Hace poco más de un año, Ana Gil Quiles (Murcia, 1973) daba un salto hacia el mercado editorial. Dedicada a la gerencia de empresas, lleva años cercana al mundo de las letras como colaboradora de LA OPINIÓN, aunque hasta la publicación de Toca mi ventana (2019) nunca había hecho aparición entre los círculos literarios. La necesidad de llamar la atención sobre la violencia de género a edades tempranas -específicamente durante la adolescencia- le impulsó a sentarse ante el teclado y probar sus dotes de escritora; y lo cierto es que no le fue nada mal. De hecho, la editorial muciana Pluma Verde llamó a su puerta con la idea de hacer una segunda edición de aquel debut y, por qué no, un segundo título. Y, lo dicho: en tiempo récord, aquí está En mi terreno (2020), una novela en la que, además de los temas tratados en su primer trabajo, habla de desigualdad en el campo de los deportes, y más concretamente, de fútbol femenino. Lo presenta mañana en el Palacio del Almudí (19.30 horas), y ya que las restricciones de aforo no han permitido un acto abierto al público, este periódico ha querido hablar con ella para conocer un poquito mejor este lanzamiento.

Hace muy poquito que vio la luz su primera novela, Toca mi ventana , y ya tenemos aquí un segundo título, En mi terreno . Ha cogido con ganas su faceta literaria...

Si te soy sincera, cuando escribí Toca mi ventana no tenía intención de hacer una segunda novela. Yo quería transmitir un mensaje de forma clara, el de que no se puede mirar hacia otro lado ante la violencia de género, concretamente entre la gente joven, y que a cualquiera nos puede suceder una situación como la de Carlota, mi protagonista. Mi intención fue siempre llegar al lector con esa idea y continuar con mi vida, pero debido al éxito de la novela, una editorial murciana y valiente, Pluma Verde, se puso en contacto conmigo y me propuso lanzar la segunda edición de Toca mi ventana y un segundo libro, y así nació En mi terreno.

En cualquier caso, imagino que esto no es cosa de levantarse una mañana y decir: «Voy a ponerme a escribir». ¿De dónde viene su reciente labor literaria? ¿En qué momento decide rascar tiempo de donde no lo hay (porque usted tiene su vida, su familia, su trabajo...) y lanzarse con Toca mi ventana , el primero?

Cuando haces las cosas con tanta ilusión y cariño como las hago yo, al final consigues robarle tiempo al sueño y a tus seres queridos para poder compaginarlo todo. Pero merece la pena porque, al final, ves el resultado, lo compartes con ellos y se alegran por ti. De hecho, Toca mi ventana ha superado ya los 1.000 ejemplares vendidos en un año...

Aquel, si no estoy mal informado, era una ficción pero basada en una triste realidad: la violencia de género y, específicamente, entre adolescentes, como decía. Era un tema que le preocupaba, según nos dice, y por eso puso el foco en él. ¿Qué nos trae ahora con En mi terreno ?

Es una novela que conserva los personajes de Toca mi ventana -de hecho, ambos libros forman parte de una saga que he llamado Generación Z-, aunque añadiendo otros nuevos. Lo que ocurre es que ha pasado algo de tiempo y en esta ocasión ya cursan Segundo de Bachiller, pero el tema de las relaciones tóxicas entre adolescentes sigue presente en las páginas de En mi terreno; es un tema del que creo que, lamentablemente, hay que hablar... Pero, además, en esta nueva historia hablo también del fútbol, un deporte en el que todavía existen grandes diferencias a todos los niveles entre hombres y mujeres. En concreto, hablo de Las Olimpias, un equipo femenino juvenil con una carismática capitana. No quiero destripar nada, pero ciertas jugadoras se ven envueltas en un suceso al que tienen que plantar cara... Por otra parte, las protagonistas de Toca mi ventana abren un chat en el que chicas que han pasado por experiencias similares a las suyas entran para contar su historia, y allí descubrirán que una de las usuarias se está metiendo en terreno peligroso, lo que les llevará a intentar localizarla para ayudarla. Además, en esta segunda entrega de la saga Generación Z también incluyo personajes adultos con sus propias tramas. Me he dado cuenta que este tipo de literatura no solamente afecta a los adolescentes; muchas personas mayores han mostrado interés, quizá porque pertenecen a una generación en la que no había tantos medios a su alcance para luchar contra esta lacra y ven en las protagonistas de mis libros las heroínas que ellas echaron de menos en su juventud.

Entonces, ¿son libros dependientes el uno del otro?

No del todo. Se puede leer el primero sin necesidad de tener que continuar con el segundo y viceversa; son historias y tramas totalmente diferentes.

Supongo que escribir el primero fue toda una odisea (porque esto no va solo de rellenar páginas, sino que hay que manejar mucha información, estructurarla, hay tiempos editoriales, correcciones...), pero con este habrá ido todo mucho más rodado, ¿no? De todo se aprende...

Bueno... En mi terreno es un libro que me llevado mucho más trabajo escribir; hay intriga, más tramas, más personajes cuyas historias se entrelazan..., yo te diría que es más 'novela' que el anterior. Toco temas muy diversos, por lo que he tenido que documentarme muchísimo, hablando con jugadoras de fútbol, médicos, psicólogos, abogados, profesores... y, sobre todo, mucha gente joven. También es más largo, y además, tienes que tener en cuenta que los personajes de Toca mi ventana han crecido y tampoco son exactamente los mismos... Pero estoy contenta. Las poquitas personas que lo han leído (mi editor y mi familia) coinciden en que es una novela mucho más madura, tanto por el contenido como por mi evolución como escritora.

Entiendo, por la escasa diferencia de tiempo que hay entre uno y otro, que casi que nada más terminar Toca mi ventana se puso con En mi terreno . Ahora que su segundo libro ve la luz..., ¿se ha vuelto a sentar delante del ordenador para escribir o prefiere dejar reposar las ideas? Lo digo porque me da la sensación de que este no va a ser el último libro de Ana Gil...

Pues debo decirte que, aunque este segundo es más largo que el primero, me faltan páginas. Mi cabeza es una olla exprés con un montón de ideas, personajes, situaciones, conversaciones... Todo está ahí, y de vez en cuando me cruzo con alguien por la calle que me inspira un personaje nuevo o me sucede o escucho una anécdota que me gustaría incluir en algún libro, pero llega un momento en el que tienes que cortar. No obstante, en algún momento tendré que darle salida de alguna manera a todo eso que no he podido incluir en En mi terreno..., así que sí, ya estoy pensando en el tercero, y si mi editorial me sigue apoyando y la saga funciona, ya tengo una idea bastante clara de por dónde va a ir la historia.

De momento, parece que, por lo menos, cuenta con el apoyo de un buen puñado de lectores. ¿Cuál cree que es la clave?

Tanto en el primero como en este segundo, la estructura es un poco la misma: capítulos muy cortos y con mucha acción para que al lector le cueste dejar de leer. Creo que son libros muy fáciles de leer, e incluso que pueden ser títulos ideales para trabajar en institutos. De hecho, hemos elaborado y distribuido una guía didáctica de cada uno de los libros en la que señalamos fragmentos que pueden leerse en clase y en los que se destaca el vocabulario, muy bien adaptado a la gente joven; ten en cuenta que convivo con dos grandes académicos de este lenguaje: mi dos hijos.

¿Y algún profesor ha aprovechado ya estas recomendaciones?

Sí. Mi libro es lectura obligatoria en varios institutos de la Región de Murcia y en otras ciudades de España (el año pasado llegaron a Cuenca). Y me hace mucho ilusión, la verdad. Además, como quiero que el mensaje cale entre los jóvenes, me desplazo también a los centros para charlar con los estudiantes, algo que ahora estamos viendo la posibilidad de hacer también de forma on line debido a la situación actual.

¿Puede tener el covid-19 presencia en futuras historias de la saga Generación Z ?

Me gusta reflejar la realidad, así que... Piensa que esta situación tiene serias consecuencias para muchos jóvenes, que han visto alterada su rutina. Como todos, sí, pero ellos se ven privados de lo mejor de sus vidas, de descubrir el mundo en el que viven. Su realidad ha cambiado por completo, y si algo pretende esta saga es darle voz a esa Generación Z que tanto tiene qué hacer y qué decir.