Como un visionario y un valiente, "características que acompañan casi siempre a un genio", definió la ministra de Cultura, Carmen Calvo, a un artista "al que admiro y adoro".

En declaraciones a Efe, recordó que ha dedicado a este genio "una parte muy importante de mi vida política y como ministra me ha tocado hacerle el gran homenaje en el Prado y el gran homenaje al Guernica" y consideró que el malagueño era técnicamente un artista perfecto.

"Tuvo una enorme cualificación técnica para trasladar todo ese mundo que los genios suelen ver por adelantado a una obra inmensa.

Conmovió el siglo XX, conmovió los cimientos técnicos de la pintura, del dibujo y de la estética del siglo XX y sigue conmoviendo los cimientos del siglo XXI. Quienes pensaron que no sería un clásico, que no iba a estar colgado en los museos más importantes del planeta, se equivocaron rotundamente".

Picasso es un clásico "en esa lista pequeña de los clásicos de la pintura en este planeta y por eso en su momento quisimos que el gran homenaje que íbamos a organizar para celebrar el 125 aniversario de su nacimiento se hiciera en el Prado". Ese fue "un juego entre lo que representa el Prado en términos de clasicismo con un genio consagrado como uno de los grandes talentos sin duda de ningún tipo".

Esta gran exposición, "Picasso. Tradición y vanguardia" organizada conjuntamente por el Prado y el Reina Sofía, que recibió un total de 785.189 visitantes, demuestra sin paliativos, en opinión de Miguel Zugaza, director del Prado, "la doble dimensión histórica del genio Picasso. Por una parte su papel como recapitulador de la gran tradición del arte occidental y, al mismo tiempo, como inspirador principal de la ruptura con esa misma tradición que se produce en el siglo XX, eso que hemos dado en llamar vanguardia".

Para Zugaza, "esa doble dimensión histórica temporal e intemporal ha caracterizado a los grandes genios modernos como por ejemplo Miguel Angel, Caravaggio o Goya".

Como "un genio universal" ha definido Ana Martínez de Aguilar, directora del museo Reina Sofía, a Picasso, "sin duda, el artista más importante del siglo XX, con una vitalidad y capacidad creadoras inigualables. Su obra impregna y atraviesa todo el arte de la modernidad y, como no podría ser de otra manera, es el eje fundamental de las Colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía".

El genial malagueño tiene, en palabras de Martínez de Aguilar, la facultad de ver el mundo desde todos los ángulos posibles, formales, psicológicos o intelectuales.

Su pasión por la vida le lleva a interesarse por cuanto al hombre le afecta, la soledad, la ternura, el amor, el deseo, el puro juego, la decepción, el dolor, la crueldad, la locura, la fascinación por la mujer "y para expresarlo inventa nuevos lenguajes-cubismo, collage en tres dimensiones- experimenta con todo tipo de materiales, utiliza todas las técnicas, pintura, escultura, dibujo, grabado, collage, cerámica, y en todas destaca con una excepcional maestría".

A lo largo de su trayectoria "bebe igualmente de todas las fuentes artísticas. Descubre la escultura africana, el análisis de las formas en Cézanne, el clasicismo monumental, participa de la distorsión del surrealismo para expresar lo más real del dolor, mira a Velázquez y a los grandes artistas del pasado revisitándolos.

Absorbe todo, necesita experimentar con todo, apropiarse de todo para transformarlo y devolverlo con una expresión primigenia, fresca y rabiosamente contemporánea".

Picasso es la realidad misma. No pretende trascenderla ni sublimarla sino mostrarla. "Quizá en esa capacidad de confundirse con la realidad es donde reside su gran fuerza y su contemporaneidad. Porque a pesar de la revisión crítica de su obra a través de innumerables monografías, exposiciones y estudios, Picasso sigue ofreciendo perspectivas inéditas, flujos de energía artística con los que contarán los creadores del futuro", señaló a Efe la directora del museo.

Paloma Esteban, conservadora del Reina Sofía y experta en Picasso, describe al artista como un genio indiscutido del siglo XX, que "ha cambiado y determinado los destinos del arte de su tiempo y del arte del porvenir".

Sus famosas "Señoritas de Aviñon" que le convirtieron en uno de los principales abanderados de la vanguardia europea, "fueron el punto de partida del cubismo", práctica artística "que iba a poner en cuestión toda la representación plástica precedente"

En su variada y amplia producción hallaron eco todos los movimientos de vanguardia pero quizá su grandeza estribe sobre todo en haber sabido transformar la obra de arte en estado de ánimo, "en haber logrado convertir la representación de la realidad en vivencia compartida por espectador y artista".