El más célebre de los conciertos abrió este año 2021 con los alegres ritmos de los valses y polcas de la dinastía Strauss, pero una sala vacía y silenciosa por la pandemia de coronavirus empañó algo su mensaje de esperanza y optimismo.

Riccardo Muti dirigió, por sexta vez, un Concierto de Año Nuevo en Viena como ningún otro: con una desangelada Sala Dorada del Musikverein y aplausos telemáticos. Tampoco la célebre Marcha Radetzky, que cada edición pone fin al recital, contó con el acompañamiento tradicional de las palmas.

Aunque se sabía que la monumental sala estaría vacía y silenciosa, el saludo inicial de Muti a un auditorio ausente y los primeros planos de un patio de butacas fantasmal resultaron sobrecogedores. La falta de cualquier reacción a la conclusión de cada pieza dio al recital un aire de ensayo y los músicos, sabedores de ese problema, trataron de responder con una transición muy rápida que alteró el ´tempo' habitual del concierto. Los aplausos telemáticos de 7.000 personas de todo el mundo por medio de una aplicación al final de cada bloque dieron algo de calor al acto, aunque la imagen de los miembros de la Filarmónica puestos en pie ante aquel vacío también dejaba sentimientos encontrados.

Con todo, el maestro napolitano y la Filarmónica de Viena se sobrepusieron a las adversas circunstancias y ofrecieron un gran espectáculo musical, y eso, en las actuales circunstancias, ya es un triunfo. «Es extraño para nosotros tocar en una sala totalmente vacía», reconoció un emocionado Muti durante el recital, pero «seguimos aquí creyendo en el mensaje de la música», pese a «un año horrible».

El murciano José Carlos Martínez (1969) también ha entrado en la historia del concierto más visto del planeta al convertirse en el primer coreógrafo en repetir dos años seguidos. El exdirector de la Compañía Nacional de Danza de España ideó dos piezas de ballet para la emisión televisiva: una, basada en una polca ambientada en el cine mudo de los años 30 y, la otra, en un vals en la más clásica tradición vienesa.

La primera actuación fue la polca francesa Margarita, de Josef Strauss, y la segunda el vals Voces de primavera, de Johann Strauss hijo.