que Liniers me regaló, afiches, pósters y otras colaboraciones...

Y ahora el libro llega a España convertido en concierto...

Llega en un formato íntimo. Yo con mi guitarra y él con sus pinceles. Es además un espectáculo interactivo, porque el público dictamina las canciones y va reaccionando a los temas y a los dibujos.

Además de compartir escenario, tiene que compartir la atención del público, ¿qué tal se lleva eso?

Muy bien. La música se ha hecho para escuchar y los oídos no se pueden cerrar. Estoy muy bien acompañado y disfruto. Nos sorprendemos y, como buenos amigos, nos faltamos al respeto.

Actúan en la final del Creajoven. ¿Se le puede dar algún consejo a estos chicos que buscan el éxito?

Hace poco me dijo un compañero uruguayo, Rubén Rada: "Por favor, no te conviertas nunca en un 'cansautor'". Y tenía razón; lo importante es sorprenderse a sí mismo para sorprender a los demás.

Usted se ha definido alguna vez como "muy anticantautor"...

Más que anticantautor sería 'anticansautor'. Intento escapar de la solemnidad, de las cosas vacuas con una pátina solemne. Hago énfasis en la música, sin olvidar lo poético. Además, siempre he luchado por no encasillarme, soy un 'des-generado'.

¿Así que no tiene nada de cantautor dramático y afectado?

No. Pero puedo ponerme crítico y serio, ¿eh? Aunque es verdad que soy muy desprejuiciado a la hora de contar las cosas.

Desprejuiciado e irónico y mordaz, según le definen siempre.

Sí que uso la ironía, que no es más que tristeza disfrazada. La ironía es un arte que ayuda a decir verdades tremendas. Y además obliga siempre a una segunda lectura. Los superficiales se ríen, pero no van más allá; es para inteligentes.

¿Echa mano a diario, fuera del escenario, de la ironía y el humor?

Permanentemente. Es saludable ironizar y reírse de uno mismo; no tomárselo todo en serio. A veces, como ahora con la crisis, nos ahogamos en un vaso de agua. Es verdad que es un momento difícil, pero lo que hay que hacer es pre-ocuparse; trabajar antes para evitarlo. Ahora de nada sirve lamentarse.

¿Para qué canta?

Canto por el disfrute de la composición y de los conciertos, esa masturbación espiritual compartida. Trato de compartir el goce de una buena melodía que dice cosas, que ilumina algo; aquello de tocar el nervio ajeno tocando el propio. En el escenario notas que, por momentos, emocionas al público, y es hermoso cuando lo haces diciendo una verdad profunda propia.

"Qué lindo es soñar", canta en un tema, ¿con qué sueña ahora?

Mis sueños varían. No sé... uno sueña con la belleza en todas sus formas, espiritual y física. Siempre intentamos acercarnos a lo placentero y yo busco eso en los sueños.

¿Nos faltan cosas bellas a nuestro alrededor o no sabemos verlas?

¡Nos sobran! Recuerdo esa escena de 'American Beauty' en la que un joven le dice a su vecina, mirando una bolsa que vuela por el viento, que es demasiada belleza para soportarla. La vida está llena de diamantes en bruto, pero no sabemos verlos. Intentamos siempre distraernos de lo feo, pero al hacer eso también nos alejamos de otras cosas hermosas que nos hacen bien.