"Muchos de los colores artificiales se hacen con materiales sintéticos y contienen elementos perjudiciales como plomo y cadmio", dijo en un anuncio dirigido a sus conciudadanos la jefa de gobierno del estado de Delhi, Sheila Dikshit.

En "Holi", la multitud lanza bombas de agua indiscriminadamente, pinta las caras de sus amigos con polvos de colores e incluso se arrancan camisetas mientras se baila a ritmo de tambor.

Dikshit llamó a la población delhí a usar productos naturales como la remolacha, las espinacas, la menta y las cáscaras de granada para obtener toda la gama de colores que los indios normalmente compran en forma de polvos tóxicos para embadurnar a propios y extraños.

"Holi' es el día de la amistad, del amor, del cariño, porque fue el día de la reencarnación del dios Vishnu", explica a Efe Manoj Sharma, originario de la región norteña de Uttar Pradesh, donde el festival se celebra por todo lo alto.

El "Holi" rememora, entre otros relatos mitológicos, la reencarnación de la deidad hindú Vishnu en un avatar mitad hombre y mitad león que protegió a uno de sus más fieles devotos y mató a un antiguo rey que pretendía acabar con su vida.

"Es una fiesta cuyo significado me llevará años entender, pero desde fuera se disfruta mucho también sin ser indio", dice Luis Miquel Acosta, un español afincado en Nueva Delhi.

El primer ministro indio, Manmohan Singh, resumió la esencia de la fiesta al señalar que "Holi" representa "el espíritu de fraternidad, armonía y tolerancia" de la India, según declaraciones recogidas por la agencia PTI.

Incluso en un poblado de la región oriental de Orissa, los musulmanes se han unido a la celebración de este festival hindú, un gesto que los devotos de la religión mayoritaria en la India han devuelto con una ofrenda en una mezquita, según la agencia IANS.

Los jóvenes son los que celebran el festival con mayor ahínco: muchos de ellos se pasan botellas poco salubres repletas de "bhang", una bebida compuesta por leche mezclada con azúcar y raíces de cannabis.

Ni siquiera las autoridades pueden escapar a este festival, uno de los más importantes del calendario hindú, que coincide siempre con la luna llena.

Mientras que la presidenta del gubernamental Partido del Congreso, Sonia Gandhi, ha aparecido hoy ante las cámaras con la frente multicolor, el excéntrico ministro indio de Ferrocarriles, Lalu Prasad, se ha empapado absolutamente de granate y se ha dirigido a los medios en visible estado de éxtasis.

En la historia de la India, son célebres los festejos de "Holi" en la Universidad de Santiniketan, sobre todo cuando el poeta bengalí Rabindranath Tagore, su fundador, estaba con vida y celebraba la fiesta con los niños.

Algunos intelectuales occidentales han conocido de cerca el festival primaveral por excelencia de la India.

El filósofo de las religiones rumano Mircea Eliade describió la fiesta de "Holi" en Santiniketan como una "danza en medio de una vorágine de nubes bermejas, de canciones y de alborozo".

Otros, como el escritor argentino Julio Cortázar y el poeta Octavio Paz, celebraron la fiesta como dos indios más, tal y como testimonia un cortometraje de la década de 1960, cuando Paz era embajador de México en Nueva Delhi.