Sergio Vellido (Sabadell, 1992) es un currante de la industria musical. Aunque trabaje sin grandes pretensiones (entiende la música como un vehículo con el que expresarse), desde hace unos cuantos años trabaja incansablemente en un repertorio musical que incluye nuevas canciones cada tres o cuatro meses. Primero lo hizo con Sangre de Mayo, su banda junto a José Díaz, y, desde hace un tiempo, en solitario, buceando entre los mares del pop y el rock en busca de los melodías que encajen con su particular forma de entender la música en la actualidad. Y es que, si bien el catalán −de familia murciana y afincado en la región desde hace una década− no es el primer (ni el último artista) que abandona el ‘largo’ para apostar por el single a single, la concepción de su carrera como un proyecto audiovisual es realmente novedosa. Con su último single, Game over, recién salido del horno, charlamos con él para conocerle un poco mejor.

Antes de entrar en faena: acláreme su vinculación con la Región. Porque usted es catalán de nacimiento, pero lleva años viviendo por aquí...

Desde muy pequeño he pasado todas las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano en la Región, puesto que tengo mucha familia viviendo aquí. Y cuando llegó el momento de estudiar una carrera, opté por venir y aquí me he quedado definitivamente.

Y aquí fue donde prácticamente inició su carrera.

Bueno, realmente la música me ha gustado desde que era muy pequeño, lo que pasa que durante muchos años estuve más enfocado en el deporte. Sin embargo, después de sufrir una lesión importante me di cuenta de que el fútbol y el atletismo iban a pasar a un segundo plano, así que me volqué en la música. Así que, aunque en realidad desde bien pequeñito −con 13 o 14 años− tengo la costumbre de escribir reflexiones sobre lo que me ocurre a mí o a mi entorno, no fue hasta los 17 o 18 años, cuando tuve esta lesión, que empecé a hacerlo de manera más seria. Y sí, esto coincidió con mi partida a Murcia para iniciar mis estudios en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Fue casualidad, pero me vino muy bien porque es una ciudad y un región ideal para iniciar una carrera musical, con un montón de medios y locales a poco kilómetros.

Tiene tema nuevo recién salido del horno, Game over, la tercera parte de tu Saga pirata. Háblame un poco de este pequeño proyecto que tienes entre manos y que comenzó con Pirata 69.

Es un conjunto de canciones cómicas que narran las aventuras de un joven que se encuentra perdido, pero que lucha por vencer sus vicios y sus malos hábitos; que intenta salir del desorden y encontrar cierta estabilidad. Y Game over es la tercera parte, efectivamente. En ella, el protagonista, tras ser desahuciado por todo el mundo en la canción Bodorrio [segunda parte de la saga] por enamorarse de su prima en su propia boda, entra en una profunda depresión. Eso le lleva a acabar cayendo en el consumo masivo de videojuegos como una forma de llenar su vacío existencial. Hasta que llega un punto en el que no sabe diferenciar qué es real y qué no lo es.

Estos tres temas evidencian un cambio importante a la hora de enfretarse a las letras; incluso Daiquiri [single publicado este verano] parece ir también en esa onda más... despreocupada.

Desde que empecé he tratado de escribir sobre temas serios; canciones reflexivas o incluso filosóficas. Y, claro, siempre procuro que la música sea acorde al mensaje que quiero transmitir, siendo más cañera o pausada según la intención. Normalmente, para las letras suelo atender a las emociones que me genera personas determinadas. Por ejemplo, en Besos de corazón está detrás mi hermano, o mis padres en el tema Ángeles de la guarda. También lo hago sobre las situaciones que vivo o sobre la observación de mi entorno. En general, estas eran mis tres formas de escribir habituales, pero recientemente he añadido otra que trata de hablar sobre temas muy profundos pero con toques de humor (para suavizar). Pero dejando claro el trasfondo social que hay detrás, ¿eh? En Pirata 69 hablo sobre la doble personalidad de algunas personas, de esa vida oculta que a veces se construye en Internet, pero desde una óptica cómica.

Por cierto, su apuesta por ir single a single parece decidida. ¿No tiene intención de sacar un largo?

Mira, hoy en día el nivel en la industria musical es muy alto, y para poder ser competente debes acompañar la creatividad con calidad, no solo compositiva, sino de grabación, ejecución y sonido. A esto se suma que estamos inmersos en una época de consumo masivo y exceso de información, por lo que enseguida el público se cansa de un disco o un artista... Además, como también ha cambiado la forma en la que la gente escucha música, creo que actualmente es muy difícil que una canción pueda prosperar si no va acompañada de un videoclip. Y, claro, si grabar una canción en condiciones puede costar entre 600 y 1.000 euros, a eso súmale unos 1.000 o 2.000 euros del vídeo. Imagínate multiplicar eso por diez... Para un artista que empieza, es totalmente inviable. Por eso yo he adoptado un sistema de lanzamiento de un single cada tres o cuatro meses que creo que es perfecto para ir abriéndome camino poco a poco pero sin parones.

¿Y cómo trabaja? ¿Se pone con un tema y no lo suelta hasta que tiene el videoclip montado?

Me centro en una idea y, cuando la termino, a por otra cosa; me va mucho mejor así, la verdad. Pero es curioso: lo primero que hago es desarrollar una idea que plasmo en un guion técnico y literario. Una vez lo tengo, es cuando empiezo a crear una canción que me transmita la energía y el carácter que en mi mente exige el videoclip, de modo que música e imágenes caminen de la mano. Entonces ruedo el videoclip y lo monto encima del boceto de la canción, y solo es una vez hecho esto cuando me pongo en serio a terminar (a empezar, más bien) la letra y a grabar profesionalmente la canción. Es una forma de trabajar muy inusual, lo sé, e incluso muchos entendidos me dicen que no es correcta, pero es la que mejor se adapta a mis necesidades. Me resulta más fácil modificar la letra que prescindir de planos visuales con gancho y potentes que puedan llamar la atención del espectador.

Pregunta obligatoria: ¿Cómo está la cosa para los que pelean por hacerse un hueco en el mundo de la música? Porque acostumbramos a escuchar las quejas de los grandes, de los que pueden vivir y seguir viviendo de ello, pero no solo ellos construyen la industria musical…

En mi opinión, y pido disculpas a quien pueda verse ofendido, pienso que la industria esta corrompida; esto es algo que entiendo así desde que tuve mi primera reunión con un sello discográfico siendo un adolescente. Hago música porque me gusta y me resulta muy gratificante, me refugio en mis canciones para expresarme y en ocasiones para creer que soy alguien, pero no espero nada ni tengo interés alguno por la industria musical hasta que no se empiecen a hacer las cosas bien de verdad, empezando por la absurda competitividad entre músicos, las condiciones precarias, el trato con salas y promotoras, sellos discográficos, piratería…, y un larguísimo etcétera. Creo que la pandemia ha sigo la gota que ha colmado el vaso de una industria que ya agonizaba mucho antes, como el Mar Menor con las inundaciones que acabaron con la mitad de su fauna marina.

Por finalizar con algo más positivo: ¿Cómo va la cuarta parte de la Saga pirata?

Pues estoy terminando de pulir la idea. Pero, al igual que en Game over, requerirá de bastantes recursos tanto materiales como personales; recursos que poquito a poco quiero empezar a preparar para, en cuanto sea posible, empezar a darle forma.