Estos premios, que otorga la Asociación Española de Críticos Literarios, llegaron a la 51 edición y en este ocasión, atendiendo a su carácter rotatorio, se fallaron en Lugo a donde el jurado llegó el pasado jueves para iniciar las deliberaciones.

El ponente de novela en lengua castellana, Angel Basanta, destacó del trabajo de Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923), ganador del premio Nadal en 1960 y finalista del premio Planeta en 1972, que se trata de una trilogía de dos mil páginas en las que narra la "evolución histórica, política y familiar" de la localidad vasca de Getxo.

Destacó que su novela la "interesante" diversidad de registros y técnicas narrativas y precisó que es un trabajo de"gran envergadura" al tiempo que "necesario en estos tiempos tan desmemoriados".

La ponente de poesía en lengua castellana, Julia Uceda, reconoció que fue "muy difícil" la discusión para llegar a conceder el Premio de la Crítica al poemario "La certeza" de Sánchez Rosillo, profesor de literatura española en la facultad de letras de la Universidad de Murcia, que se dio a conocer al ganar el Premio Adonais en 1977 con el libro "Maneras de estar solo".

Uceda dijo que "La Certeza" es un libro "fluido, de tono íntimo, humano, cercano, reposado, al que el lector se puede acercar muy bien y muy cómodamente".

Joan Josep Isern Márquez fue el ponente que expuso las obras premiadas en lengua catalana, quien resaltó el carácter de "novela hipnótica y radical" para el trabajo realizado por la ilerdense Núria Perpinyá con la novela "Mistana" que fue quien recibió el reconocimiento de la Asociación en este apartado.

Joan Joseph relató como "Mistana" se ambienta en un paisaje permanentemente velado por la niebla y que describe "la locura de sus habitantes", en una clave narrativa "muy cercana a los cánones de la tragedia griega".

Del poemario "Monstres" del mallorquín, Joseph Lluís Aguiló, ganador en el apartado de poesía catalana, el ponente hizo hincapié en que se trata de una libro "que nos habla de las diversas concepciones de la monstruosidad".

"Es -añadió- una reflexión sobre la condición humana escrita desde los márgenes de lo que convencionalmente denominamos normalidad".

En el apartado de literatura gallega los reconocimientos fueron para el trabajo poético del Catedrático de literatura de enseñanza media a la vez que ensayista y poeta, Román Raña Lama, "As metamorfoses do túnel", en tanto que en Novela, la galardonada fue la monfortina Teresa Moure, doctora en lingüística, con "Herba moura".

El ponente de literatura gallega fue Luciano Rodríguez quien recordó que Moure es autora de dos novelas en gallego, una de ellas "Herba moura", por cuyo trabajo ya recibió el premio Xerais de novela.

Luciano Rodríguez destacó de la novela el uso de "recursos tan dispares como la epístola, el diario, el ensayo y la poesía, para construir una novela de alto estilo, gran precisión y dominio lingüístico", que constituye "todo un canto a las pasiones".

Del trabajo poético de Román Raña, resaltó recoge un cambio en su hacer literario marcado por "un impuso vital" que se alega de la "visión pesimista" que aparecía en sus libros anteriores, imponiéndose "un tono afirmativo".

En literatura en lengua vasca, los premios fueron el poemario "Gorputzeko Humoreak (Los humores del cuerpo), de Angel Erro (Burlada, 1978) y la narrativa "Neguko Zirkua (Circo de invierno), de Harkaitz Cano (Lasarte, 1975).

El ponente en literatura vasca, Jon Kortázar, definió "Circo de invierno" como una obra que recopila diecinueve cuentos, en donde el autor utiliza "varios registros" en la configuración de un mundo que "juega con la ironía, y con múltiples registros, que no abandona la vanguardia, pero que busca en los ecos de Carver y Auster la expresión aturdida frente a la violencia del mundo contemporáneo".

Del trabajo de Angel Erro destacó que se trata de un poemario unitario construido "entorno a cuatro núcleos temáticos: la melancolía, el semen, la sangre, y la tinta", combinando un sentido irónico con "una profunda reflexión sobre algunos aspectos oscuros de la vida".

El Presidente de la Asociación Española de Críticos Literarios, Miguel Angel García-Posada recalcó el carácter "plurilingüe" de los premios de la crítica, así como la composición "absolutamente plural" del jurado.

También hizo hincapié en que los premios de la crítica están "exentos" de cualquier clientelismo y tributo mercantil, circunstancia que dijo que permitió que los premios tengan 51 años de existencia, después del primero que se falló en Zaragoza.