Haciendo gala de un particular sentido del humor, Veronesi ha considerado: "vivimos en una sociedad llena de dolor", lo que queda reflejado en su libro, que, además, creó entre los años 2000 y 2005, tras un proceso de divorcio y sin saber muy bien dónde estaba ubicado el colegio de sus hijos.

En "Caos calmo" narra la vida de Pietro Paladini, un ejecutivo televisivo, que sufre una convulsión el día en que, mientras está, junto con su hermano, también cuarentón, a punto de morir ahogado por salvar en el mar a una desconocida, pierde a la mujer con la que iba a casarse en breve.

Esta "poderosa, ambiciosa y personal novela", según el editor de Anagrama, Jorge Herralde, prosigue con este personaje instalado en su automóvil frente al colegio de su hija, en una forma de locura que le sirve de refugio por la pérdida que ha sufrido.

Su coche, por otra parte, se convertirá en una especie de confesionario del dolor, por el que asomarán desde su hermano, con complejo de Peter Pan, a una cuñada desquiciada, e incluso la mujer a la que salvó, que descubrirá que ha sido traicionada por su marido.

Veronesi, nacido en Florencia hace 49 años, ha reconocido que la primera idea relacionada con esta historia nace de la lectura infantil de las tiras cómicas protagonizadas por Snoopy, con la figura de Lucy -una de las niñas de estas viñetas- colocando un banco para poder confesar al resto de personajes.

También tiene que ver con lo que le aportó al escritor la lectura de una novela de James Purdy en la que un niño se sienta delante de una pensión en la que cree vive su padre.

"Una de mis ideas con respecto a la novela es que quedándose quieto se pueden vivir muchas más aventuras que estando en movimiento", ha precisado Sandro Veronesi, quien ha subrayado que es escritor por Fedor Dostoievski y, especialmente, por Mario Vargas Llosa, "con cinco o seis obras maestras en su haber, lo que no se puede decir de muchos otros".

Respecto de la polémica suscitada en Italia por una escena de sexo incluida en la película "Caos calmo", interpretada por Moretti y dirigida por Antonello Grimaldi, ha dicho Veronesi que en el ámbito literario ya fue anatemizado por determinados sectores conservadores de su país y el episcopado italiano.

La escena en cuestión dura unos cuatro minutos y el público ve a los actores Nanni Moretti e Isabella Ferrari practicando sexo, de pie y sin mirarse.

Para Veronesi, si esta escena "fuerte, muy dura, porque no es de amor, la hubiera protagonizado otro actor como Sergio Castellitto, no hubiera habido tanto escándalo".