Las CulpaSS cumplen diez años. El proyecto con el que Martaé Martínez y Alexandra Cánovas plantearon una moda sostenible, comprometida y arraigada desde el corazón de Murcia ha crecido junto a ellas y se presenta al principio de otra década como una referencia incuestionable a la hora de hacer las cosas de otra manera: la suya.

Se suele decir que el de la moda es un mundo difícil. ¿Han tenido que pegar muchos codazos en una década?

Ciertamente no, o al menos no tenemos esa sensación. Creemos que somos más de enhebrar los brazos como señoras que pasean por el Malecón. Nos gusta trabajar con gente/proyectos con los que tenemos afinidad, o tiene interés/respeto por lo que hacemos, y viceversa. Y así los codazos se los da otra peña, que a nosotras nos da pereza.

¿Cómo era esa industria que encontraron y cómo eran ustedes?

Era una basura, algo más de lo que es ahora. Y nosotras éramos más inocentes, nos dimos varios batacazos por intentar seguir la fórmula que en ese momento llevaban las marcas de moda, hasta que comprendimos que no teníamos que hacer lo que se suponía que estaba establecido, sino que nosotras mismas podemos dictar y encontrar cuál es la forma más sostenible y acorde a nuestros valores.

¿Tenían en mente que Las Culpass pudieran cumplir diez años? A principios de la veintena, la mayoría de proyectos son efímeros.

El tiempo pasa muy rápido en general y si te lo pasas bien, más todavía. Creemos que eso es lo que nos ha pasado, porque cuando empezamos el proyecto no había ambición ninguna más allá de hacer las macarradas que se nos ocurriesen y presentarnos a concursos que sabíamos que no íbamos a ganar pero disfrutábamos imaginando las caras del jurado al ver nuestros dossieres.

¿Qué ha cambiado?

Han cambiado esos referentes prácticamente inexistentes cuando comenzamos, y que hicieron que las marcas que surgimos después de la crisis de 2008 tuviéramos que inventarnos nuevos modelos de negocio a base de ensayo y error. Ahora hay más proveedores recuperando el tejido industrial textil en España, y poco a poco va siendo más sencillo comprar fornituras o tejidos hechos aquí, pero sigue siendo cómo encontrar una aguja en un pajar.

¿Les ha asaltado la duda de cómo habría sido montar Las CulpaSS en Madrid o Barcelona ?

No demasiado, en cualquier caso, la de cómo hubiera sido tener más pasta. Nos declaramos firmes defensoras de las provincias en general y de Murcia en particular, para iniciar proyectos como el nuestro.

Al menos en nuestro caso todo han sido cosas positivas. Hemos creado lazos con un montón de gente valiosa y hemos conseguido que muchas personas se sientan partícipes del éxito del proyecto, de corazón. En general creemos que esas sinergias son las que nos dieron el empuje para salir fuera. Y nos encanta llegar a un sitio nuevo a hablar de Las CulpaSS y que flipen con Murcia.

Además, si no quieres que la escena de tu ciudad sea una mierda eres en parte responsable de no abandonar ese tejido sociocultural. Si todas nos vamos fuera a desarrollar nuestros proyectos qué quedará en Murcia...No nos gusta la idea de haber dejado a Murcia sin Las CulpaSS, pero tampoco serían las mismas CulpaSS de haber dejado Murcia.

Ropa reivindicativa, autogestión, producción ética, ´upcylcing', ´slow fashion', compromiso social...¿qué supone luchar con esas armas en el mundo Inditex?

Supone sobrevivir, y nosotras tenemos mucha suerte porque hemos recibido mucho amor. Pero es duro, muy duro, cambiar la mentalidad y el sistema de consumo ´fastfashion' de tantísima gente. Por no hablar de los algoritmos de Instagram o si no tienes ni idea de lo que es el SEO. Pero también por eso nos gusta trabajar desde lo local para seguir creciendo, porque sentimos que la cercanía hace que nuestro mensaje le llegue mejor a la gente.

Las bases de Las CulpaSS no parecen casar con el crecimiento indiscriminado que propugna el capitalismo.

Sí, parece que el objetivo (capitalista) de una empresa debe ser crecer, crecer y crecer. Pero como nuestra intención nunca ha sido hacernos ´muchimillonarias' con Las CulpaSS, sino tener un medio de vida con el que sentirnos cómodas, nunca nos hemos movido por obtener el máximo beneficio. Es muy fácil deslocalizar la producción y fabricar prendas por dos duros para venderlas 15 veces más caras, pero lógicamente no nos sentiríamos nada cómodas haciendo eso.

Quizá estemos poniendo un techo, pero está donde se pierde la coherencia entre nuestros valores y nuestro trabajo.

Este verano estuvieron de retiro espiritual y sacaron conclusiones.

Aunque sobre el papel todo está muy claro, poner las cosas en marcha es difícil. También por eso tomamos la decisión de limitar el horario de atención al público de nuestro espacio al actual de tres días a la semana.

Nos dimos cuenta de que desde que abrimos nuestro espacio a pie de calle, el querer competir con los horarios habituales de los comercios nos quitaba un tiempo y trabajo privados muy necesarios. Necesitábamos pararnos a pensar cuáles queríamos que fuesen nuestros próximos pasos y que teníamos que hacer para empezar a andar por ahí.