Tras un periodo de más de siete meses debatiéndose «entre la pandemia y la inactividad impuesta por el maldito virus covid», Two Art Gallery, en Murcia, abandonó el pasado jueves la cuarentena propuesta «por los que mandan en medio mundo y una buena parte del otro» con Rigor mortis, una impactante muestra colectiva que llega de la mano del proyecto 'Rut-Art', impulsado por el Instituto de Industrias Culturales y de las Artes (ICA) y ocho galerías de la Región.

En esta ocasión, el espacio de Eva Hernández ha hecho una cuidada selección de artistas españoles -así como «algún que otro internacional»- que, ya sea habitual o puntualmente, han presentado su visión sobre «el último de los viajes». De este modo, Two Art ofrece a los aficionados un riguroso desfile de muertos y enterrados (y algún desenterrado) en el que impera un tono de flagrante ironía. «Algunos de los artistas especializados en el género participa con sus obras en un maquiavélico espectáculo de seres decapitados, enfermos terminales, algún que otro zombi, niños despedazados, la superviviente de una autopsia con más de tres metros de larga..., cortejados por algún espectro amigo de Marcos López, fotógrafo de las américas más descarnadas», señalan.

Aunque quizá la pieza más llamativa es la crucifixión de Adolf Hitler, que ocupa un lugar de privilegio en la galería «para ofender a espectadores sensibles con las causas perdidas». Se trata de una pieza realizada en el taller de Laureano Gisca, que tiene en esta revisión del 'Führer' «uno de sus más logrados trabajos».

Sin embargo, se mira a dónde se mire hay motivos para la 'sorpresa'. Enrique Marty, «que ya nos tiene más que acostumbrados a sobresaltos pedófilos y de otras naturalezas», presenta a unos niños destrozados, siguiendo su particular fijación por «la muerte de los más inocentes», mientras que John Ander acerca al espectador «a un mundo espectral a medio camino entre la vida y la muerte» -una de las más recientes adquisiciones de Two Art procedente de la colección del Banco de España- y Felipe Alonso colabora con un escultura.

Un grupo de figuras a pequeña escala de unos demenciales zombies extraídos de los mejores años del cineasta italiano Darío Argento permiten al kitbasher Spetnaz asomarse al mundo de la gran creación plástica, de la mano de maestros del género como el mejicano Gino Rubert, el norteamericano Joseph Seigenthaler, que en Rigor mortis está presente con una gran cabeza realizada en 3D. Por su parte, la belga Harma Heikens también se recrea en la muerte de la infancia con otra instalación.

La galería de cadáveres ilustres del italiano Luca del Baldo alterna en un espacio entre sacro y sacrílego a asesinos, dictadores y papas, con las cabezas decapitadas de unos apóstoles apócrifos «flotando en un inframundo», mientras que la última novedad e Two Art es un joven artista yeclano, discípulo aventajado de Antonio López García, que se muestra con una recreación del último trance de una anciana moribunda. En definitiva, una exposición «de aquellas a las que les ponían dos rombos», un homenaje a la muerte «en uno de sus mejores momentos».