"Se trata del templo ceremonial más grande del mundo, pues mide 24 kilómetros cuadrados, y en él se realizaban distintos tipos de rituales", explicó a Efe Orefici, director de las excavaciones arqueológicas, que comenzaron hace veinticinco años.

El arqueólogo señaló que hasta ahora no se había sabido interpretar por qué este templo se encontraba enterrado y sellado y explicó que hay dos teorías que lo justifican.

Una de ellas prevé que el enterramiento se produjo "como una forma de negación de la religión", debido a las catástrofes naturales que sufrió esta civilización.

La otra explica que, al igual que se hacía en Egipto momificando a los faraones, lo enterraron "para que perdurase en el tiempo", señaló Orefici.

La cultura Nazca vivió en la costa septentrional y desértica de Perú entre el 400 a.C. y el 650 d.C., y hasta ahora "no existe un conocimiento exacto sobre cómo fue esta cultura", señaló el arqueólogo italiano.

En la zona no se han encontrado restos de viviendas, armas ni muros defensivos, y por lo que se ha investigado no se producían sacrificios humanos de enemigos extranjeros, como en otras culturas, sino de sus propios miembros, según Orefici.

La lengua que utilizaba esta cultura se desconoce debido a que no se ha encontrado ninguna inscripción, mientras que las excavaciones han desvelado que su estructura política era teocrática y su economía se basaba en la pesca.

Las divinidades representadas en la ciudadela de Cahuachi no tienen un nombre pero están relacionadas con los animales, ya que aparecen dibujados felinos y orcas marinas.

Durante las excavaciones también se ha encontrado un instrumento musical muy similar a la flauta de pan o zampoña actual, y otros objetos de cerámica, que pueden visitarse en un museo creado por el profesor Orefici.

Las excavaciones arqueológicas de la cultura Nazca son las que más están durando en Perú y, según el estudioso, deben continuar para profundizar en el estudio de esta cultura prehispánica tan desconocida.