Los precios de los productos básicos se han duplicado o triplicado desde 2006, los sueldos no han subido al mismo ritmo, pero la población no deja de lanzarse a por un crédito para adquirir un vehículo de cuatro ruedas y saturar cada día más las súper-congestionadas calles de ciudades como Argel.

La introducción en el país al comienzo de la presente década de la financiación de la compra de bienes de consumo ha transformado los hábitos sociales y el recurso al préstamo se ha arraigado muy rápida y profundamente en las costumbres.

Según los últimos datos de la Asociación de Bancos Argelinos ABEF, el crédito a particulares alcanzó los 200.000 millones de dinares argelinos (cerca de 2.000 millones de euros) en 2007, de los que un tercio se dedicó a la compra de automóviles.

La fórmula de financiación para la compra de vehículos fue lanzada tímidamente a finales de los años 90 por la entidad estatal Caja Nacional de Ahorra y Previsión (CNEP).

Pero fue la llegada al mercado argelino de los bancos franceses hace cinco años, especialmente "Cetelem" y "Societé Generale" la que aceleró definitivamente el desarrollo del fenómeno.

Los bancos franceses "democratizaron" los créditos, facilitando al máximo los criterios de concesión: sólo es necesario disponer de un salario mensual de 20.000 dinares (cerca de 200 euros) para obtenerlos sin ninguna restricción.

"Sin esta fórmula, la inmensa mayoría de los argelinos no habría podido jamás comprar un coche. Es verdad que para muchos endeudarse requiere grandes sacrificios, ya que cerca de la mitad del salario mensual se va en el pago del crédito y los intereses", reconoce Yahia, un funcionario padre de familia.

En su opinión, aunque represente "un golpe" para el presupuesto familiar, tener un automóvil "no es para nada ya un lujo sino una necesidad absoluta".

El fenómeno ha impulsado de forma extraordinaria el mercado automovilístico en Argelia. Según los datos oficiales, cerca de 200.000 vehículos nuevos de todas las marcas y categorías se vendieron en 2007 frente a 120.000 tan sólo tres años antes.

No hay más que darse una vuelta por las principales ciudades del país para comprobar el impresionante número de automóviles nuevos que pueblan las calles, la gran mayoría comprados a crédito.

Un flamante parque automovilístico, sin nada que envidiar al de cualquier país occidental, que contrasta con la pobreza de algunas zonas del país y con las dificultades de amplias capas de la población para cubrir sus principales necesidades.

Los precios de los productos básicos de consumo, como el aceite, el café, la sémola, el azúcar o la harina se han multiplicado por dos, incluso por tres desde 2006 y las facturas de agua, luz o gas no dejan de aumentar, al igual que otros gastos habituales de las familias como el sanitario.

Los salarios, sin embargo, siguen sin subir en proporción, pese a las continuas promesas del Gobierno para revalorizarlos.

"Yo ya estaba harta de hacerme empujar para subirme a un autobús, de esperar una hora de media para encontrar un taxi. Contraté un crédito, tengo mi propio coche y voy adonde quiero y cuando quiero", dice Nabila, una profesora en una escuela del barrio residencial de Hydra, uno de los más "chic" de la capital.

Pero la irrefrenable compra de automóviles está creando problemas de tráfico muy graves en las grandes urbes y en las principales carreteras del país.

En Argel circular en coche se ha convertido en un auténtico infierno, agravado por los cada vez mayores controles policiales en las calles y los accesos a la capital.

"Si de noche cuesta sólo diez minutos atravesar todo el centro, por el día y sobretodo en las horas punta hay que emplear más de una hora", se queja un taxista y destaca "que encontrar un aparcamiento es cosa de muy afortunados".

El centro de Argel sólo tiene cuatro estacionamientos públicos -que casi siempre están completos- y en muchas calles se ha prohibido aparcar por motivos de seguridad.

Pero todos estos inconvenientes no disuaden a los argelinos, para muchos de los cuales la felicidad no parece residir más en "el prado", como dice un viejo dicho francés, sino en el automóvil.