El escritor, profesor y académico Francisco Ayala, único representante de las letras españolas que logró llegar a los 103 años, narrador brillante y pensador orteguiano, construyó en todas sus obras un mundo narrativo marcado por la lucidez, la ironía y el desencanto.

Poseía los máximos galardones literarios -Nacional de Literatura 1983, Premio de las Letras 1988, Cervantes 1991 y Príncipe de Asturias 1998- y, con motivo de su centenario en 2006, vio reeditadas algunas de sus obras y publicadas dos antologías, una de sus mejores textos, hecha por su mujer, la hispanista Carolyn Richmond, y otra sobre su faceta de sociólogo.

La celebración del centenario propició también que, en 2007, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores comenzara a editar las Obras Completas de Ayala, dirigidas por Richmond. Seis volúmenes de los que el escritor llegó a ver en la calle tres: el de Estudios Literarios y los dos que reúnen sus libros de Sociología.

Francisco Ayala, a quien los Reyes quisieron acompañar el día de sus cien años, el 16 de marzo, en una cena celebrada en la Biblioteca Nacional, que dio lugar a numerosos actos comisariados por el poeta Luis García Montero, paisano suyo, había nacido en Granada en 1906.

Cursó allí el bachillerato y se doctoró en Derecho y Filosofía en Madrid. En 1929 viajó a Alemania para ampliar estudios de Política y Sociología, y en Berlín fue testigo del ascenso de los nazis al poder, una experiencia cuya huella quedó en su relato "Erika ante el invierno".

En 1934 ganó por oposición la cátedra de Derecho Político de la universidad tinerfeña de La Laguna, aunque no llegó a tomar posesión. Ese año empezó a trabajar como letrado de las Cortes, y todo mientras desarrollaba su afición literaria.

Ayala comenzó a escribir a los 17 años con una vocación que le salió "de dentro" y, cuando apenas tenía 19, publicó su primera novela, "Tragicomedia de un hombre sin espíritu", y, al año siguiente, "Historia de un amanecer".

Sufrió también la fiebre vanguardista de los años veinte, que se refleja en relatos como "El boxeador y un ángel" y "Cazador en el alba", y su vinculación al grupo de Ortega y Gasset le llevó a colaborar desde su fundación con la "Revista de Occidente".

Al concluir la guerra civil española, se instaló en Argentina, donde se integró en la vida literaria y fundó la revista "Realidad", en la que colaboraron los mejores escritores de la época.

Desde allí se trasladó a Brasil, Puerto Rico y Estados Unidos para, a partir de los años sesenta, iniciar un discreto regreso a la España que le había obligado a exiliarse. En 1978, se instaló definitivamente en Madrid.

Su extensa producción va del cuento a la novela, pasando por el ensayo y la crítica literaria. "Los usurpadores" (1949), "La cabeza del cordero" (1949), "Historias de macacos" (1955), "Muertes de perro" (1958), "El as de bastos" (1963) y "El jardín de las delicias" (1972), que le valió el Premio de la Crítica, pertenecen a su producción cuentística.

En mayo de 1982 publicó el primer tomo de sus memorias, "Recuerdos y olvidos"; un año después, el segundo, "El Exilio", con el que ganó el Nacional de Literatura, y en 1988 vería la luz "El jardín de las malicias", con seis cuentos escritos en diferentes momentos de su vida.

Académico de la Lengua desde 1983, en su bibliografía de crítica literaria destacan obras como "Histrionismo y representación", "El escritor en la sociedad de masas", "Breve teoría de la traducción", "Experiencia e invención", "La novela: Galdós y Unamuno", "Cervantes y Quevedo" o "El escritor y su imagen".

De sus tratados y ensayos cabe citar "El pensamiento vivo de Saavedra Fajardo", "Historia de la libertad", "Razón del mundo", "Servidumbres personales de indios", "Tratado de Sociología", "Tecnología y libertad", "Hoy ya es ayer", "En qué mundo vivimos" y "La invención del Quijote", su último libro publicado en 2005.

Ayala, que fue también traductor, vertió al castellano obras como "Cuadernos de Malte Laurids Bridge", de Rilke, o la "Teoría de la Constitución", de Carl Schmidt, y en 1993, la escritora Enriqueta Antolín publicó su biografía, titulada "Memoria de una vida", una memoria que Francisco Ayala quiso afinar reeditando y ampliando su libro "Recuerdos y olvidos" con lo vivido desde 1982 hasta 2006.

Ayala se casó dos veces, la primera en 1931 con la chilena Etelvina Silva Vargas, con quien tendría a Nina, su única hija, y, la segunda, con la hispanista estadounidense Carolyn Richmond, que desde mediados de los setenta compartió su vida con el escritor.

Además de las ya citadas, las numerosas distinciones recibidas a lo largo de su vida incluyeron el ser nombrado hijo predilecto de Andalucía (1990), la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes (1997), el premio Fernando Abril Martorell (2001), la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2002) y la de Honor de la Academia de Bellas Artes de Granada, o los premios de la Fundación Cristóbal Gabarrón (2004) y Antonio Sancha (2005) de la Asociación madrileña de editores.

Era doctor "honoris causa" por las universidades Complutense y Carlos III de Madrid, y por las de Sevilla y Granada.

En 1998 se constituyó en Granada la Fundación Francisco Ayala, con la tarea de conservar y difundir su obra. Dirigida por Rafael Juárez, se inauguró en marzo de 2007 y alberga el importante legado documental y bibliográfico que el escritor había ido donando en los últimos años de su vida.

Ese legado será digitalizado por el Ministerio de Cultura para depositar luego, una de las copias, en el Centro de la Memoria Histórica de Salamanca y la otra, en la Fundación. Así se facilita la consulta de investigadores y estudiosos.

En el año de su centenario se multiplicaron los homenajes, entre los que destacaron la entrega de las Medallas del Congreso de los Diputados y del Senado a Ayala, quien fuera Letrado de las Cortes durante la Segunda República, y el Congreso Internacional sobre su vida y su obra, que se celebró en Granada en julio de 2006.

El último homenaje que recibió el escritor fue el día de su 103 cumpleaños y tuvo lugar en la Biblioteca Nacional, una institución a la que Ayala estaba vinculado desde muy joven.