Inmaculada Leal acaba de ser reelegida como presidenta de una de las instituciones culturales más emblemáticas de la Región de Murcia, el Orfeón Fernández Caballero. En su segundo mandato, la cantante murciana apuesta por «continuar una senda de trabajo muy clara». Se trata de la renovación del coro, «un reto que se nos presenta como algo que no se puede postergar durante más tiempo» y que «debe asegurar la perdurabilidad de la agrupación».

¿Se veía reelegida?

Pues tenía mucha ilusión, pero siempre hay que tener mucho respeto por las demás candidaturas y, claro, nunca se sabe. Por suerte, los socios del orfeón, a los que quiero dar las gracias, han valorado positivamente el trabajo que ha venido realizando este equipo directivo y ha optado por la continuidad.

¿Cómo afronta su segundo mandato?

Con el convencimiento de que tenemos que seguir la línea de trabajo que comenzamos hace cuatro años, y esa es la de afrontar la renovación del Orfeón Fernández Caballero.

¿Renovación a qué niveles?

Especialmente del personal del coro. Hay que empezar desde abajo y solidificar unos buenos pilares. Me refiero a integrar en el ADN de nuestros jóvenes el funcionamiento de la institución y que poco a poco vayan tomando el testigo de los veteranos.

¿Cómo de urgente es esa renovación?

Bastante. Es algo que no se debe postergar porque de ello depende que el Orfeón Fernández Caballero siga estando vigente y adaptado a los tiempos que corren. Hay quien piensa que esta renovación tiene algo de autoritario, pero no es así. Al final, la gente joven quiere cantar con gente joven, y es algo natural, no podemos oponernos.

¿Cómo se encontró al Orfeón Fernández Caballero cuando entró?

Yo empecé en 2004 como orfeonista, y la verdad es que recuerdo aquellos años con muchísimo cariño. El orfeón vivía un momento álgido, teníamos dentro unas 60 o 70 personas. Al final se acaba notando que el Fernández Caballero es el padre de todos los coros de la Región de Murcia. Prácticamente cualquier coro y cualquier agrupación de cantantes líricos está formado por gente que o ha salido de aquí o en algún momento ha pasado por aquí.

Suena a gran responsabilidad.

Sin duda, lo es. A veces, desde dentro de la propia institución, somos capaces de tomar algo de distancia, algo de perspectiva, y entendemos el varapalo que sería para la cultura murciana que el Orfeón Fernández Caballero desapareciera. Además de una formación cultural que está cerca de ser centenaria, tenemos el que seguramente sea uno de los archivos históricos más extensos y más completos de la Región de Murcia. Somos muy conscientes de que somos una referencia aquí y fuera de aquí, a nivel nacional. Esa responsabilidad tenemos que ser capaces de transformarla en energía para afrontar y superar los retos que tenemos por delante.

Además de la renovación, ¿qué otros retos afronta en su segundo mandato?

Administrativos, sobre todo. Hace años se creía que por el hecho de ser una entidad sin ánimo de lucro no teníamos por qué estar sujetos a regulación alguna, pero con la aparición de las escuelas de música, eso cambió. Ahora tenemos la obligación de que todo esté regularizado, y es algo bueno, porque eso acaba traduciéndose en información de la gestión que hacemos, todo está reflejado y cualquier socio puede consultarlo cuando lo desee.

También trabajan en la manera de que el orfeón llegue a nuevos públicos.

Sí, no queda otra. Nosotros creemos que todo pasa por el hecho de que la música coral y la música, en general, esté desde el minuto uno en la formación de los niños. Sin eso, sin una apuesta clara y continua por la música en la formación, será muy difícil asegurar la continuidad de cualquier formación musical de este estilo. Al final, la música es un fin en sí misma, pero también un medio para tratar infinidad de cosas y para desarrollar infinidad de talentos. Además, sabemos que, dentro de la música, la clásica va en el vagón de cola para muchas administraciones, y la música coral, en los últimos asientos del vagón de cola. Nosotros hemos tenido en el Ayuntamiento de Murcia a un aliado a lo largo de estos años, en especial en el concejal Jesús Pacheco, que ha sabido ver que el Orfeón Fernández Caballero es patrimonio histórico cultural de la Región de Murcia y ha demostrado que muchas veces es mucho más importante una gestión inteligente y coordinada que una inversión determinada.

Este año han conseguido materializar una de sus batallas más dilatadas: una sede permanente para el orfeón.

Pues sí, es algo que, dentro de lo horrible que ha sido este año, nos permite sacar algo positivo. Horrible porque hemos vivido con incertidumbre cada hora, porque hemos tenido que pararlo todo, porque aún no sabemos cómo podrá desarrollarse una actividad cultural como la nuestra durante el año que viene. En cuanto a lo de la nueva sede, es algo que nos va a dar mucha fuerza a todos los niveles. Está situada en el Centro Cultural Puertas e Castilla, y nos va a permitir crecer en pedagogía, por ejemplo, que es un pilar fundamental en nuestra institución. Tenemos todas las herramientas para volver a funcionar a tope en cuanto se pueda, pero sabemos que ahora mismo es el peor momento para tener prisa.

El Fernández Caballero es de los pocos orfeones que cuenta con una orquesta sinfónica propia. Casi una década después de su fundación, ¿qué balance hace?

Muy positivo. Como dices, somos de los pocos orfeones que tenemos una sinfónica propia, incluso a nivel nacional. Aquello empezó con una idea de varios músicos que formaban parte de la Orquesta de Aspirantes y le pidieron a Margarita Muñoz que fuese su directora. Ella aceptó y ahí empezó una aventura que estamos consiguiendo mantener, que nadie sabe lo que cuesta mantener una sinfónica propia. Estamos muy contentos con los músicos y con Raúl López Sánchez, que es nuestro director, al que solo podemos estar agradecidos.