En España, el 31,8% de los puestos de mando empresariales (jefes ejecutivos, gestores y directores de pequeñas empresas) eran desempeñados en 2006 por mujeres, un porcentaje que en la media de la UE subía al 32,6%.

En un comunicado, la Comisión Europea destacó que la escasa representación femenina en los cargos de más responsabilidad empresarial es aún mayor en las grandes empresas, ya que cerca del 90% de los consejeros de las principales compañías son hombres.

Con motivo de la celebración, el próximo 8 de marzo, del Día Internacional de la mujer trabajadora, Eurostat recordó que en los Veintisiete el paro sigue afectando más a la población femenina.

Según sus datos, el 7,4% de las mujeres de la UE están desempleadas (frente al 6,3% de los hombres) y la tasa de ocupación femenina es del 58,8% (la masculina es del 73,2%).

La situación es peor en España, donde la tasa de ocupación llega al 55% y el paro afecta al 10,9% de las mujeres.

Sin embargo, en lo que se refiere a la presencia en la primera fila de la política, las españolas están mucho mejor que la mayoría de europeas, ya que el 36% de los miembros del Parlamento Nacional son mujeres, sólo por debajo de Dinamarca, Holanda, Finlandia y Suecia.

En el conjunto de los Veintisiete, sólo el 23% de los escaños parlamentarios los ocupan mujeres, frente al 16% de hace una década.

La Comisión Europea subraya que esta tasa sigue por debajo del umbral del 30% que se considera necesario para que las mujeres ejerzan una influencia política significativa.

El Parlamento Europeo rebasa ligeramente ese porcentaje, con un 31% de mujeres.

En España hay, asimismo, un 41% de ministras, un porcentaje que baja al 24% en toda la UE.

Aún nos superan Suecia, donde el 45% del Gobierno está formado por mujeres, y Finlandia, con un 60%.

Bruselas también atiende a la participación de la mujer en las esferas más altas de la Administración pública y señala que, de media en los Veintisiete, las mujeres ocupan el 33% de los puestos correspondientes a los dos niveles superiores de la jerarquía, frente al 17% aproximadamente en 1999.

También ha mejorado la representación femenina en los cargos más altos de las instituciones comunitarias, aunque todavía sólo el 20% los desempeñan mujeres, seis puntos más que en 1999.