Será la tercera vez que don Felipe y doña Letizia acudan juntos al templo de la madrileña avenida Ciudad de Barcelona donde se venera la imagen.

Estuvieron allí por primera vez inmediatamente después de contraer matrimonio en la catedral de La Almudena, la lluviosa mañana del 22 de mayo de 2004, para ofrecer a la imagen bizantina el ramo de novia de la ya Princesa de Asturias.

Hasta allí volvieron el 7 de junio de 2006 para pedir protección para su primogénita, la Infanta Leonor, que contaba poco más de siete meses.

Los Príncipes entraron con su niña en el templo y los acordes del órgano les acompañaron en su recorrido hasta el altar, donde elevaron conjuntamente a la pequeña, vestida con un faldón blanco, ante la imagen de Nuestra Señora.

Los Reyes también dieron continuidad a tan antigua devoción al presentar a sus tres hijos, las Infantas Elena y Cristina y el Príncipe de Asturias, ante la Virgen de Atocha. La Duquesa de Lugo también llevó al templo a sus dos hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica.

Alfonso XIII, que nació el 17 de mayo de 1886, fue llevado ante la Virgen de Atocha cuando tenía 45 días. No hay constancia de que sus hijos fueran presentados, ya que la basílica fue cerrada en 1911 por estar en ruinas.

De acuerdo con datos históricos, Alfonso XIII, acompañado por su madre, la Reina María Cristina, presidió el primer sábado de noviembre de 1926 el traslado de la imagen desde el Real Patronato del Buen Suceso a la basílica de Atocha.

La Virgen fue proclamada protectora de la Familia Real y de la Monarquía española en 1643 por Felipe IV, aunque el origen de esta devoción real se sitúa en el Rey Alfonso VI, en el siglo XI, cuando se calcula que fue construido el primer templo dedicado a esta Virgen.

La pequeña imagen bizantina de Nuestra Señora de Atocha, que la leyenda apunta que llegó a España desde Antioquía en el siglo X, siempre se ha salvado de los pillajes a los que el templo fue sometido.

Las coronas de la Virgen y el Niño fueron un regalo de Isabel II, en agradecimiento por haber sobrevivido en 1854 al apuñalamiento del cura Merino, cuando iba a presentar a la Virgen a su hija la Infanta Isabel, "La Chata".

La imagen de la Virgen de Atocha, que lleva una diadema simple en la cabeza, está en actitud sedente, sobre un trono, y sujeta al Niño con la mano izquierda, mientras que con la derecha sostiene una manzana, signo de la Redención.

Habitualmente se venera en su camarín sin manto, corona ni condecoraciones, aunque en las grandes ocasiones, como el día en el que doña Letizia acudió con el Príncipe a depositar su ramo de novia, muestra la Insigne Orden del Toisón y la Real y Distinguida Orden de Carlos III.

También en las ocasiones excepcionales, la imagen de la Virgen se adorna con el rostrillo, muy utilizado en los siglos XVIII y XIX en lugar de otras joyas, y que enmarca el rostro de la imagen para ensalzarla.

Aunque la historia del edificio que alberga la imagen es confusa, se sabe que Felipe III mandó construir la capilla de la Virgen.

Felipe IV reedificó, a partir de 1649, el camarín, al que Carlos III dotó de frescos pintados por Lucas Jordán.

El arquitecto Isidro González Velázquez se encargó de la reconstrucción después de la ocupación francesa y, ante los deterioros posteriores, la Reina regente, María Cristina, convocó en 1890 un concurso para edificar un gran templo, pero el arquitecto Fernando Arbós sólo concluyó el campanile y una parte del claustro, que hoy es el Panteón de Hombres Ilustres.