"Queremos dedicarle este concierto a un amigo", dijo Sabina; "a Mercedes y a Gabriel García Márquez", anunció Serrat en un alto que ambos hicieron en su concierto para anunciar la presencia del autor de "Cien Años de Soledad" en el Auditorio.

"Amigo que comparte la lengua que hablamos y que es la lengua en la que escribe, "Gabo, ¿dónde estás", preguntó Serrat, y entonces García Márquez se presentó en el palco de honor del Auditorio para recibir el aplauso del auditorio.

La "parranda" que Serrat y Sabina pasean por México llegó al principal escenario de espectáculos de la capital mexicana con un repertorio lleno de deseos vida y deseos, sin egos ni egoísmos y con un derroche musical.

Entre los "19 días y 500 noches", "Esos locos bajitos", "Penélope" y el "Bulevard de los sueños locos", Sabina y Serrat se entregaron en el escenario sin pausas y con mutuo reconocimiento a su arte y su música.

Sabina se quitó el sombrero cuando mencionó a José Alfredo Jiménez, el compositor de las canciones que canta Chavela Vargas que vive en Boulevard de los sueños rotos.

Serrat fue pródigo con su cómplice de parranda y le dejó hacer en los diálogos espontáneos que acompañaron al concierto, donde no faltó un par de expresiones muy mexicanas, como el "Viva México, cabrones".

Encantados por el público, la pareja Serrat-Sabina regresó dos veces al escenario extendió el concierto a 2,30 horas con temas ya clásicos como "Cantares" y "Para la libertad".

El bombín de Sabina, el humor desplegado por Serrat en sus diálogos y su "que la Virgen de Guadalupe me lo cuide (a Sabina" hasta diciembre", hicieron inolvidable para un público mexicano un concierto que ha paseado por escenarios de España y de América Latina.