Noche de zombis, brujas y fantasmas, de vivos que se ríen de los muertos, Halloween, una tradición milenaria y anglosajona, se ha hecho un hueco en el calendario festivo español, a pesar de las suspicacias que provoca en la jerarquía católica, que la considera una costumbre "pagana".

El obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, alertaba a sus fieles, en su misiva semanal, sobre el "riesgo" de que puedan desaparecer costumbres cristianas tan "arraigadas y beneficiosas" como la devoción a los santos y el recuerdo a los difuntos.

"Si todo quedara en un juego de niños, con sus regalos y travesuras... Pero también podemos correr el riesgo de que, a impulsos del comercio, del consumo y de la moda, costumbres como ésta, paganas, importadas, prevalezcan y hasta desplacen costumbres cristianas", argumentaba el prelado.

Importada, sí; comercial, también, pero la realidad es bien tozuda: en los últimos cinco años la fiesta de Halloween "se ha convertido en un auténtico boom", destaca Vicente Pizcueta, portavoz de la Asociación Nacional de Empresarios por la Calidad del Ocio, que habla incluso de "un segundo carnaval".

"Nosotros, desde luego, vendemos muchos más disfraces estos días que en carnaval", comenta Laura Amor, gerente de "Vicente Rico", empresa madrileña con larga experiencia en el negocio de la broma y el disfraz.

Las grandes superficies comerciales también confirman ese auge. "La gente cada vez lo celebra más", aseguran fuentes de Carrefour, que desde hace días ofrece en todos sus centros un amplio surtido de productos para niños y adultos. Golosinas, disfraces, maquillajes, calabazas iluminadas, objetos de decoración para la casa... que contribuirán a convertir la del 31 de octubre en una noche "terrorífica".

Así pues, este sábado, víspera del Día de Todos los Santos, jornada en la que por tradición se impone la visita a los cementerios y el atracón de huesos de mazapán y buñuelos, en muchos pueblos y ciudades de España la noche se poblará de monstruos, momias y fantasmas, de inquietantes espectros con ganas de juerga hasta que el cuerpo -o el esqueleto- aguante.

También de pandillas de chavales y chavalas que, al amparo de la oscuridad y de un disfraz más o menos original, aporrearán las puertas de sus vecinos para llenar sus bolsillos de chuches y alguna que otra moneda.

"All Hallows Day"

Un día antes, en el colegio, muchos habrán celebrado ya una fiesta cuyos orígenes se remontan a los pueblos celtas que, más de dos mil años atrás, habitaban lo que actualmente es Irlanda, Gales, Escocia o el norte de Francia, y que anunciaba los rigores del invierno.

Siglos después, la Iglesia de Roma declararía el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, lo que en Inglaterra llamaron el "All Hallows Day". La noche anterior, o "All Hallows Eve", derivó con el paso del tiempo en lo que hoy conocemos como "Halloween".

Fermín Bouza, catedrático de Sociología y Opinión Pública en la Universidad Complutense, recalca el origen celta de una fiesta que, con otros nombres y otros ritos, se ha celebrado en España "desde la noche de los tiempos. Somos -dice- un país cruzado de celtismo".

Una celebración pagana "cristianizada con posterioridad" y que supone, en opinión de Bouza, una "afirmación de la vida, del ser humano. Un reírse de la muerte".

La noche de Halloween llega un año más cargada de calabazas y misterio, de bromas y calaveras, de caretas y disfraces sangrientos, de un humor macabro que Hollywood y la televisión han popularizado en todos los rincones del planeta. Vicente Pizcueta, portavoz de los empresarios del ocio, habla de que es un ejemplo más de la "indiscutible colonización" de la cultura anglosajona.

"Este año, aunque la crisis se hace notar, hay también una importante demanda de disfraces. Arrasa el que lucía el malogrado Michael Jackson en el videoclip de "Thriller", su mayor éxito discográfico. Lo tenemos agotado y hay lista de espera", comenta la gerente de "Vicente Rico", empresa que estos días hará el veinte por ciento del total de su caja anual.

Bares, discotecas y demás lugares de ocio nocturno también confían en hacer negocio con Halloween, pretexto o gancho publicitario que parques de atracciones, restaurantes y hasta gimnasios utilizan para captar nuevos clientes.