La década de los cincuenta representa para el arte en España el momento de cambio más importante que experimenta a lo largo del XX. Tras los conflictos de la Guerra Civil y II Guerra Mundial, los artistas españoles continuaban sumidos en una catarsis lógica y anclados en una manera clásica y tradicional de entender el arte. Pero fue justo en aquel momento cuando un grupo de jóvenes rompen de manera definitiva con el pasado (y presente) dando una nueva dimensión a la pintura. Abstracción, informalismo..., aquellos chavales, representantes de la vanguardia más absoluta y con sede en Zaragoza, fueron conocidos como 'Grupo Pórtico'. Fermín Aguayo, Alberto Duce o Santiago Lagunas, entre otros, abrieron un camino que se extendió durante los años siguientes por toda la geografía estatal dando lugar a toda una generación de artistas (Clavé, Palazuelo, Amadeo Gabino, Eusebio Sempere, Chillida, Salvador Victoria, Antoni Tàpies, Rafael Canogar, Antonio Saura...) de la que Murcia, por supuesto, no fue ajena.

Antonio Ballester (París, 1952), Esteban Linares (Murcia, 1955) y el fotógrafo Ángel Fernández Saura (Murcia, 1953) son 'hijos' de aquella revolución; herederos del dinamismo y de la fuerza expresiva con la que el Grupo Pórtico rompió años algunos antes con el pasado. Y ahora, más de medio siglo después de que comenzaran su producción, el Ayuntamiento de la capital del Segura los reúne a los tres en la sala de exposiciones de La Glorieta. «La muestra -titulada 1952. 1953. 1955 por los años de nacimiento de sus protagonistas- nace de la determinación y capacidad creativa de dos pintores y un fotógrafo, tres artistas unidos por una misma generación», destacó ayer el alcalde José Ballesta, encargado de inaugurar el nuevo montaje de la sala. «Tres miradas diferentes -continuó el regidor-, tres perspectivas reflejadas en imágenes de gran dinamismo y pinturas de trazos expresivos».

Las obras de los tres artistas tienen como nexo de unión -además de la confesa influencia de l Grupo Pórtico- «la calidad, la seriedad, el respeto por las artes y sus continuos experimentos y búsquedas», según Emilio Morales, comisario de la muestra, que se podrá ver hasta el 31 de enero de lunes a sábado en horario de mañana y tarde (de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas) y, los domingos, solo antes de comer.

Los protagonistas

Antonio Ballester, único hijo del también artista Mariano Ballester y de Monique les Ventes, coleccionista de muñecas y juguetes, es pintor, dibujante, escultor, fotógrafo y diseñador gráfico. Su primera muestra individual se inauguró en 1975 en la galería Chys de Murcia y, desde entonces, ha forjado una larga trayectoria de exposiciones en distintas ciudades. Destaca especialmente por su proyecto One car show (1996-2004), que llevó a cabo en la Iglesia de Verónicas de Murcia.

De naturaleza multidisciplinar, Ballester ha tenido siempre una atracción a la imagen publicitaria, cartel y mensaje urbano por su sencillez y perpetua búsqueda de iconos prominentes. Además, el análisis social ha sido y es una constante en su obra, lo que hace que su trabajo esté marcado por la sociedad española de su tiempo, su experiencia en el ejército en Melilla y el régimen de Franco. En este sentido, todas sus obras tienden a un solo propósito: crear imágenes icónicas.

Por su parte, Ángel Fernández Saura viene trabajando el mundo de la imagen desde mediados de los años setenta, y sus diferentes acciones le sitúan como uno de los mejores fotógrafos de la Región de Murcia en los años ochenta. Ejerció como profesional abarcando diferentes campos, como el diseño gráfico, la fotografía de reportaje y las colaboraciones con algunos medios de la región; trabajos siempre compaginados con su labor artística. De hecho, fue en 1981, uno después de publicar en la revista Nikon-News, cuando realizó su primera exposición individual: también en la galería Chys de Murcia y bajo el título de Gente.

Tras ella, siguieron un gran número de muestras colectivas hasta que, en 1987, le concedieron la beca de Artes Plásticas de la Dirección General de Cultura de Murcia, que le fue otorgada para la realización de un proyecto durante un año, permitiéndole desarrollar una estancia en Nueva York. Parte de su labor se recogió en la obra N.Y. 651 9th Avenue, una de las más emblemáticas de su trayectoria.

Por último, el pintor Esteban Linares se define como «un soñador de imágenes». Tras su paso por la Escuela de Bellas Artes de Valencia, regresa a Murcia incorporándose, junto a artistas de su generación, a la actividad cultural de la ciudad. La antigua sala municipal de Santa Isabel recogió su primera exposición individual en 1979 y, más tarde, mostró sus creaciones en Chys, donde continúa exponiendo con regularidad. También participó en la primera convocatoria de la exhibición artística Contraparada, en 1980, y en tres ediciones de ARCO, además de en numerosas exposiciones colectivas con pintores murcianos en Madrid, Barcelona, Bilbao, Moscú, Londres, etc.

Durante años profesor de dibujo en el IES Floridablanca, de su obra, destaca la exposición La paleta del pintor, una muestra individual en la que homenajeó a Ramón Gaya en su museo, en 2010, en el centenario de su nacimiento.