Comenzar la casa por el tejado, así podría denominarse en plan castizo lo sucedido en el todavía en obras museo Arqueológico regional. Cerrado desde hace varios años para su ampliación y remodelación, se compraron unas vitrinas para colocar parte de las piezas arqueológicas, vitrinas que, una vez elaborado el plan museológico, se han mostrado inadecuadas para albergar buena parte de las piezas que querían exhibirse en el futuro.

¿Qué ha pasado? Lo normal es que primero se elabore el plan museológico, que marca cómo se quiere enfocar el museo, número de salas y número y tamaño de piezas que se instalarán, etcétera, para después adquirir los contenedores (por ejemplo: las vitrinas) siguiendo esa guía fundamental que es el plan. Durante la etapa en que los museos fueron responsabilidad de Lourdes Avellá -y según fuentes de la dirección general de Cultura- las cosas, aquí, se hicieron al revés.

"Había -explican- una especie de informe previo de Jorge Juan Eiroa, pero no un plan, que hemos tenido que encargar después". La redactora de ese plan, ya prácticamente acabado, es Isabel García Fernández, que en cultura califican como una de las mejores especialistas en su campo, profesora de Museología de la Complutense de Madrid, autora de artículos y monografías sobre el campo y directora del Máster de Museología de Madrid". Tras acabar el proyecto Museológico del Arqueológico, ahora trabaja también en el proyecto Museográfico.

Cuando entró el actual equipo de Cultura, con José Miguel Noguera como director general, tomó una decisión drástica: añadir a los años que ya llevaba cerrado el museo más años de cierre en una especie de 'enmienda a la totalidad' al proyecto anterior. Ahora, la nueva fecha prevista para la apertura es finales del 2005, aunque Noguera ha querido que el espacio tenga ya actividad con diversas exposiciones (como la importante denominada 'Scombraria') y la apertura de salas para exposiciones.

Pero esa 'larga cambiada' a todo lo que se había hecho con anterioridad tenía un problema: las vitrinas habían costado veinte millones de pesetas. Noguera se encontraba ante este dilema: o perdía ese dinero y arrumbaba las vitrinas compradas o seguía con ellas "y se planteaba la ridícula situación de que unas vitrinas condicionaran todo el discurso museológico, en lugar de lo contrario, como es lo lógico".

Finalmente, ha habido suerte y no tendrá que hacer ni una cosa ni la otra. "Hemos llegado a un acuerdo -explica ahora el propio Noguera- con el futuro 'Museo municipal Jerónimo Molina' de Jumilla, con cuyo ayuntamiento vamos a firmar un acuerdo. El director, Fernando Retes, ha hecho un estupendo proyecto y la mayoría de estas vitrinas le vienen bien para la aplicación del mismo". Todo un respiro.