Joe Begos es el típico friki greñudo y barbudo que va siempre ataviado con camisetas de clásicos del terror de los ochenta y noventa. Además, tiene un pasado tormentoso empapado en alcohol y maría y se conoce los tugurios de Los Ángeles cómo la palma de su mano.

El cineasta norteamericano siempre se ha movido en el terreno del cine de terror y su filmografía está diseñada como una hilera de cintas del género ciertamente pintorescas, tales como Casi humanos (2013), Poder mental (2015) y VFW (2019). Pues bien, antes de esta última dirigió Bliss (2019), una fábula cercana a la psicodelia que se proyecta hoy en el Sombra Festival y además supuoso su película más personal.

Bliss nos cuenta la historia de Dezzy (Dora Madison), una pintora en decadencia que tras una noche de alcohol, sexo y drogas salvajes se levanta al día siguiente con una inusitada inspiración. Al parecer tomó una droga particularmente fuerte que la estimula la inspiración y que además le invita a beber sangre humana. Ahí lo dejo.

Bliss es, de lejos, la propuestas más extrema de Begon, y también la más extraña. Desde luego no es na cinta de terror al uso, pero sí que es una propuesta muy interesante. Es cierto que quizá le falte algo de sutileza, pero es que Begos nunca la buscó.

Rodada bajo paupérrimas condiciones económicas y en pleno desengaño amoroso -a su director, claro-, Bliss es una especie de exorcismo personal que el realizador necesitaba soltar sin importar a quien salpicara.

Bliss es una película de imágenes poderosas, pero también de momentos complicados. Aún así, éstos son lo mejor de una propuesta que no dejará indiferente a nadie y que, por si fuera poco, seguramente se quede grabada en la mente de algún que otro espectador para ilustrar sus pesadillas. Bienvenidos, espectadores del Sombra Festival, a la cabeza de Joe Begos.