Hace apenas unas semanas que el Yacimiento de Siyasa, en Cieza, abría sus puertas para recibir la visita de quienes sientan curiosidad por pisar y conocer las calles de la antigua medina. Para ellos, se han habilitado pasarelas por las que desplazarse a través de los restos de esta ciudad perdida (y ahora reencontrada) en el tiempo e, incluso, se han colocado ciertos elementos de atrezo con los que hacer la experiencia todavía más inmersiva. Sin embargo, a Siyasa le falta gente, le faltan voces, y es ahí donde entra Antonio Balsalobre, profesor, escritor y columnista de LA OPINIÓN. El ciezano es autor de Maryam de Siyasa (Alfaqueque Ediciones, 2020), un libro con el que, apoyado en los escasos escritos que se conservan de la época y, sobre todo, en su prodigiosa imaginación, siembra de vida aquellas ruinas.

La novela está ambientada en la Siyasa del siglo XIII, entre los años de mayor esplendor de la medina andalusí y su abandono en 1266. ¿Por qué ha elegido esta época?

Por la importancia que tiene en la historia de nuestra Región. No olvidemos que en aquel turbulento siglo XIII, tras quinientos años de dominación árabe, el Reino de Murcia deja de ser definitivamente una taifa musulmana para pasar a integrarse en el Reino de Castilla. Dicho de otra manera, deja de ser musulmán para convertirse en cristiano. La novela es, por lo tanto, y sobre todo, la historia de una mujer, Maryam; pero también la de una ciudad, Siyasa, y la de un reino, el de Murcia, cuyos destinos se entrecruzan. En ese entramado histórico de pactos, guerras y exilio se desenvuelven los personajes de la novela, que tienen que tomar en muchos casos decisiones dramáticas.

La trama se centra en una mujer cuya vida se ve fuertemente condicionada por estos acontecimientos. Hábleme de Maryam.

No descubro nada si digo que la vida de la mujer en el siglo XIII, como en tantos otros, no era nada fácil. En general, era una vida de sumisión al marido. Y eso valía tanto para la sociedad musulmana como para la cristiana. Pero eso no impidió que hubiera mujeres rebeldes, cultas y transgresoras. Maryam es una de ellas. No puede elegir la época en que le toca vivir, pero conculcando en algunos casos ciertas convenciones sociales, intenta elegirse en ella. Se reivindica como persona libre e independiente, pero también debe adaptarse a la realidad, a la ineludible realidad. Tanto en su concepción del amor, como en su trabajo, en su vida privada, en su compromiso social. Y en ese entramado político de partidarios de la anexión a Castilla, de partidarios de la soberanía musulmana y de defensores de los pactos entre cristianos y musulmanes, tiene Maryam que definirse y tomar partido.

Supongo que el proceso de documentación no ha sido fácil; no es una época de la que se conserven demasiados escritos...

Siyasa me ha fascinado desde que era muy joven, y siempre quise escribir una novela sobre ella. Recuerdo muy bien cuando en los años ochenta del siglo pasado, tras haber estado sepultada casi setecientos años, un grupo de arqueólogos, historiadores y voluntarios se propuso desenterrarla en parte y devolverla a la luz. Fue un trabajo magnífico. Un trabajo al que yo anecdóticamente contribuí compartiendo con ellos algún día suelto de excavación, y que de algún modo queda reflejado en las primeras páginas de la novela, como homenaje a esos pioneros, entre los que se encuentran Joaquín Salmerón -sin duda, una de las personas que más ha luchado por Siyasa-, Julio Navarro y tantos otros. Pero, por otra parte, también es una novela histórica que procura ser fiel a los acontecimientos históricos, y que gracias a la ficción procura rellenar lagunas existentes. Lo que ocurrió realmente en Siyasa probablemente nunca lo sabremos. Al ser tan escasas las fuentes escritas que nos hablen de la ciudad y de sus gentes, ha habido que cubrir esas lagunas buceando en la valiosa historiografía de lo que fue el Reino de Murcia y recurriendo a la ficción. Respetando eso sí siempre el principio de verosimilitud.

¿Conviven por lo tanto personales reales con otros ficticios?

Me gusta repetir que mi propósito no ha sido otro que poblar Siyasa de gente y de voces. Poblar esta ciudad de personajes, de vida, de amor, de pasión. Poblar este paisaje de hombres y mujeres. De personajes reales y también de personajes ficticios (aunque para mí, estos últimos, los ficticios, hayan terminado siendo tan reales como los primeros). De este modo, Alfonso X, Jaime I, el Adelantado de Murcia, Ben Hud, Al Watiq..., todos ellos personajes históricos, conviven, guerrean o se cruzan con los que proceden de la imaginación: Maryam, Asím, Sebastián?

Se mete en la piel de una mujer para contar esta historia que, además, habla de feminismo, de exclusión... Vamos, que se ha metido en un jardín peligroso del que, sin embargo, ha salido airoso.

Meterse en la piel de una mujer no ha sido fácil, pero me ha resultado apasionante. Ha sido de algún modo 'vivir' otra vida. Y a juzgar por las opiniones de lectoras de distintas edades, no parece que haya salido mal parado... Es una experiencia recomendable, aunque solo sea en la ficción literaria.

Pero en este 'jardín', que es el mundo, en el fondo los problemas son siempre los mismos. También los anhelos y los desengaños de la vida. Como no podía ser de otro modo, las pasiones están omnipresentes en esta novela. No conozco época en que los humanos no nos hayamos debatido entre el amor y el desamor, la colaboración y el enfrentamiento, la alianza entre culturas y el choque de civilizaciones. En eso, poco hemos cambiado. También son eternos temas como la multiculturalidad, la lucha de las mujeres, la guerra, la traición, la rebeldía o el exilio.

¿Se ha dejado asesorar para escribir este personaje (Maryam)? ¿Ha tenido algún ejemplo a seguir o guía (personajes similares)?

El asesoramiento y la inspiración provienen de la vida misma. De mi madre, una mujer, como todas las madres, fuerte y valiente. De mis abuelas, que vivieron la guerra civil y sus cruentas y dramáticas consecuencias. De mis tías, que siempre han sido para mí como unas segundas madres? También han debido de dejar en mí su huella, me imagino, aunque de forma más o menos inconsciente, algunas de las grandes heroínas de la literatura y de la vida real: Penélope, Madame Bovary, Clara Campoamor?

Por cierto, el final de las obras en el yacimiento de Siyasa le ha dejado un panorama perfecto para promocionar su novela, porque supongo que es también una buena forma de conocer aunque sea un poquito la historia de la medina.

Que la inauguración de las obras de protección y puesta en valor del Yacimiento de Siyasa haya coincidido con la publicación del libro no ha sido más que una feliz coincidencia. Creo que la novela puede ayudar a entender mejor todo ese impresionante legado que nos ha llegado y estamos recuperando, a enmarcarlo mejor históricamente. Así me lo han confirmado algunos lectores que han visitado el yacimiento después de leerla. «Lo hemos visto con otros ojos», me han dicho. Yo os animo a todos a que vengáis a visitarlo. No os defraudará. No hay ciudad abandonada -me gusta decir- que no renazca cuando alguien vuelve a pisar sus calles. Quien visite el yacimiento lo comprobará. Por mi parte, nada desearía más que, entre quienes se animen a leer esta historia, Siyasa también vuelva a recobrar vida en su imaginación.