Una vez más, Pedro Serna nos deleita estos días invernales, de intenso frío, en nuestra emblemática galería Chys; una cita, una relación (la del artista y este espacio), con más de cuarenta años de historia. Y un frío intenso que contrasta con sus cálidos e inconfundibles paisajes, donde la luz y el cielo se funden en una armonía placentera para el goce del visitante.

Para Serna, pintar es vivir, es gozar, es amar; sin sus acuarelas, Pedro Serna no sería el pintor incombustible, incomparable e irrepetible de su cálida obra, de su sutil y delicada obra, al que nos tiene acostumbrados. Porque ¿quién es ajeno a Pedro Serna en Murcia? Y en otras ciudades de la geografía española; así como fuera de nuestras fronteras: Italia, Francia, Marruecos€, por citar algunas...

Pintor autodidacta, pero amigo personal y discípulo de Ramón Gaya, al que respetaba y admiraba profundamente y con el que solía salir a buscar el recóndito paisaje de nuestra querida huerta murciana, esperando a ser pintado. Pero Serna también tuvo otro gran pintor murciano como referente, Bonafé. De él y de Gaya aprende y aprehende lo mejor, e inicia su carrera por cuenta propia.

Sus acuarelas son distintas a las de los anteriores pintores mencionados. Serna les da su toque personal e íntimo: son más cálidas, reflejan uniformidad en temas de cromatismo y la subjetividad está presente en cada una de ellas; son únicas, muy personales con identidad propia y valedoras de un estilo único, inconfundible y maravilloso.

Isabel, su esposa y musa a la vez, aparece siempre en alguna de sus obras. Esta cándida mujer, a la que tuve el gusto de conocer, es el amuleto que constantemente le inspira y anima en su quehacer cotidiano.

Serna es auténtico porque, además, pinta del natural, de lo que la Naturaleza le ofrece en ese instante: sus azarbes y acequias, sus casas medio derruidas y desvencijadas, sus inconfundibles palmeras, los tonos cálidos de sus montañas, sus inconfundibles cañaverales ...

En esta exposición, por ejemplo, hace presente a su esposa en medio del paisaje en pleno movimiento: representa a una jovial jovencita, con los brazos en jarras, donde al fondo se vislumbra una humilde casa rodeada de un palmeral y al fondo unas suaves peñascos.

También podremos contemplar en Chys La casa del abuelo, El puente romano de Córdoba, Ricote, Azarbes, Un paisaje francés y Abanico y rosa, éste último con una temática diferente, aunque no exento de una gran belleza. Pero, el resto, todos en perfecta sincronía, una sucesión de pintura cuyo aire y sutileza no es ajena a la persona que la disfruta.

Para Serna la luz es fundamental (como para todo buen pintor): si no encuentra la luz en el momento de pintar, no planta el caballete, pero hasta que lo logra, no desiste. Por suerte, conoce nuestra Región palmo a palmo: su huerta, los campos, la costa, los pueblos (todos y cada uno de ellos)..., y la recorre siempre buscando temas diversos y sugerentes.

La evolución de Serna como pintor ha sido extraordinaria a lo largo de los años, pero también conviene resaltar que, al igual que como artista, como persona es humilde, nada vanidoso, y ese carácter enaltece más su obra.

De su época francesa expone un paisaje que difiere por sus tonalidades (un tono más frías que el resto de las demás), pero no por eso menos bella. Hablando con él, me dijo que ese tema ya lo había trabajado Cézanne, y que él lo tenía pintado desde hacía algún tiempo pero que era la primera vez que lo exponía.

De hecho, quiero resaltar que Cézanne debió influir en Pedro Serna; es también un referente para él. Lo demuestran las dos acuarelas citadas: Das Château Noir und das Gebirge Saint Victoire y Das des Arc mit ViaducKt und Pinic, donde apreciamos bastantes años después ciertas concomitancias.

Serna está presente en numerosos museos de nuestra geografía española. Sus temas diversos son únicos, sus marinas, temas venecianos, romanos... Y a pesar de que ha recibido numerosos premios y galardones, creo que en Murcia no se le ha tratado con el rigor y el honor que se merece. Pienso que el Ministerio de Cultura o el organismo a quien corresponda podría plantearse organizar una gran exposición sobre su obra. Es solo mi opinión personal.

Para terminar, animo a todas las personas que puedan y quieran pasar unos minutos agradables a que visiten la galería de arte. Seguro que no se arrepentirán.