El volumen aborda en sus 106 páginas la historia, la poesía, el carácter de música urbana y los instrumentos e intérpretes del fado, además de abordar su evolución y su futuro tras éxito internacional alcanzado por algunos de sus intérpretes.

El libro cuenta además con una veintena de ilustraciones de las que es autora la fotógrafa francesa Natacha Lercher y supone, según señala en el prólogo el poeta y editor Daniel Gouveia, "una prueba más de la capacidad del fado para movilizar sensibilidades, estén las almas sensibles donde estén".

Según Gouveia, los autores han sabido transmitir "el deleite que les provoca el fado, el placer que sienten al deambular por las callejuelas de Lisboa" y lo han hecho "no con una mirada de extranjeros sino de vecinos y amigos, sobre una música que no les resulta extraña porque la sienten como pocos".

Los autores del libro forman parte de la Asociación de Amigos del Fado en Asturias y su objetivo es "facilitar el acceso al fado" a quienes todavía desconocen una música "con sentimiento y personalidad", según uno de sus autores, el crítico musical Miguel Ángel Fernández, que se define a sí mismo como "lusófilo".