Ante esta definición Reverte explicó en una entrevista con Efe: "Nunca seré partidario de enterrar la memoria, pero ahora hay un tipo de militancia que quiere convertir este país en una especie de parque temático de la memoria. Estoy a favor de que se conozcan las cosas que pasaron, pero todas", subrayó.

Con documentación recopilada durante varios años para títulos como "La caída de Cataluña", "Soldado de poca fortuna" o "La batalla del Ebro", Reverte narra en "Triple agente" (Espasa) la historia de Mariano Fernández, un "periodistilla" que, en un momento de la Guerra Civil en que todavía no está decidido qué bando resultará victorioso, se ve forzado a trabajar como espía para el bando nacional y colaborar con los nazis afincados en España.

Personajes históricos como el agente doble británico Kim Philby, y otros inventados por Reverte, se encuentran en una trama en la que verdad y apariencia se confunden, y en la que no falta una historia de amor paralela.

"Los espías fueron personajes comunes de la Guerra Civil española; también los hubo en la postguerra y probablemente los hay ahora", apuntó el autor, quien sólo publica aquellas obras con las que se siente completamente a gusto y que no pretende "vivir de la escritura".

Reverte, que no se figura a qué tipo de público puede gustar "Triple agente", ha escrito el libro que a él le gustaría leer, por lo que se mostró bastante orgulloso del resultado: "Cada vez me exijo más escribiendo, necesito que las novelas tengan ritmo y, sobre todo, que los personajes estén vivos", indicó.

Durante la fase de construcción de sus personajes, el autor necesita encontrar "ese algo que dé vida a la trama" y enamorarse de sus personajes -especialmente de las mujeres-, según confesó.

Al ser una trama con un telón de fondo histórico, la obra planteó durante su proceso de escritura algún problema de tipo técnico, "como el encajar algunas partes en determinadas fechas o hechos reales"; un obstáculo que cree haber resuelto de modo "más o menos airoso" ya que, "cuando te crees a tu personajes, todo funciona".

La investigación histórica llevada a cabo los últimos años para otros títulos le ha mostrado una realidad de la Guerra Civil en la que, según subrayó el escritor, hubo "de todo menos grandeza o belleza, solo existió la miseria, el hambre y el dolor, como en todas las demás".

En este sentido Reverte se muestra partidario de honrar a todas las personas que desaparecieron en la Guerra Civil, mientras que como ensayista y gran conocedor de aquella etapa histórica no coincide con las opiniones que tildan de "prebélico" el "crispado" ambiente político actual.

"Cada vez que me inquieto me voy al bar, que es un termómetro excelente de la sociedad de este país, y allí la gente sigue sin darse botellazos", arguyó un escritor para quien es "difícil" ser ajeno a la política ya que todos "acabamos quejándonos del presidente de la comunidad de vecinos y discutiendo con los taxistas que ponen la COPE", ironizó.

En cuanto a su próximo proyecto, Reverte trabaja en un proyecto que le fascina: un ensayo sobre las huelgas asturianas en la década de los sesenta en el que tendrá que echar mano de sus dotes literarias, ya que se le presenta la misma dificultad que en "La batalla del Ebro", y es que a primera vista no parece ser un hecho que se extienda los suficiente como para convertirse en ensayo.

"Si consigo que se lean las tres primeras páginas, confío en que no puedan dejar de leer", aseguró el escritor, quien se confiesa "fascinado" por poder contar episodios de la historia desconocidos por la mayor parte de la sociedad española.

"Cuando hablo de este proyecto, la gente se queda con la boca abierta, entonces -arguyó el autor- me doy cuenta de lo mucho que me gusta contar cosas".