Nikolina (2020) se rodó en las tascas. De hecho, seguramente cualquiera de mi generación tendrá mil anécdotas en el local en el que las cineastas Eva Libertad y Nuria Muñoz, arropadas por la productora murciana Nexus, dieron rienda suelta a su creatividad. Pues el filme, que se estrena hoy en la Filmoteca Regional dentro del ciclo 'Directoras de Terror' del Sombra Festival, es una comedia fantástica que se desarrolla prácticamente al completo en un único escenario y que se centra en una joven que, ayudando a un muerto, termina resolviendo su propia existencia.

¿Cómo os enfrentasteis a una película como Nikolina ? ¿Qué queríais contar?

Nuria Muñoz: Nikolina ha tenido un proceso bastante diferente al resto de proyectos que hemos desarrollado juntas. Arrancó en una fase anterior de Nexus, cuando Eva Libertad aún no estaba en la productora y ligado a una subvención adjudicada en 2010 que cobramos años después por la crisis. Así que tuvimos que ponerla en marcha en 2016 con muy poco tiempo de margen.

Eva Libertad: Cuando nos embarcamos en Nikolina, Nuria y yo llevábamos trabajando juntas sólo unos meses y, aunque ya habíamos dirigido juntas un programa de ficción para la tele y sabíamos que nos complementábamos muy bien, esta película fue una experiencia de la que aprendimos muchísimo: sobre cómo queremos trabajar, qué camino creativo y profesional nos interesa, etc.

No sois dos realizadoras particularmente vinculadas al cine fantástico, ¿por qué os decidisteis a hacer un filme de este género?

N. M.: La ayuda que Nexus había recibido en 2010 era para un proyecto fantástico, y cuando pudimos retomar el tema esa condición tuvo que mantenerse. De todas formas, a las dos nos gusta mucho el género. Hicimos de Nikolina un cuento con fantasmas protagonizado por un personaje femenino que tiene que confrontar sus miedos y resolver sus cuentas pendientes con el pasado.

E. L.: En cierto modo, ya en este primer largo apuntábamos hacia la línea que seguimos actualmente, en el que nos apetece contar historias protagonizadas por mujeres que se enfrentan y superan dificultades. Sólo que ahora nuestras historias están muy apegadas a la realidad, vinculadas a nuestras vidas o a realidades sociales que nos movilizan.

¿Tenía claro desde el principio que quería hacer una cinta fantástica?

E. L.: Sí. Lo que pasa es que hemos cuidado en los tráilers, e incluso en el cortometraje, la información que íbamos desvelando, de modo que el espectador no tuviera muy claro a qué tipo de película se iba a enfrentar.

¿ Nikolina la firmáis a cuatro manos, cómo os organizáis a la hora de dirigir?

N. M.: Cuando comenzamos a trabajar juntas nos dimos cuenta de que nuestra combinación estaba llena de posibilidades. En lo creativo compartíamos inquietudes, temáticas y una mirada similar hacia el mundo y el género cinematográfico. Y, a nivel práctico, nuestras trayectorias nos permitían abordar los proyectos desde la complementariedad, poniendo cada una su formación, talento y fortalezas al servicio de cada proyecto.

E. L.: Nuria lleva más de 15 años en la producción, realización y dirección audiovisual, y yo vengo del ámbito escénico y la dirección de actores, así que, aunque las decisiones importantes sobre los proyectos las tomamos juntas, Nuria se ocupa de la producción y realización y yo del guion y la dirección de actores. En realidad, funcionamos como un ser creativo bicéfalo.

¿Y el sórdido tópico del dinero? ¿Cómo lo hicisteis para conseguir la financiación?

N. M.: La ayuda que teníamos era muy pequeña, pero teníamos claro que queríamos contar con un equipo técnico y artístico de profesionales y obviamente todo el mundo iba a cobrar, así que invertimos todo el presupuesto en el rodaje, y éramos 50 personas en el equipo. Luego la televisión autonómica nos compró los derechos de emisión, lo que nos ayudó a sacar adelante la postproducción.

E. L.: Para abaratar costes buscamos una historia que sucediese en una sola localización y comprimimos el rodaje en once días. Grabábamos una media de 12-14 páginas por jornada, cuando lo normal suelen ser tres. A pesar de que fue un rodaje muy intenso, las actrices y actores hicieron un trabajo maravilloso y el equipo técnico afrontó el proyecto con entusiasmo a pesar de las largas jornadas.

¿Fue muy difícil sacar adelante un rodaje en pleno centro de Murcia, en una ciudad en la que no hay tejido empresarial cinematográfico?

N. M.: Es cierto que actualmente aún no contamos con un tejido industrial cinematográfico, pero precisamente ahora estamos en un momento muy interesante y lleno de posibilidades. Por un lado, han nacido nuevas asociaciones audiovisuales como Cinemur, que agrupa empresas y profesionales interesados e interesadas en hacer cine, y AMMA, la Asociación de Mujeres de los Medios Audiovisuales, que se suman a las ya existentes. Además, todas se están agrupando para hacer fuerza común en el diálogo con la Administración.

E. L.: Todo este movimiento está siendo un impulso para que se desarrollen nuevas iniciativas como la Film Comission, algo que Murcia lleva necesitando mucho tiempo y que podría desarrollar un sector cinematográfico fuerte en una Región con tantas horas de luz y tanta variedad paisajística, o convocatorias como las ayudas al desarrollo (del ICA), que nunca habían existido en esta comunidad.

De momento, lleváis una carrera imparable (habéis ganado varios premios). ¿En qué proyecto andáis enfrascadas ahora?

N. M.: Tenemos un corto en distribución, Leo y Alex en pleno siglo 21, que está teniendo mucho reconocimiento en festivales por todo el mundo: ya llevamos 36 selecciones y dos premios, y vamos a presentarlo a los Goya. Además, estamos en producción de otro corto titulado Sorda, sobre sordera y maternidad, y ya tenemos la financiación para otro, Mentiste, Amanda, sobre el abuso infantil. ¡Ah!, y estamos con la preproducción de nuestro siguiente largometraje.

E. L.: Como mujeres cineastas, queremos contar historias que reflejen vidas de mujeres, experiencias invisibilizadas en la sociedad e infrarrepresentadas en el cine. Aunque cada vez hay más directoras, en España sólo el 20% de las películas son dirigidas por mujeres, y tienen exactamente 1.273.979 euros menos de presupuesto de media que los hombres.