Con estas palabras explicó a Efe el realizador Javier Corcuera, director de Fisahara, una iniciativa que, por cuarto año consecutivo, llevará al desierto argelino, hasta el próximo domingo, una programación internacional encabezada por películas españolas como "Volver", "Vete de mí", "El laberinto del fauno", el documental "Invisibles", "Salvador" o "La noche de los girasoles".

"Cada festival es como si fuera el primero, porque cada año lo organizamos en un campo de refugiados diferente. A lo largo de estas ediciones hemos perfilado la programación, con países invitados como Cuba y Argelia, mientras que este año incluimos una retrospectiva de cine africano", desgranó Corcuera, director de documentales como "Invierno en Bagdad" y "La espalda del mundo".

El programa también incluye apartados para largometrajes extranjeros como el de temática saharaui, otro denominado "Mujeres en África" -coordinado por la Asociación Dclic-, cine documental y una espacio reservado al público infantil.

El campo de refugiados de wilaya de Dajla -el más alejado de los cuatro asentamientos saharauis del desierto argelino- será el encargado de acoger esta edición a los más de 250 personas, entre periodistas, actores, y visitantes, que compartirán unos días con el pueblo saharaui en un festival que culminará con la entrega de un premio llamado Rosa del Desierto y un camello blanco (real), símbolo de la paz para la población saharaui.

"Una avanzadilla está preparando una pantalla gigante en mitad del desierto y otra cubierta para las películas de adultos", comenta Corcuera, que cita entre los actores asistentes a Carmelo Gómez, Daniel Brühl, Rosa María Sardá, Guillermo Toledo, Silvia Abascal o Carlos Iglesias.

Fisahara también incluye la celebración de mesas redondas, un concierto que este año corre a cargo de Amparo (del grupo Amparanoia); y talleres de cine para que los jóvenes saharauis aprendan todas las técnicas relacionadas con "el montaje, el sonido, la edición o la realización" y tengan la posibilidad de contar algún día sus propias historias, comentó Corcuera.

En este sentido Fisahara es una plataforma de denuncia de la situación de los saharauis, aunque desde un punto de vista positivo: "Somos optimistas, ésta es una manera de no bajar la guardia y continuar denunciando la situación. Espero que la próxima edición pueda celebrarse en un Sahara libre", comentó el realizador.

Aunque Corcuera no puede precisar el presupuesto, el festival recibe aportaciones de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, el Ministerio de Cultura, Ayuntamientos, la Agencia Española para la Cooperación Internacional y aportaciones individuales.

El certamen se vive por parte de la población saharaui "como un momento de encuentro, ocio y cultura", pero lo más importante "es que les hace ver que la gente no se olvida de ellos", apuntó Corcuera.

"Aunque Fisahara dure unos pocos días, esta iniciativa hace llegar al resto del mundo la dimensión de este problema, y la necesidad de que se solucione, porque llevan muchos años en una situación que no debería continuar", aseveró.

Según confesó este director de documentales, la primera vez que visitó uno de estos campos fue "con la intención de rodar una película", un proyecto que nunca se desarrolló, aunque ahora no descarta que haya llegado el momento de hacer un largometraje: "Los conozco más de cerca, he viajado muchas veces a los campos de refugiados y en el cine documental lo más importante es la cercanía".

Conocido como el "Desierto de los desiertos", en la árida zona argelina de Tinduf viven cerca de 200.000 saharauis desde su salida de los territorios del Sahara Occidental en 1976, cuando España abandonó a su antigua colonia y Marruecos la invadió en la conocida como "Marcha verde".

Esta población, que desde entonces espera volver a lo que considera su tierra y el cumplimiento de varias resoluciones de la ONU, se reparten en cuatro campos de refugiados, donde, con un 65 por ciento de población femenina, viven sin instalación eléctrica ni agua potable y básicamente de lo que reciben de ayuda internacional.