Ginés García Millán, quien tras un discreto inicio en el mundo de la interpretación, se convirtió en uno de los rostros habituales de nuestro cine tras su paso por la serie televisiva 'Periodistas', se acercará el próximo viernes 30 de julio a su pueblo, Puerto Lumbreras, para meterse en la piel de 'Hamlet' de la mano de Eduardo Vasco, recientemente nombrado director del Teatro Nacional. ¿Echaba de menos el drama con Eduardo Vasco?

Sí, yo ya trabajé con Eduardo en la obra de 'Don Juan Tenorio'. Fue, precisamente, durante el transcurso de ese trabajo donde surgió el proyecto de 'Hamlet', una obra con la que puedo decir que me he liberado.

Subirse al escenario en su pueblo, ¿le pone nervioso o le proporciona mayor confianza?

Lo cierto es que para mí supone una gran responsabilidad, pues incluso tengo amigos que nunca me han visto trabajar en teatro. Los nervios están presentes en la medida en que pretendo que la gente se lo pase bien, lo disfrute, sobre todo siendo en este lugar tan precioso (entorno de las casas-cueva del Castillo de Nogalte).

No es la primera vez que se mete en la piel del príncipe Hamlet, pues ya lo hizo al terminar la Escuela de Arte Dramático de Madrid, ¿qué dudas y tormentos le asaltan ahora?

Según el momento en el que te encuentres en tu vida y según la manera que tengas de entender el mundo, 'Hamlet' te puede decir una cosa u otra. Curiosamente, el proceso en el otro Hamlet fue muy distinto, pues en aquella ocasión empezaba muy entero y acababa en la locura más absoluta. Ahora quizás el proceso sea al revés, pues es un personaje que empieza más atormentado y las circunstancias y ese camino que le llevan a la muerte le van a hacer llegar muy sereno y muy entero. El proceso, siendo el mismo texto y la misma función, es inverso. Pero es lo que tiene esta grandísima obra, que cada lectura que hagas te llevará a cosas diferentes. No se trata únicamente de un personaje atormentado por la duda, sino que creo que es el resumen de la duda humana, que es la venganza, el miedo, la amistad, el amor, son muchas cosas. Es muy completo.

¿Va a ser la única oportunidad de verle metido en la piel de Hamlet en Murcia?

De momento sí, aunque espero que Puerto Lumbreras sea la primera plaza en la Comunidad, pues a mí me encantaría ir por toda la rede de teatro de Murcia.

En el momento de decaimiento del cine español, muchos actores fijaron su vista en la televisión, ¿es éste un medio de supervivencia?

La televisión es un medio más. Si se tiene la oportunidad, lo bueno es hacer cine, televisión y teatro. Creo que hay que trabajar en todos los medios, pues esta profesión te va llevando a una cosa u otra. Lo que sí es cierto es que la televisión te da popularidad, y eso para mucha gente es una salida profesional muy interesante.

Actualmente vivimos el 'boom' de la series televisivas, ¿no teme una Operación Triunfo de actores?

Pues no (risas), ya que creo que la carrera de actor es muy larga. Es una carrera de fondo, por lo que no te puedes quedar en el éxito rápido y fácil, en la popularidad de la televisión, porque igual que llega se va. Creo que quien tenga verdaderamente vocación de actor y voluntad, igual que hace televisión y le llega un momento de popularidad, si ésta se le va hará teatro en no tan buenas condiciones.

¿Cómo ha sido trabajar con Federico Luppi en 'Pasos'?

Ha sido todo un regalo, un regalazo de los que te hace la vida a nivel profesional. Luppi es un actor al que admiro, por lo que el hecho de que me llamara para hacer su primera película como director es para mí un orgullo y una suerte. Con él te sientes protegido como actor, al ver que sabe mucho de actores, que te dirige bien, y todo esto es una suerte. Ahora vamos a ver cómo ha quedado la película, pues está en periodo de montaje. Aunque lo cierto es que salga como salga, a mí el trabajar con Federico Luppi ya no me lo quita nadie.

Con Luppi vuelve al cine con un personaje odioso, Francisco, que maltrata a su mujer pero es un cielo de cara a la galería.

Sí, Francisco es un personaje muy duro, aunque tampoco diría que es odioso. Es un personaje terrible, que actúa así porque realmente está enfermo. Ha sido muy difícil, pues siempre hay que hurgar en el alma de los personajes, aunque también te enriquece como persona.

Cuando finalice con Hamlet, ¿piensa desengrasar con alguna comedia?

Pues la verdad es que me encantaría (risas). Porque, madre mía, llevo una época de tragedias que hacer una comedia disparatada me liberaría. Lo cierto es que hay que tomarse las cosas como vienen y con la máxima alegría posible dentro de la tragedia.