No nos engañemos. Bantastic Fand no ocupan los primeros puestos de las listas de ventas ni aparecen en los medios de más glamour, pero la modestia juega a su favor. Poseen un refinado gusto musical y saben proyectar las emociones a través de firmes canciones que están selladas por su inconfundible estilo de americana music. Somebody´s World (Perdición, 2019), de nuevo autoeditado y producido a medias por Nacho Para y Fernando Rubio, es un disco entrañable, emotivo, y con un poso de melancolía y esperanza que recubre hasta el último surco y sitúa a la banda en otro nivel. Su paleta de colores se ha ampliado, su estilo es más abierto y coral, y exploran también nuevos territorios sonoros, con guiños a los Beatles, a Django Reinhardt y a la música africana. En 2019 hicieron paradas especiales en el primer Americana Music Madrid y en el veinticinco aniversario del Blues Cazorla Festival, y reciente está su paso por el Festival de Blues de Cerdanyola. Ahora toca presentar este lunes en El Batel de Cartagena (donde está radicada esta banda fronteriza) Somebody´s World, que sin duda está entre lo mejor del género hecho en los últimos años. Nacho Para es el último romántico.

Desde nuestra última entrevista, a Dylan le concedieron el Nobel y nos dejaron Chuck Berry, Leonard Cohen... El sino de los tiempos. ¿Tienes un comentario?

El Nobel me parece un premio merecido que Dylan quizá no necesitaba. Tal vez mucha gente no lo entendió, pero me divirtió -como imagino que le divertiría al él- que muchos se rasgaran las vestiduras por no considerar que lo suyo fuera literatura. Pero a esos mismos nunca les oí quejarse de que a Charles Dickens nunca se lo dieran; ni este ni ningún otro premio. Los premios son arbitrarios, más con quien no los recibe que con los que sí. Los primeros que narraban historias eran los juglares, que eran músicos y cantantes. Dylan ha sido el gran juglar del siglo XX y lo sigue siendo en el XXI. Yo no pararía de darle premios si supiera que ese es su motor creativo, pero no creo que sea el reconocimiento lo que él busca. Chuck Berry fue un gigante que prendió la pira del rock'n'roll, pero no es como Dylan, porque hace mucho que no tenía nada que decir. Cohen era otra cosa: mantuvo una elegante dignidad hasta el final, y también podría haber recibido un Nobel de Literatura por la extraordinaria calidad de su poesía cantada.

Enhorabuena por el nuevo disco; me ha encantado. ¿Lo consideras, como suele pasar con frecuencia entre los músicos con su último disco, vuestra mejor obra?

En cuanto a sonido, desde luego que lo es, pero me cuesta tener hijos predilectos. Estoy contentísimo con el resultado porque creo que avanzamos intentando no dejarnos atrapar por las etiquetas.

¿Cuáles eran vuestras intenciones con Somebody's World? ¿Crees que vuestra paleta de colores a la hora de hacer americana se ha ampliado últimamente? ¿Hay más variedad estilística?

Desde el principio se concibió como un disco más abierto, en todos los sentidos. Aparte del tándem Nacho-Paco, con activa participación literaria de Pablo Vizcaíno, hay una canción de Fernando, Ancient light, y otra de Carlos Campoy, Smiling, donde por primera vez Paloma asume la voz solista. En cuanto a la paleta estilística, está claro que también es más colorida. Smiling, sin ir más lejos, no es americana. One of them es directamente africana. Where is Mathilda? entronca con el Clapton de los setenta, el que nos emociona. You es un western swing inspirado en los años veinte, pero los del siglo pasado. Y en The Kiss Brass Band creo que conseguimos un sonido fronterizo interesante.

¿Cómo describirías la evolución de Bantastic Fand desde sus inicio? ¿Qué se ha ganado y qué se ha perdido por el camino?

Perder no creo que se haya perdido nada, excepto la salud [risas]. Y ganar, creo que mucha solidez en directo y una banda capaz de improvisar, de no calcar las actuaciones. La libertad musical es un valor muy preciado entre nosotros, y todo el mundo entiende que el objetivo último es la canción, no el lucimiento personal. Así entendemos lo que es una banda, como un caos artístico mínimamente organizado donde todo el mundo sabe, sobre todo, cuando tienen que dejar espacio a los demás. Parece una tontería, pero no muchos lo consiguen.

¿Siguen siendo las mismas influencias las que se asoman en Somebody's world?

Al final es la suma de las influencias de cada uno de sus miembros. Yo tenía claro que quería hacer un disco en el que los críticos duraran al menos un instante antes de calificarlo como americana.

Es la primera vez que grabáis juntos. ¿Con este disco tenéis ahora más espíritu de banda? ¿Cómo crees que afecta esto al resultado?

El espíritu de banda se redobla cuando afrontas una obra común, en la que todo el mundo deja su sello. Fernando se incorporó después de Desert town, pero su marca es ya muy notable en el Live at El Intruso, de 2017. La experiencia de verlo grabar y de participar en Cheap chinese guitar me dejó claro que quería producirlo a su modo, aunque también se grabó parcialmente en mi estudio, como los anteriores. Nuestra relación de vasos comunicantes ha demostrado ser fructífera, y el sonido que conseguimos supera con creces a todo lo que yo había podido hacer hasta el momento. Seguiremos en esa línea, buscando siempre un sonido que nos represente.

¿Por qué elegiste Somebody's World como título del disco? ¿Lo consideras el más representativo o era un título que sonaba bien?

'El mundo de alguien'. Es una certificación de nuestra extrañeza hacia los que manejan el cotarro y hacia el mundo que estamos creando por acción u omisión. Somos como guerrilleros dentro de nuestra modesta actividad que es hacer canciones. Nos fabricamos nuestras balas, cavamos nuestras trincheras. Quizá el símil bélico no sea muy apropiado porque somos gente pacífica, pero yo estas alturas muerdo si alguien pretende arrebatarme mi esforzada parcela de libertad. Como banda no nos debemos a nadie, y eso me ayuda a dormir bastante bien. La canción Somebody's World, además, contiene frases premonitorias como: «Todo va a ir peor antes de que empiece a ir bien» o «Toda la fortuna que has visto brillar será incendiada».

¿Con qué está conectado temáticamente este nuevo disco? ¿Mira de reojo a la 'era Trump'?

Sí, bueno, las ideas de Trump las tenemos muy cerca, entre otras cosas porque hay partidos políticos que siguen asumiendo ese discurso. Puedes sentir muy claramente el influjo de Trump en Murcia. Y da miedo porque la libertad en ese país ha costado mucho esfuerzo conseguirla. Los abanderados de la ignorancia y el odio están siempre al acecho, y a menudo parece que todo puede derrumbarse de repente. Veremos qué pasa con Biden, pero de momento ha llegado como un enorme respiro frente al déspota del Twitter.

Por momentos me parece que el disco tiene una línea argumental. Algunas canciones dan la sensación como de cerrar un círculo. ¿Es así o me lo estoy imaginando?

No es un disco conceptual ni nada que se le parezca, pero sí que las canciones están escritas bajo un mismo influjo, el de sentirnos un poco como el último mohicano, solos en un mundo extraño. Una especie de resistencia poética, pero sin ninguna pompa o vocación redentora. Sí que hay una intención de consuelo, sobre todo el que nos proporciona la belleza de las cosas sencillas.

Algunos de los personajes que aparecen por las canciones son principalmente perdedores. ¿Son más interesantes de tratar?

Todos somos perdedores, ¿no? ¿Son ganadores Bill Gates, Brad Pitt y Pedro Sánchez? No lo tengo tan claro. Hay muchas formas de ganar o perder. Yo, por ejemplo, perdí cosas cuando dejé de escribir en los periódicos, pero sin duda gané otras que no tenía. Dylan siempre fue muy certero describiendo esa paradoja: «Cuando no tienes nada, nada tienes que perder». O eso de «Nadie es libre, hasta los pájaros están encadenados al cielo». Puedes no ser rico en términos económicos y serlo en muchas otras cosas. A veces percibo el afán del triunfador como un problema de adicción o directamente psiquiátrico bendecido por la sociedad. Ese mundo no es el nuestro, es de alguien muy distinto, como dice el título de nuestro disco.

Cada canción tiene el aspecto de un relato breve; está claro que en lo musical influye el sonido americano, pero a la hora de escribir los textos, ¿también te fijas en ese tipo de narrativa norteamericana?

Creo que no especialmente, aunque Pablo Vizcaíno es un devorador de poesía de la generación beat, y yo adoro a Mark Twain. Más que los perdedores, nos atrae la gente que viaja, busca, la que se mueve, la que no acepta vivir una sola vida, una rutina, un trabajo estable y aquí me planto. Pero creo que, en la parte que me toca, esa marca la tengo más de tratar con los subsaharianos que de la narrativa norteamericana. En Europa los llamamos refugiados, inmigrantes o ilegales, siempre nombres displicentes, pero ellos se llaman a sí mismos aventureros, y sus vidas tienen mucha similitudes con las de Tom Sawyer o Huckleberry Finn. En el camino, en plena aventura de cruzar África, se les ve incluso felices. Es al llegar al destino cuando a menudo se sienten desgraciados. De eso va One of them: «Bajo luces tenues, la gente sigue trabajando, dejaron en casa sus bellos sueños, y se preguntan por qué ahora no avanzan». Mientras avanzas, todo el mundo se siente bien. Cuando te detienes, tienes que saber bien dónde y para qué.

¿Cómo está siendo recibido el disco por crítica y público?

Críticas muy buenas; en eso siempre hemos tenido suerte. Incluso fue un honor salir muy bien parados en el último o penúltimo número de Rockdelux antes de su lamentable cierre. No era una revista donde esperábamos salir, pero creo que fue por las características de este trabajo, mucho más poliédrico y menos de género. Que te valoren desde posiciones tan dispares como Toma Uno de Radio Nacional o Rockdelux quiere decir que eso de abrir el abanico estilístico ha funcionado.

¿Se han visto frustrados vuestro planes con la covid ¿Cómo habéis afrontado esta crisis?

Nos ha ido bastante bien, aunque resulte extraño decir esto en 2020 y en la España de la queja permanente. En términos económicos, ha sido el año más rentable de Bantastic Fand. Hemos tocado en plena pandemia en el Factoría Sound Festival de Avilés, en el SmallTown de Portillo y en el Festival de Blues de Cerdanyola, todos ellos con financiación municipal. Últimamente digo mucho una frase de cachondeo: «No sé qué va a ser de nosotros cuando acabe esta pandemia».

Somebody's World no está en las grandes plataformas, pero sí se puede escuchar (y comprar) en vuestra Bandcamp. ¿Cuestión de actitud?

No está en Spotify porque soy lento y perezoso para esas cosas, no por actitud. Y quizá también porque nuestros seguidores son más de formato físico.

Bob Dylan reaparece con una letanía de 17 minutos y alcanza el número uno por primera vez. ¿Qué te sugiere?

Que es el mejor. Costello dice que llora escuchando esa letanía. Yo ya me llorado muchas veces el Rough and rowdy ways entero. No hay mejor disco para un largo confinamiento. A mi madre, cuando quiero animarla, siempre le digo: «Venga, vamos, que Dylan tiene 80 años y sigue de gira».

Aunque ahora se venden las canciones sueltas y todo eso, a vosotros parece que siempre os han gustado los álbumes. ¿Cómo piensas un disco?

Como una colección de canciones con cara A y cara B, como los viejos discos. ¿Te imaginas un Spotify de capítulos de novelas?

Ahora que se cumplen 40 años de la muerte de Lennon, ¿Somebody podría ser una suerte de homenaje a su figura? ¿Cuál es tu relación con Lennon? ¿Está Almería de por medio?

Llevo investigando una bonita historia sobre Lennon y su relación con España desde 1985. Ya he terminado la búsqueda, ahora solo queda escribir el resultado. Y claro que está Almería por medio. La historia parte de allí, de la época en que compuso Strawberry Fields. Es una historia preciosa que merece un libro a la altura. Por eso le tengo tanto respeto, y está claro que no me he precipitado, para desesperación de todos los amigos que hacen años que la esperan. Incluirá testimonios directos recopilados a lo largo de los años de gente como Paul McCartney, Yoko Ono, Richard Lester, Cynthia Lennon, Tom Petty, Neil Aspinall, Jeff Lynne y otros muchos. Antes que ese, quiero publicar un libro de entrevistas entrelazadas que ya tengo acabado.

¿A lo largo de estos tres discos ha habido más rosas o espinas?

Rosas, siempre rosas, que, como es sabido, todas llevan espinas.

¿Qué tenéis preparado para el concierto de El Batel?

Las restricciones pandémicas no dejan espacio para mucha reunión ni mucho ensayo. El nuevo disco primará en la selección, sin olvidar los demás. Es el repertorio con el que hemos podido girar este año a pesar de todo. No habíamos podido presentarlo ni en Cartagena ni en Murcia, así para el público local todo será una novedad.