Cristina Ruiz

Madrid, 1 oct (EFE).-

Su bautismo musical, "Vivir no es sólo respirar", le valió un Disco de Oro y numerosos reconocimientos por eso, Diego Martín asegura que cuando se enfrentó a su segundo trabajo le afloró "cierto nerviosismo" que retrasó el proceso de composición hasta "hace seis meses", cuando el artista se despojó de esos miedos y comenzó a escribir.

El resultado -que verá la luz mañana con el sello de Warner- vuelve a invocar al amor y desamor pero, a diferencia de su primer disco "más español o latino", "Puntos suspensivos" se aventura hacia "el pop británico, con más presencia de las guitarras y una batería contundente, pero sin perder los giros flamencos", concluye el cantante.

Martín siente que en estos tres años de carrera y casi 200 conciertos ha "crecido tanto en lo musical, como en la forma de cantar", por eso advierte de que en sus próximos directos se podrá ver su faceta "más potente" porque "Diego Martín no es sólo Déjame verte", sentencia.

Un buen ejemplo de esta evolución es "Hasta llegar a enloquecer", el sencillo que sirve de presentación a un álbum "lleno de vivencias personales", según apunta el cantante.

Y es que, uno de los temores que han acechado al artista es que lo encasillaran como un producto de una sola canción, por lo que espera que su segundo trabajo pueda consagrarle y que la gente lo considere "un músico serio".

Quizá para demostrar esa valía, en esta ocasión el murciano ha preferido no incluir ningún dúo entre los diez cortes del disco, aunque dice que ha contado con el italiano Neck para aconsejarle sobre el sonido de la guitarra acústica.

A sus 26 años y tras haberse dedicado a oficios tan dispares como camarero o gasolinero, el cantante asegura que está "realizando un sueño, algo que no todo el mundo puede cumplir" y que da gracias cada mañana por ello, aunque reconoce que en esta nueva etapa echa de menos cosas tan cotidianas como "pasar más tiempo con la familia" o poder cuidar personalmente a sus perros.