Leptina viene del griego 'leptos', delgado. Es una hormona que juega un papel clave en la regulación del peso corporal, un inhibidor del apetito. Fue descubierta en ratones en 1994 por Jeffrey M. Friedman en la Universidad Rockefeller. Básicamente, cuando se produce un aumento de grasa en el organismo, la leptina actúa sobre el hipotálamo para disminuir el apetito.

Siguiendo esta lógica, la aplicación de leptina podría ser el arma definitiva contra la obesidad. Pero en las personas obesas, contrariamente a lo que cabría esperar, aumenta la secreción de leptina, hasta cuatro veces más que en los no obesos. A pesar de ello, se sigue investigando en esta línea.

La leptina actúa como un 'lipostato': cuando la cantidad de grasa almacenada en los adipocitos aumenta, se libera leptina en la sangre, lo que constituye una señal que informa al hipotálamo que el cuerpo tiene bastante comida y que debe inhibir el apetito. La secreción varía dependiendo de la persona y su concentración aumenta paulatinamente a lo largo del día alcanzando un pico durante la medianoche. También crece después de comer. El insomnio y el ayuno producen un descenso.

Tratamientos

El doctor Carlos Morillas Ariño, miembro del consejo asesor del Colegio de Médicos de Valencia y endocrinólogo del Hospital Doctor Peset y del Instituto Valenciano de Infertilidad, explica por dónde van actualmente las vías de investigación

"Se están llevando a cabo tratamientos experimentales de aplicación endógena (vía subcutánea, ya que por vía oral la leptina se degradaría) y los obesos pierden peso, pero no demasiado. De momento, no se vislumbra una solución a corto o medio plazo gracias a esta hormona".

Las personas obesas son resistentes a la leptina. Aunque presenten exceso de esta sustancia, el 'mensaje' no llega al hipotálamo. El doctor Morillas lo compara con los diabéticos de tipo 2, con resistencia a la insulina. Hace quince años, cuando el equipo de Friedman identificó la nueva hormona, hubo ruido científico y mediático y grandes esperanzas. No en balde, apunta Carlos Morillas, "la obesidad es la gran epidemia del siglo XXI". "Con el hallazgo de la leptina, las cosas parecían aclararse: cuando se pierde peso, la grasa corporal deja de formar leptina y el organismo pone en marcha todos los mecanismos necesarios para comer hasta recuperar el peso correcto. Y al revés... Así que parecía la clave para mantenerse en un peso estable toda la vida".

La relación de la leptina y la obesidad rompió estos esquemas. En cualquier caso, el hallazgo de la hormona -no es la única que regula el apetito, hay otras como la ghrelina, la serotonina, etc- ha servido para entender mejor por qué se come.

También ha permitido saber que los depósitos de grasa no son tales, sino un órgano endocrino que segrega hormonas. Se han abierto nuevos campos. Pero la leptina, por ahora, está lejos de ser la 'clave' de la delgadez, tal como fue bautizada.