Jesús Montoya es profesor de Literatura en la Universidad de Murcia, además de un destacado investigador con artículos y monográficos de gran agudeza y enorme valor académico. Ahora, como autor de ficción, ha logrado armar un libro de cuentos muy bien trabado y de gran solidez, con un estilo literario impecable. Por un lado, destaca su refinado uso del lenguaje. En El tiempo real (Boria Ediciones, 2020) hay, en este sentido, relatos que podrían leerse como poemas en prosa, debido tanto a su belleza formal como a su profusión idiomática. Es evidente que Montoya conoce bien el lenguaje y sabe valerse de él para elaborar juegos verbales de gran nivel. Elipsis y referencias a otros textos enriquecen la lectura de estos cuentos. Por otro lado, hay también que valorar la sutileza con la que urde las tramas de cada pieza, dosificando con elegancia la información y ocasionando momentos de verdadero misterio en relatos en los que se insinúan atroces secretos familiares, se contempla el tiempo como sustancia o se llega al absurdo más levreriano.

Hay en El tiempo real una evidente querencia por lo autoficcional. En algún lugar incluso llega a declarar que toda literatura es escritura del ´yo'. El autor se desdobla en algunos de sus personajes, y nos adentra en textos de dudoso autobiografismo que reflejan el mundo académico universitario. En el cuento Osvaldo, mi amigo y yo, por citar el ejemplo más evidente, realiza una suerte de puesta en escena ingeniosa en la que leemos un cuento dentro del cuento. Un ejercicio que sirve a Montoya para realizar una falsa exégesis literaria y, de paso, a través de deslices metaliterarios, para poner en solfa los tics de los escritores. Con ironía y desparpajo, Jesús Montoya se ríe del mismo acto escritural desde la propia escritura y demuestra que la literatura es tan importante que no debemos tomárnosla en serio. Juegos de espejos que remiten a Cortázar, pero que agregan una pátina de irreverencia de la que los solemnes cuentos del argentino carecían. Es quizá El teléfono el cuento más redondo de esta antología y el que mejor define la poética de Montoya. Figuras borrosas del autor insertadas en una ficción disparatada y nostálgica, en la que el protagonista se desdobla en una artificiosa vida que no le corresponde para vivir bajo el signo del Otro. Un divertido e intrigante intercambio de identidades que nos llevarán hasta un final inesperado.

El relato que da título al volumen emula una sucesión de estados de Facebook. Un relato melancólico y sobrio sobre la soledad que provocan las redes sociales. Con una mirada que oscila entre el análisis de la realidad y la nostalgia poética el cuento avanza mimetizándose con el discurso digital y poniendo de manifiesto la frialdad de esta forma de comunicación contemporánea.

En estos cuentos, Jesús Montoya demuestra un talento especial para la narración corta. Con una prosa deslumbrante logra emocionar e inquietar. Además, con una penetrante mirada sobre la realidad, llena de ironía y clarividencia, logra mostrarnos un mundo nuevo y cargado de nuevos significados. Un bello e inteligente libro.