Hace poco más de una semana, el nombre de Francisco José Andreo Gázquez (Puerto Lumbreras, 1989) saltaba a las páginas de Cultura de los diferentes medios regionales. Una composición suya, Celan pieces, había resultado ganadora del Premio Internacional de Composición del Festival de Música O/Modernt de Estocolmo (Suecia), un prestigioso certamen al que concurrían músicos de más de quince países. Y además de la cuantía económica que se le concedía a raíz de semejante reconocimiento -montante, por cierto, que ha decido donar íntegramente a Cruz Roja Región de Murcia-, el premio incluía el estreno mundial de su pieza a cargo del Birmingham Contemporary Music Group (Reino Unido); un concierto que tuvo lugar el domingo 22 y que el lumbrerense pudo disfrutar vía streaming. Formado en Lorca y Madrid y, actualmente, impartiendo docencia en el Conservatorio Superior de Música de Castilla - La Mancha, hablamos con él para conocer su experiencia.

En primer lugar, felicidades (un premio internacional como este no es ninguna tontería...). ¿Cómo se siente?

¡Muchas gracias! La sensación, tras la feliz sorpresa inicial, es de tranquilidad. Al fin y al cabo el trabajo de compositor, a estas alturas del proceso, ya está casi completo: tras horas de escritura, y muchas más de revisión, todas las ideas y propuestas han sido materializadas en la partitura. Ahora solo resta acompañar a los intérpretes, escuchar sus sugerencias y disfrutar de todo aquello que, como el propio Pierre Boulez reconocía en La escritura del gesto, es imposible especificar por escrito, por muy exhaustivo que uno quiera ser.

Todavía es joven y tiene mucha carrera por delante, pero..., hasta el momento, ¿es quizá el galardón más importante que ha recibido?

La importancia es relativa: a veces un premio más humilde, en una etapa más inicial de tu trayectoria, puede ser mucho más significativo si se convierte en ese primer empujón que permite que todo empiece a rodar. En mi caso, eso tuvo lugar en Oporto en 2017, donde el grupo residente de ese fantástico auditorio que es la Casa da Música, el Remix Ensemble, propició lo que sería mi primera experiencia con un grupo profesional. Sí tengo que decir que, debido a la calidad y experiencia del grupo, esta es la ocasión más satisfactoria que he tenido en lo referente al trabajo con los intérpretes: desde el primer ensayo (que, debido a las circunstancias, hemos realizado vía online), todas las cuestiones técnicas estaban ya prácticamente solventadas. No perdimos tiempo con correcciones o dudas sobre la complejidad de la lectura, la dificultad de ciertos pasajes o las grafías, y pudimos dedicarnos a lo verdaderamente interesante: el carácter que queríamos conseguir, el balance del conjunto y una visión coherente de la obra.

¿Y qué supone para su carrera? Porque, más allá del apartado personal/emocional, supongo que un galardón así te pone en el escaparate internacional (aunque ya haya hecho sus pinitos fuera de España)...

En el entorno global en el que nos desarrollamos, proyectarte hacia un contexto internacional es inevitable. Por una parte es mucho más fácil, gracias a las nuevas tecnologías, pero hay que tener en cuenta que ahora la competencia también es global. A este premio le han precedido muchos otros, sin tanta suerte, donde siempre hemos concurrido cientos de participantes de todo el globo.

Pero bueno, tengo sensaciones encontradas: por una parte, es motivante que tu trabajo sea reconocido fuera, por gente que no sabía nada de ti hasta ahora. Por otra parte, que esta sea la única opción posible para los actuales creadores murcianos del ámbito de la música de arte (mal llamada ‘clásica contemporánea’), me entristece. Contamos ya con varios nombres de compositores formados en nuestra Región que llevan algún tiempo haciendo cosas interesantes dentro de la música de nueva creación: el ciezano Francisco Ríos, o, esta misma semana, Alejandro Cano que, graduado de nuestro Conservatorio Superior, era finalista en el concurso de composición de la SGAE, habiendo sido alumno de otro joven compositor sanjaviereño, Javier Pérez Albaladejo. Todos tenemos algo en común: nuestra música no encuentra hueco en la programación cultural murciana. Bilbao tiene los ‘Encuentros de música contemporánea’, Barcelona el fesitival Mixtur y los ciclos ‘Out/Side’, A Coruña el Resis, Valencia el Ensems, Madrid las Series 20/21, etc. Murcia ha renunciado completamente a tener presencia en el mapa de la nueva música de arte.

Volviendo al premio, cuénteme cómo fue lo de presentarse al certamen O/Modernt.

La motivación no fue económica o de visibilidad internacional, si te soy sincero; deriva más bien de la calidad del conjunto que interpretaría la obra seleccionada, el Birmingham Contemporary Music Group. Como ya he mencionado, es único trabajar con unos intérpretes especialistas en música contemporánea, de gran calidad y profundamente motivados. Es una institución que vengo estudiando desde mi formación en gestión cultural: su manera de encarar el repertorio me parece muy provechosa. De ellos aprendí que el ciclo de conciertos tradicional cada vez tiene menos sentido, especialmente en la música de nueva creación. La divulgación, la multidisciplinariedad, el desarrollo de audiencias y el hacer partícipe al público del proceso creativo es esencial. Asimismo, desarrollan una gran labor pedagógica, colaborando con decenas de instituciones escolares.

Hábleme de la pieza con la que finalmente logró que ellos interpretaran su música: Celan pieces, que sirve además para conmemorar el nacimiento del poeta rumano Paul Celan.

La obra es hija de nuestro primer confinamiento, aquel de marzo a junio. Si bien ya estaba bosquejada, pude aprovechar para pisar el acelerador. Se estructura sobre tres versos de Celan. Para mí es el poeta que nos demuestra que (en referencia a Theodor Adorno), aún es posible la poesía tras Auschwitz. Eso sí, necesariamente, otro tipo de poesía, no necesariamente bella o acomodada. Es un pensamiento que me ayudó a comprender y admirar muchas de las propuestas del arte del siglo XX. Celan es, por cierto, un poeta al que llegué gracias a otro creador inmenso de nuestra literatura, José Ángel Valente. Un poeta que, sin ser músico, me ha enseñado más sobre mi oficio que muchas partituras.

Y, ¿qué tal fue su estreno en Birmingham? Estreno que, imagino, vio vía streaming.

La primera experiencia ha sido buena, pero por supuesto, la calidad de la escucha y, en general, el aura de atención que genera una interpretación en vivo, no termina de encontrarse en el streaming. Me ha hecho pensar sobre el sentido que tiene seguir acudiendo a conciertos en directo: no es tanto por la calidad de lo que vas a escuchar, que quizás tengas una mejor versión en cualquier plataforma on line, sino por el hecho social y por la predisposición especial a la concentración y escucha tranquila y atenta que tu cuerpo adquiere en la sala de concierto. Somos seres sociales, y debe haber algo especial en vibrar juntos a la misma frecuencia. Espero poder estar en Estocolmo en febrero [cuando se volverá a interpretar en directo Celan pieces]. La idea era realizar ese concierto también este noviembre -de hecho, ya me habían organizado todo el viaje y estancia-, pero a última hora y ante el empeoramiento de la situación sanitaria, se vieron obligados a posponer.

Por cierto, hay una cosa que me ha llamado la atención de la nota que nos llegó en la que nos informaban de su premio: decía que la dotación económica del premio será donada a Cruz Roja Murcia, ¿por qué?

Fue una decisión personal, motivada por todo el contexto social que rodeó a los meses de composición, y que aún venimos sufriendo. Precisamente mientras una parte de nuestra sociedad lo pasa cada vez peor, yo disponía de un espacio precioso para poder trabajar en lo que me motiva. No defiendo que todo acto de creación artística deba ser altruista: la composición es una actividad profesional, y merece ser recompensada, pero, por suerte, en mi caso dispongo de mi salario como docente y ante el premio económico, que realmente tampoco era tan significativo, preferí donarlo a quien pudiera necesitarlo, antes de acabar gastándolo en caprichos innecesarios. Elegí Cruz Roja Región de Murcia porque hacen una labor imprescindible y especialmente completa: no solo en cuestiones de necesidades básicas, también de formación, acompañamiento, etc.

Como dejaba caer, actualmente es profesor en el Conservatorio Superior de Música de Castilla - La Mancha, pero, además de la docencia, ¿tiene algún nuevo proyecto de carácter compositivo a la vista?

Esto va a sonar tópico, pero la docencia y la actividad creativa parecen nutrirse la una a la otra. La clave, en mi caso, está en no enseñar cada curso lo mismo (o al menos, no de la misma manera). Así, la curiosidad y el descubrimiento, que son la fase inicial de mi actividad creativa, ya se encuentran en el día a día. Incluso en esta entrevista (mencionaba antes a Adorno, que precisamente estudiábamos hace un par de semanas). Tengo la suerte de trabajar en un centro fantástico, aún joven, pero donde el ambiente es excepcional, y que me hace muy feliz. En conclusión, sí, no paro de desarrollar nuevos proyectos (otra cosa es acabarlos o encontrarles salida), y lo último ha sido una partitura de banda sinfónica que envié rumbo a Galicia.