Tras un año marcado por la escasez de estrenos a consecuencia de la pandemia, el género documental ha despuntado tímidamente en las nominaciones de la 35 edición de los Premios Goya, desveladas este lunes por la Academia de Cine. Y lo ha hecho, especialmente, de la mano de My mexican bretxel, de la debutante Nuria Giménez Lorang, y de la gran esperanza murciana de la temporada: El año del descubrimiento, el filme cartagenero de Luis López Carrasco.

Habitualmente confinadas en su categoría de Mejor Documental, ambas han logrado acceder a otras nominaciones: Mejor Montaje (Sergio Jiménez), en el caso de la cinta del joven realizador murciano, y Mejor Dirección Novel, centrada en la figura de Giménez Lorang. Sin embargo, esto tan solo es la confirmación de algo que ya avanzaron los Feroz -los premios de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España- durante la lectura de sus candidatos, que incluyó a El año del descubrimiento entre las aspirantes a la ‘máscara dorada’ a Mejor Película Dramática y a López Carrasco entre los elegidos para disputarse el galardón a Mejor Director y Mejor Guion (firmado junto a su socio, el cartagenero Raúl Liarte).

Los responsables de El año del descubrimiento, una película que indaga en la memoria y el presente de la clase obrera española mediante el recuerdo de las revueltas que hicieron arder el parlamento murciano en 1992, se mostraron este lunes muy felices y sorprendidos con todas las reacciones que están generando su cinta dentro y fuera de España. Y es que pese a sus particulares características -hablamos de una propuesta muy poco comercial, con una duración de tres horas y un montaje en pantalla partida-, el filme cartagenero se ha convertido en todo un fenómeno boca-oreja desde su estreno y ha cosechado grandes elogios de la crítica tanto a nivel nacional como internacional.

«Sabíamos que podía generar interés de un público diverso a pesar de sus características, porque es una película que nos apela, nos atañe lo que cuenta», señalaba este lunes López Carrasco. «Conecta con nuestra necesidad de entender un presente que no es cómodo, de reconstruir la memoria de gente y escuchar una historia que igual no se había contado hasta ahora. Pero no para impugnar un relato de prosperidad; simplemente, ahora que parece que todos estamos atravesados por la precariedad, entender de dónde viene es algo que motiva mucho», explicó el murciano en la sede de la Academia de Cine.

Sobre el hecho de que los documentales se asomen por fin a otras categorías en los Goya, tanto López Carrasco como Luis Ferrón, productor de El año del descubrimiento, manifestaron su confianza en que no sea un hecho aislado. «Me gustaría que esto no fuera un accidente provocado por la pandemia -apuntó Ferrón-, ojalá logremos una mayor apertura para estas propuestas y que así puedan llegar al gran publico, porque muchas veces no llegan porque no se proyectan fuera de Madrid o Barcelona».

El realizador murciano también desechó la idea de «milagro» o «anomalía», enfatizando que «el cine o es plural o no es», y que es «lógico y razonable» que una película documental o de animación pueda estar en otras categorías.

Por su parte, su ‘rival’ Nuria Giménez Lorang, que reside en Barcelona y no pudo desplazarse a Madrid para asistir en directo a la lectura de los nominados, estuvo representada por su productora María Zamora, especialmente satisfecha por la nominación a Mejor Dirección Novel. «La mirada es lo más importante, y Nuria es un talento a seguir con una forma de mirar muy especial», inistió Zamora, que destacó de ella «el juego que establece con el espectador» en My mexican bretzel.

Este documental es una suerte de diario, del de una mujer de clase acomodada entre los años cincuenta y sesenta, que toma vida gracias a las grabaciones caseras de su marido, que son en realidad parte del medio centenar de bobinas de cine que la realizadora catalana encontró en el sótano de la casa de su abuelo en Suiza.

Pese a lo arriesgado de la propuesta -la narración es solo con subtítulos, sin voz en off, y apenas hay sonido-, la película es una experiencia inmersiva que atrapa al espectador desde el primer segundo con una mezcla de misterio, emoción y romanticismo. «Es un documental de creación, que parte de un material documental para rellenarlo de forma subjetiva», explicó María Zamora.

Dos más

Las otras dos candidatas al Goya a Mejor Documental son Anatomía de un dandy, un retrato en profundidad del escritor Francisco Umbral dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, y Cartas mojadas, de Paula Palacios, sobre el drama migratorio. Sobre el buen momento que vive el género, esta última ha destacado que para ella lo más importante es acceder a lugares difíciles -como fue una Libia en guerra en este caso- para ver y mostrar realidades de otro modo inaccesibles. Por su parte, María del Puy Alvarado, productora de Anatomía de un dandy, no ha dudó en calificar el 2020 como «el año del documental», y manifestó su confianza en que esto siente un precedente.